Ruiz Regalo, Manuel, oManili(1952-VVVV).


Matador de toros español, nacido en Cantillana (Sevilla) el 25 de febrero de 1952. En el planeta de los toros es conocido por el sobrenombre de «Manili», al que se le añadió el apelativo encomiástico de «El Tigre de Cantillana» a raíz de ciertos triunfos conseguidos gracias a un valor y una entrega poco comunes.

Aficionado pronto a los toros, tras foguearse en tientas y capeas de su comarca meridional, se presentó en Madrid el día 16 de junio de 1973, en la pequeña plaza carabanchelera de Vista Alegre, para tomar parte en uno de esos «festejos de la oportunidad» que se habían hecho célebres en la década anterior. Prosiguió dicha campaña de 1973 participando en seis novilladas asistidas por el concurso de los varilargueros, y en 1974 hizo treinta y dos paseíllos en novilladas picadas, en las que cosechó varios triunfos destacados, sobre todo en las plazas de la Baja Andalucía. Poco a poco, su nombre fue sonando con fuerza en los círculos taurinos, lo que le llevó a dar por concluida la campaña de 1975 después de haber toreado cuarenta y seis novilladas, entre ellas la verificada el día 10 de mayo en la plaza Monumental de Las Ventas, que le valió para hacer su presentación ante la primera afición del mundo. Se jugaron aquella tarde seis utreros marcados con la señal de Flores Albarrán, en un cartel completado por lo jóvenes novilleros José Ibáñez y Sebastián Cortés. «Manili» anduvo afortunado en la lidia de su primer enemigo, de nombre Pintacielos, al que cortó una oreja.

Así las cosas, emprendió la campaña de 1976 dispuesto a dar el paso más importante en la carrera de un torero: su toma de alternativa. Para ello, el día 24 de abril de 1976, en plena Feria de Abril, se presentó en el albero de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, apadrinado por el coletudo sevillano Francisco Romero López («Curro Romero»), quien, bajo la atenta mirada del espada jiennense Sebastián Palomo Martínez («Palomo Linares»), que comparecía en calidad de testigo, le cedió los trastos con los que había de dar lidia y muerte a estoque a un astado perteneciente a la ganadería de Martín Berrocal. No estuvo bien «Manili» en la lidia del toro de su doctorado, pero sí con el que cerró plaza, al que cortó una oreja.

Apenas una semana después (concretamente, el día 1 de mayo), volvió a hacer el paseíllo en las arenas sevillanas, esta vez en compañía del susodicho «Curro Romero» y de Manuel Cortés de los Santos («Manolo Cortés»), para enfrentarse con un encierro procedente de las dehesas de don Fermín Bohórquez, remendado con una res de doña Carmen Ordóñez. Aquella tarde, Manuel Ruiz Regalo («Manili») toreó espléndidamente, y se llevó un apéndice auricular de cada uno de sus dos enemigos.

A pesar de estos éxitos, dejó que transcurrieran un par de temporadas antes de confirmar su doctorado en la primera plaza del mundo. Finalmente, el día 18 de mayo de 1978 hizo el paseíllo a través de la arena de Las Ventas, apadrinado en esta ocasión por el diestro gaditano José Luis Feria Fernández («Galloso»), quien le facultó para lidiar y estoquear a Tazón, un burel negro marcado con el hierro de don Samuel Flores. A guisa de testigo, estuvo presente en dicha ceremonia de confirmación el malogrado espada abulense Avelino Julio Robles Hernández («Julio Robles»), quien comprobó también cómo el espada de Cantillana daba dos vueltas al ruedo, al negarse la Presidencia a concederle la oreja que el público había solicitado en premio a su primera faena.

Posteriormente, «Manili» cayó en un bache que le sumió en los puestos menos destacados del escalafón superior. Pero el día 24 de abril de 1983, en la plaza de toros de Sevilla, cortó una oreja de cada uno de sus dos enemigos, pertenecientes a la legendaria divisa de Miura, en un cartel completado por el espada catalán Joaquín Bernadó y Bartoméu y por el matador gaditano Francisco Ruiz Miguel. Dio inició así a una triunfal racha de recuperación, jalonada por éxitos como el conseguido un año después (concretamente, el día 7 de mayo de 1984) en el mismo coliseo hispalense, donde, en presencia del mencionado Manuel Cortés de los Santosy de José Luis Vargas Álvarez («Pepe Luis Vargas»), recetó una fenomenal faena a su segundo enemigo, un burel marcado con la divisa de doña María Luisa Domínguez.

Cuatro años después se convirtió en el triunfador de la Feria de San Isidro de Madrid, lo que le reportó gran número de ofertas durante aquella temporada de 1988. Esta imparable racha se vio frenada el día 7 de agosto en la plaza de toros de Almería, donde fue herido de gravedad por un toro perteneciente a la ganadería de Albayda. No obstante, toreó cuarenta y tres corridas en 1989 y treinta y dos en 1990. A partir de la campaña de 1991 su trayectoria volvió a entrar en una prolongada fase de decadencia, lo que le llevó a abandonar los ruedos a mediados de la década de los noventa.