Sade, Marqués de (1740-1814).
Novelista y filósofo francés, de nombre Alphonse François Donatien, nacido y muerto en París. Perteneció a una noble familia y fue educado por los jesuitas, pero desde 1763 se vio envuelto en una serie de escándalos que lo llevaron a pasar en la cárcel treinta años de su vida. En la prisión escribió la mayor parte de sus obras, entre las que cabe recordar: Diálogo entre un sacerdote y un moribundo (1782), Los 120 días de Sodoma (1785), Justine, o las desventuras de la virtud (1788), Aline y Valcour (1795), La nueva Justine seguida de la historia de Juliette, su hermana (1797), La filosofía en el tocador (1795) y Los crímenes de amor (1800).
Los libros que más directamente tratan temas filosóficos son: Diálogo entre un sacerdote y un moribundo y La filosofía en el tocador. En el primero, Sade expone por boca de un moribundo el resumen de todos los argumentos del más crudo ateísmo y materialismo e incluso arremete contra el deísmo racionalista que define como el nuevo instrumento ideológico elaborado para beneficio de la burguesía. En el diálogo se va delineando la filosofía de la naturaleza, núcleo del pensamiento sadiano. Ella tiene la misma necesidad de vicio que de virtud. En la otra obra, La filosofía en el tocador, Sade muestra preferencia por el vicio y la destrucción, tema que subyace en la base de todas sus novelas. El vicio es superior a la virtud porque se funda en el placer físico. Si la naturaleza, con los tormentos que inflige a las criaturas, muestra su propia preferencia por la destrucción y legitima la tendencia al mal presente en el hombre, la noción misma de mal se muestra problemática en un sistema como el de Sade que no admite la libertad en el hombre.Sade ha sido considerado de muy diversas maneras por la crítica: como escritor obsceno, compilador del primer catálogo «científico» de las perversiones sexuales, rebelde, revolucionario, negador de la naturaleza, como también su exaltador. Pero Sade tiene interés específico dentro de la cultura filosófica como punto de arribo y verificación de las contradicciones del materialismo ateo del siglo XVIII. De los conflictos suscitados por el inextirpable egoísmo humano, Sade concluye la inutilidad del intento de los philosophes por conciliar naturaleza y razón, felicidad y virtud. El determinismo hace imposible la construcción de una nueva ética.