Sales, Fray Luis (1745-1807).
Dominico y misionero español, nacido en la ciudad de Valencia el 13 de abril de 1745 y fallecido en Navajas (Castellón) en 1807.
Sus padres, José Sales y Catalina Martínez, eligieron para el niño los nombres de “Pascual Jusep Manuel Vicent Joan”, que más tarde nuestro dominico cambiaría por el de Luis -en recuerdo de San Luis Beltrán– al entrar en la orden dominica. El padre, José Sales Sabater, era hijo de Pedro Sales y Josefa Sinforosa Sen Juan, y había nacido en la ciudad de Catí (Castellón), en la comarca del Alto Maestrazgo. Su madre, Catalina Martínez, era hija de Miguel Juan Martínez y Ana Martín, y también era originaria del norte del reino, concretamente de Montán (Castellón). Ambos contrajeron matrimonio el 8 de marzo de 1734 en la iglesia de San Esteban de Valencia, fijando su residencia en los aledaños de la misma. Si bien las noticias sobre la familia Sales-Martínez son escasas, sabemos que al menos contaba con un segundo hijo, llamado Tomás. Los dos hermanos fueron confirmados en 1746 en la citada iglesia.
Poco sabemos sobre la infancia de nuestro Pascual José (o Jusep Pascual, como aparece en el acta de confirmación), que ingresó en la orden dominica el 23 de octubre de 1761. Un año antes (1760), se matriculó en la universidad de Valencia. Se examinó y aprobó en latín con el doctor Domingo Castells, de la facultad de Artes, materia que también superó al año siguiente. Después, su nombre desaparece de la universidad. Lo más probable es que el joven Sales -ya dentro de la Orden de Santo Domingo y rebautizado Luis- siguiese las enseñanzas establecidas en el Studium Generale que se impartía en el convento de Santo Domingo (Valencia) a todos los novicios. Los aspirantes a dominico debían cumplir un “año de probación”, profesión solemne, formación en el noviciado y ordenamiento sacerdotal tras cuatro años, al menos, de profesión. Los novicios seguían un riguroso plan de estudios, que incluía diversos periodos de oración, lectura y reflexión. Es difícil establecer con exactitud la instrucción y doctrinas recibidas por nuestro joven Sales, que cursó estudios de filosofía y teología. Sin duda conocía bien la obra de Santo Tomás de Aquino, cuya doctrina fue impulsada por el maestro de la orden Tomás de Boxadors, quien llegó a Valencia en 1763 en visita canónica.
La vida de fray Luis Sales dio un giró en octubre de 1770. Animado por una convocatoria de misioneros para la Baja California, organizada por el procurador de la provincia de México fray Pedro de Iriarte, se alistó voluntariamente, dejando su convento y dirigiéndose a la ciudad de Cádiz. Allí se reunió con el resto de misioneros dominicos, que se hicieron a la mar desde Puerto Real -en las proximidades de Cádiz- el 20 de junio de 1771 en el navío Nuestra Señora de Begoña. El grupo llegó a Veracruz sin novedad el 19 de agosto de 1771 tras un agitado viaje que duró sesenta y un días. En el momento de partir de España, fray Luis Sales contaba con 25 años, nueve de ellos de profesión religiosa. El tiempo transcurrido en un convento de la solera del de Santo Domingo de Valencia nos hace presumir una idoneidad para cumplir con sus tareas religiosas en el Nuevo Mundo, pero no tenemos certeza de si ya era sacerdote. La descripción de un funcionario de la Casa de Contratación (Sevilla) nos lo retrata como cerrado de barba, pequeño de estatura, de cara alargada, con unas pequeñas marcas de viruela y una cicatriz en la frente.
Desembarcados en el puerto de Veracruz, el grupo misionero se trasladó a la ciudad de México. Allí tardaron diez meses en recibir la orden de traslado a San Blas (Nayarit), en las costas del Pacífico mexicano, puerto elegido para viajar por barco a la península de Baja California. El primero de junio de 1772, los dominicos dejaron la capital novohispana, pero alcanzar su destino fue una odisea. Dividido en dos grupos, el primero alcanzó la Baja California el 14 de octubre de dicho año, y el segundo sufrió un naufragio en las costas de Mazatlán, muriendo el vicario general de las misiones, Iriarte, y otros dos padres. El resto del grupo, entre los que se encontraba fray Luis Sales, pudo alcanzar la costa con dificultades y encontró refugio en el poblado de San Sebastián (Sinaloa). Tras varias adversidades, los padres llegaron finalmente a Loreto el 12 de mayo de 1773 en los barcos Concepción y Lauretana, a excepción de fray Luis Sales, que lo haría el 21 de septiembre siguiente tras recuperarse de una convalecencia.
La Orden de Santo Domingo había llegado a un acuerdo con los franciscanos para evangelizar de forma conjunta la enorme California, cuyos límites habían sido ampliados considerablemente con la fundación de las misiones de San Diego (1769) y San Carlos de Monterrey (1770) por fray Junípero Serra. Los franciscanos se ocuparían de los nuevos territorios (Alta California), mientras los dominicos quedaban encargados de administrar las antiguas misiones de la península y de evangelizar una porción de terreno que quedaba sin misiones entre ambas órdenes, en el territorio actual del estado mexicano de Baja California. Fray Luis Sales tendría un gran protagonismo en las fundaciones de esta región, conocida como La Frontera.
