Rusiñol i Prats, Santiago (1861-1931).


Pintor y escritor modernista español, nacido en Barcelona el 25 de febrero de 1861 y muerto en Aranjuez (Madrid) el 13 de junio de 1931, cuyo prestigio internacional en la primera década del siglo XX se debió principalmente a sus pinturas de jardines y paisajes de España.

Era miembro de una familia burguesa industrial catalana, así que al quedar huérfano tempranamente, su abuelo paterno de encargó de su educación, destinada a hacer de él un buen comerciante que llevara el negocio familiar. En efecto, Rusiñol trabajó en “el vapor” (nombre familiar que se daba a las industrias de tejidos en Cataluña) de su abuelo hasta los veinticinco años. Impulsado por su vocación de pintor, rompió con la cotidianidad mercantil llevada hasta ese momento y en 1866 entró como aprendiz en el taller del acuarelista Tomás Moragas. El costumbrismo realista de éste marcaría las primeras obras de Rusiñol. Su contacto con otros pintores que, como Ramón Martí Alsina, realizaban paisajes del natural o temas de la vida doméstica, matizaron no obstante aquella primera influencia de Moragas. El puerto de Barcelona fue la primera pintura de importancia en estos años, dominados por paisajes rurales y urbanos.

En 1887 y junto a sus amigos Ramón Casas y Enric Clarasó se trasladó a París, donde frecuentó los estudios de importantes artistas de la época, así como los ambientes bohemios de la capital del Sena. El simbolismo y el impresionismo le estimularon en adelante en su quehacer pictórico. La influencia del pintor americano Whistler se hizo visible en los retratos “interiores” o paisajes que Rusiñol pintó a partir de 1890.

Con respecto a sus obras anteriores, en esta etapa se observó en Rusiñol una gama de colores más claros, así como una mayor agilidad en el dibujo. Sin abandonar el realismo, fue sin embargo su estilo de una expresión más estilizada, ganando también en viveza expresiva. Muestra de estas características son El estudio de Erik Satie, pintado en 1891, o Patio de Montmartre, del año anterior.

París fue, a partir de aquellos años, lugar predilecto de Rusiñol, que no dejó de visitarlo a pesar de que se instaló en Sitges (Barcelona) en 18982. El cielo de la capital francesa se mezcló con la luz del Mediterráneo en obras como Patio azul (1893) o La niña de la clavelina (1892-94). Además de los cuadros, los carteles ocuparon a Rusiñol en estos años, como el que anunciaba el estreno teatral de Interior de Maeterlink. Pintó también ilustraciones para libros como Fulls de la vida, del que también era autor. En la Exposición de Barcelona de 1896, presentó dos plafones titulados La Poesía y La Pintura. De ese mismo año data también el retrato del pintor mallorquín Plassa. El modernismo de Rusiñol se mostró pleno en estas fechas. Se convirtió en el impulsor y activo animador del movimiento en Cataluña. En Sitges organizó las “fiestas modernistas”. Pintó Novela romántica, Lección de piano y La Medalla en 1893-94 y La señora Mantas y La Morfina entre 1894 y 1895, obras que están consideradas las mejores de esta época, en las que se unen estrechamente simbolismo y modernismo.

Cau Ferrat, la casa solariega de los Rusiñol en Sitges, que Santiago heredó, fue convertida por el pintor en museo. Reunió en ella el fruto de su labor de coleccionista a lo largo de toda su vida. Hierros y vidrios catalanes o antigüedades ebusitas conviven en Cau Ferrat con pinturas del propio Rusiñol en el que fue, además, taller compartido con otros artistas. Allí e influido por el Prerrafaelismo inglés pintó entre 1894 y 1895 una serie de frescos alegóricos. Muestra de su activismo artístico fue la erección de una estatua que, bajo su iniciativa, el pueblo de Sitges levantó en recuerdo de El Greco, pintor del que poseía dos obras.

En 1908 y 1912 obtuvo las medallas de oro en las respectivas exposiciones nacionales, con sus obras Jardín de Aranjuez y Fauno viejo. En los escritos de Rusiñol sobre estética, afirmó que los jardines captaban el sentido de una época y el carácter de las gentes que la vivieron. Sea como fuere, la maestría que alcanzó en sus cuadros de jardines (fue conocido como “el pintor de los jardines de España”) le valió reconocimiento y prestigio dentro y fuera del país. Los jardines de Granada, Sevilla, Mallorca o Gerona, fueron fijados por la paleta de Rusiñol en lienzos muy próximos al impresionismo: sutil gradación de colores y luz del momento, para obras que fueron expuestas con gran éxito en Europa y América. Jardín señorial y Casas de pescadores, pintados en Mallorca; Otoñal y Jardín de la isla, de Aranjuez; o El laberinto, de Horta y Claustro de Georges Sand en Valldemosa, son algunos ejemplos de su brillante dedicación a los parques de España. En Francia le fue impuesta la distinción de caballero de la Legión de Honor.

Por lo que se refiere a la escritura, Rusiñol colaboró asiduamente en L’Avenç y L’esquella de la Torratxa. Para La Vanguardia escribió una crónica por entregas del viaje que, junto con Casas y Clarasó, le llevó a recorrer la alta Cataluña en 1889. Una cierta reputación de personaje burlón que caracterizó a Rusiñol a partir de sus escritos, se fraguó de colaborador periodístico. Artículos de tono cómico, publicados en La Vanguardia, como “Las fuentes no medicinales de Montjuïch”, motivaron la consideración, probablemente exagerada, que de hombre entregado a la chanza, tuvo el pintor. Entre sus libros se incluyeron dramas, “gatadas” (piezas cómicas), novelas y textos sobre teoría del arte. De ellos, Anant pel non de 1886, Oracións, del año siguiente, y Fulls de la vida, aparecido en 1989, son una buena muestra. La obra teatral L’Alegria que passa, publicada ese mismo año, cosechó un gran éxito en su representación posterior, así como el drama lírico en un acto La nit de l’amor, estrenado en 1905; también estrenó en Barcelona la obra La Lepra. Su creación de su personaje el Señor Esteve como prototipo del burgués autóctono alcanzó feliz cristalización popular tras la publicación de sus novelas. Escritas originalmente en catalán, sus numerosísimas piezas teatrales fueron pronto traducidas al castellano y representadas con desigual éxito tanto en España y como en América.

Bibliografía

  • PLA, Josep. Santiago Rusiñol y su época. (Barcelona, 1989).

  • FRANCÉS, J. Rusiñol y su obra. (Barcelona, 1945).

  • RUSIÑOL DE PLANAS, María. Santiago Rusiñol visto por su hija. (Barcelona, 1963).