Rodrigo, Conde de Castilla (s. IX).


Magnate castellano que ostentó el título de conde de Castilla entre los años 850 y 873. Su origen no ha sido totalmente establecido, pues se duda acerca de si era un personaje de la familia real asturiana o un pariente castellano de Paterna, segunda mujer del rey Ramiro I. En cualquier caso, Ordoño I le otorgó el título de conde de Castilla para que se encargase de organizar la defensa de la frontera oriental, constantemente acosada por las expediciones musulmanas que cada verano saqueaban la región. Con su nombramiento para la dignidad condal, Ordoño pretendía además crear la figura de un intermediario entre los castellanos y la corte de Oviedo, ya que los hombres de los territorios fronterizos se sentían desvinculados de su rey por la distancia que les separaba. A pesar de ser el representante del poder real, se le ordenó respetar las peculiaridades del derecho y las costumbres de Castilla.

La primera vez que Rodrigo apareció en la documentación medieval fue con motivo de la fundación de San Martín de Ferrán, en el año 852. Además de la defensa y de la administración de justicia en Castilla, Rodrigo recibió el encargo de dirigir la repoblación de las zonas que habían quedado deshabitadas tras la irrupción de los musulmanes en la Península Ibérica. En este sentido, su trabajo comenzó el año 860 con la restauración y repoblación de Amaya Patricia, la antigua capital de los cántabros durante la época romana. Su tarea repobladora continuó en la zona de Tobalina. Sin embargo, la constante amenaza que suponían las campañas musulmanas de cada verano le obligaron a dedicar sus mayores esfuerzos a la defensa del territorio. Rodrigo comenzó la tarea de crear una línea de castillos situados en las lomas que separan las cuencas del Ebro y del Arlanzón. Desde el oeste, la línea defensiva partía de Amaya y continuaba por Urbel del Castillo, Moradillo, Rucios, Lences, Poza de la Sal y Peones, para finalizar en Cerezo, extremo oriental del condado. Estas medidas militares se completaban con otra sucesión de fortalezas que iban de norte a sur, desde el valle de Tobalina a la sierra de la Demanda, es decir, desde Lantarón hasta Villafranca de Montes de Oca, pasando por los castillos de Revenga, Término (la actual Santa Gadea del Cid), Pancorvo, Cerasio (Cerezo del Río Tirón), Castil de Carrias, Ibrillos, Alba y Grañón. Aunque él no pudo ver terminada su obra, su hijo, Diego Rodríguez Porcelos, continuó los trabajos de fortificación. La enorme libertad de acción con que Ordoño le permitía actuar favoreció la adquisición de nuevos territorios, de manera que en apenas quince años, del 850 al 865, Rodrigo había duplicado el territorio original de Castilla.

En cuanto a su faceta puramente militar, Rodrigo encabezó numerosas expediciones contra los musulmanes que irrumpían en sus territorios en busca de botín. Los cronistas musulmanes recogieron una de sus campañas contra Abderrahman, el hijo del emir de Córdoba, que en el 863 entró en Castilla por la zona de Miranda. La estrategia de Rodrigo consistió en tratar de cortarle la retirada en el desfiladero de Pancorvo, pero Abderrahman recibió refuerzos de su lugarteniente Abdalmalik ibn Abbas y causó un grave descalabro a los castellanos. La misma contienda se repitió en el año 866. Por otro lado, Rodrigo también participó activamente en la política leonesa. Cuando murió Ordoño I en el año 866, su hijo Alfonso, futuro Alfonso III, solicitó la ayuda del conde castellano para enfrentarse a un pretendiente al trono, llamado Froila. El prestigio y la fuerza de Rodrigo se manifestaron con su entrada en Oviedo, la capital del reino, acompañando al nuevo rey. El conde permaneció en la ciudad asturiana durante unos meses, posiblemente apoyando a Alfonso III en el comienzo de su reinado. Durante seis años más estuvo Rodrigo al frente del condado castellano, durante los cuales combinó su autonomía con una fidelidad ejemplar hacia su rey. La Crónica Najerense fecha su fallecimiento el 4 de octubre de 873. Su hijo Diego Rodríguez Porcelos recibió entonces la dignidad condal y continuó la labor emprendida por su padre.

Bibliografía.

  • PÉREZ DE URBEL, J.: El condado de Castilla. Los trescientos años en que se hizo Castilla, Madrid, 1969.

  • SUÁREZ FERNÁNDEZ, L.: Historia de España en la Edad Media, Madrid, 1978.

  • SÁNCHEZ ALBORNOZ, C.: Orígenes de la nación española. El reino Astur, Instituto de Estudios Asturianos, 1964.

  • MITRE FERNÁNDEZ, E.: La España Medieval. Sociedades. Estados. Culturas, Madrid, 1979.

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