Los trabajos de Sales en las misiones se iniciaron en las ya fundadas por los jesuitas y franciscanos. Según las actas provinciales, en 1773 fue asignado a la misión de San Fernando Rey (Baja California) y después a la de Santiago de los Coras, esta última en el sur de la península. Desde finales de 1773 a 1778 estuvo evangelizando en la misión de Nuestra Señora de Guadalupe. A continuación se trasladó a San Francisco de Borja, en donde permaneció entre 1778 y 1781, si bien ya empezó a frecuentar las nuevas misiones fundadas por la orden de Santo Domingo en La Frontera. Su nombre aparece en el libro de Bautismo de la misión del Rosario entre 1778 y 1779, lo que demuestra que estuvo en ella de forma discontinua. Pero, sin duda, su trabajo más importante lo realizó en la misión de San Vicente Ferrer, en donde permaneció entre 1781 y 1787. Esta última, que había sido fundada el 27 de agosto de 1780 por los padres Miguel Hidalgo y Joaquín Valero, se convirtió en el centro de expansión de la frontera dominica al establecerse en ella un destacamento de soldados. Aunque la llegada de Sales coincidió con una grave epidemia de viruelas, el número de bautizados fue enorme. Además, el dominico valenciano extendió los cultivos, construyó una presa, levantó varios edificios y los protegió con murallas y torreones como respuesta a la constante amenaza de los indios comarcanos: kumiai, cucapa, kiliwa, y paipai.
Pero estos trabajos han sido eclipsados por su condición de fundador de una misión: San Miguel Arcángel. Fue oficialmente levantada el 28 de marzo de 1787 y, en palabras del propio dominico, permitió “la unión de la California Antigua con la Nueva”. Efectivamente, la misión se fundó en un paraje intermedio entre San Vicente y San Diego, primera de las misiones franciscanas de la Alta California, en unos terrenos varias veces recorridos por las expediciones españolas, pero muy inseguro por la belicosidad de los indios kumiai y el desbordamiento de los arroyos. Antes de iniciar la fundación, realizó tres exploraciones para inspeccionar la zona, lo que le permitió conocer La Frontera como ningún otro misionero; esto explica que la Corona le consultase sobre el mejor el sitio para levantar otra misión, que fue dedicada a Santo Tomás de Aquino y se levantó el 14 de abril de 1791, cuando ya Sales se encontraba lejos de Baja California. Su primer misionero residente y fundador fue fray José Loriente.
La etapa misionera de Sales terminó el 5 de octubre de 1789 cuando abandonó Loreto, misión y capital de la Baja California. La salida fue una auténtica pesadilla. La normativa vigente permitía el regreso de los misioneros -cuyos costes de viaje y de mantenimiento corrían por cuenta de la Corona- al cumplir diez años de trabajo evangélico, previo informe favorable de las autoridades civiles y eclesiásticas. Pero la petición de Sales -al parecer reiterada desde 1783- no fue atendida por parte de los superiores dominicos, que alegaban la falta de operarios para sustituirle. Finalmente, y con la ayuda del virrey Revillagigedo, Sales abandonó el virreinato de la Nueva España y llegó al puerto de Cádiz. No sabemos qué ruta siguió nuestro dominico desde la citada ciudad andaluza hasta Valencia, pero estaba en su ciudad natal en octubre de 1790, terminando así su aventura misionera.
De vuelta a su patria, fray Luis Sales vivió casi dieciocho años ocupando diversos cargos y realizando numerosas actividades pastorales, si bien sobresaldría en la ciudad como predicador y confesor. En 1795 el Consejo de Indias lo nombró “presentado en su religión”, aunque no consideró que sus méritos fueran suficientes para ser “maestro”. En 1802 fue nombrado misionero para el Reino de Valencia y maestro de novicios del convento de Predicadores de su ciudad natal; en un anuncio de predicación en el Diario de Valencia del 23 de octubre de 1805, fray Luis aparece como maestro, posiblemente en Sagrada Teología. Un año después fue elegido prior del convento de Segorbe. Por problemas de salud, regresó a Valencia a mediados de noviembre de 1806, frecuentando diversas tertulias de la aristocracia local. Murió en la pequeña población de Navajas el 10 de septiembre de 1807, en el camino de Jérica a Segorbe (Castellón), a donde se había trasladado por la fama de sus aguas termales.
Fray Luis Sales escribió varias obras, si bien sólo editó unas Noticias de la provincia de Californias, que se publicaron en Valencia entre 1794 y 1795 en tres pequeños volúmenes puestos a la venta con algunos meses de diferencia. En esta obra narra la empresa evangelizadora que llevó a tres órdenes religiosas -jesuitas, franciscanos y dominicos- a evangelizar las tierras de la península de California. La importancia del libro radica en que fue el único que se dedicó durante la etapa colonial a los trabajos de la orden de Santo Domingo y, además, por haberse publicado sin los permisos necesarios, siendo recogido por la Inquisición.
Bibliografía
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SALES, fray Luis. Noticias de la provincia de California, 1794. (Edición y notas de Salvador Bernabéu Albert). Ensenada, Fundación Barca-Seminario de Historia de Baja California-Museo de Historia de Ensenada, 2002.
Salvador Bernabéu Albert