Ribeaux, Ariel (1969-2005)
Narrador cubano, nacido en La Habana en 1969 y fallecido en la misma ciudad en 2005. Considerado como una de las grandes revelaciones de la joven narrativa cubana de los últimos años del siglo XX, cultivó con singular acierto el difícil género de la literatura destinada a los jóvenes lectores, hasta convertirse en el mejor exponente de la literatura infantil y juvenil de su generación. Su carrera quedó truncada violentamente el 10 de diciembre de 2004 cuando fue tiroteado por varios desconocidos en la capital de Guatemala. No logró recuperarse de las heridas del atentado y murió el 15 de mayo siguiente en su Cuba natal.
Licenciado en Historia del Arte por la Universidad de La Habana en 1992 y miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), sus textos narrativos y trabajos de crítica artística y literaria fueron publicados en revistas cubanas y extranjeras, y también en antologías de narrativa y literatura infantil.
Ariel Ribeaux, que empezó a escribir de forma espontánea después de haber conocido muy pocas muestras de ese género al que se habría de consagrar (con excepción de los grandes clásicos universales y algunas pocas obras de los escritores contemporáneos que se han propuesto su renovación), fue un mal lector de libros infantiles, en cuyo conocimiento no profundizó realmente hasta después de haberse especializado en su escritura. Tal vez esta falta de contacto inicial con el género fue lo que le permitió crear una producción narrativa fresca y original, ajena a los tópicos más manidos y caracterizada por un doble propósito que alcanza en todas sus piezas: escribir una obra instructiva y audaz que, al tiempo que aborda sin prejuicios los principales problemas e inquietudes del hombre contemporáneo, expresa también sin tapujos la realidad cotidiana de la infancia. Debido a este planteamiento, Ariel Ribeaux quedó encuadrado dentro de la nueva generación de narradores cubanos que, carentes de ataduras y prejuicios, hacían gala de una valiente independencia estética e ideológica para reflexionar, desde posturas claramente ancladas en la ética, sobre la realidad del momento.
Su irrupción en el panorama de las Letras cubanas tuvo lugar a mediados de los años noventa, por medio de la recopilación de narraciones breves titulada En busca de un tiempo perdido (1996). Galardonado en el momento de su aparición con el prestigioso premio «David» -que viene a reconocer la mejor obra publicada por un autor novel-, este libro de cuentos de Ariel Ribeaux presenta tres relatos concebidos para ser leídos como un todo, en la medida en que configuran un deslumbrante y agridulce fresco de la infancia, el paso a la adolescencia, el descubrimiento del mundo de los adultos y la subsiguiente pérdida de la inocencia. Los protagonistas de los tres relatos de En busca de un tiempo perdido son tres niños de un mismo barrio que se enfrentan, desde su propio mundo, a una serie de problemas que, en su conjunto, configuran la crisis esencial de la vida cotidiana en el universo de los seres adultos: el primero es un niño que, después de pasar mucho tiempo persiguiendo a un insecto que en Cuba se llama «esperanza», descubre a la postre que ese nombre se aplica también a otra realidad; el segundo de los pequeños protagonistas se enfrenta con un problema que reproduce en sentido inverso su confusión por el paso desde la infancia hasta la madurez, ya que debe ocuparse de criar a unos padres que, en su propia inadaptación al mundo de los adultos, han decidido regresar a la infancia; por su parte, el niño que protagoniza el tercer relato vive acomplejado por la vergüenza que le causa ser el hijo de un payaso de circo; sin embargo, su situación se complica cuando, una vez desaparecido su padre en el transcurso de un número de magia, su madre se casa en segundas nupcias con un domador, lo que acarrea la inmediata pérdida de la libertad de que gozaba el protagonista cuando era hijo del payaso.
La novela presentada bajo el título de El oro de la edad (1998), también fue distinguida con un prestigioso galardón de las Letras cubanas, el «Premio Nacional de la Unión de Escritores». Concebida desde sus orígenes como un homenaje literario al escritor y patriota cubano José Martí -autor a su vez de un libro para niños (La Edad de Oro) al que la obra de Ribeaux hace alusión ya desde su mismo título-, presenta, desde el punto de vista de dos niñas, las reflexiones de estas jóvenes protagonistas acerca del mundo que les rodea. Aquí, el ejercicio de audacia que Ribeaux se propone en todos sus textos alcanza cotas rara vez frecuentadas por otros autores de literatura infantil y juvenil, entre las que sobresale su osadía al establecer un complicado juego de referencias literarias al citado libro de José Martí, sin que por ello merme el interés de su propia narración ni se convierta ésta en un difícil ejercicio intelectual de imposible seguimiento para sus jóvenes lectores. Además, Ariel Ribeaux tensa el hilo hasta el extremo de introducir, entre las reflexiones de las niñas que protagonizan su narración, ciertas reflexiones filosóficas y psicológicas raramente presentes en las obras etiquetadas como «infantiles» (pero, en el caso que nos ocupa, perfectamente asimiladas a la capacidad de comprensión de los niños). Por lo demás, toda la trama de la novela se sustenta en un problema de relaciones humanas de alcance universal: la posibilidad de que puedan o no llegar a entenderse y a compartir amistad dos niñas que, aunque pasan las vacaciones en la misma playa, son tan distintas entre sí como la blanca Nené (rica, racista, vanidosa, malintencionada y provista de todo tipo de bienes, menos de la atención y el afecto de sus mayores) y la negra Leonor (mucho más sensible, voluntariosa y preocupada por los problemas de quienes la rodean, pero dotada de un carácter demasiado fuerte que, en no pocas ocasiones, la convierte en autoritaria, agresiva e intolerante).
En 1998, Ribeaux se instaló en Guatemala donde desarrolló una prolífica y reconocida actividad intelectual, junto a su compañera sentimental, la directora teatral Mercedes Blanco. Fue editor del Centro de Investigaciones Regionales de Mesoamérica (CIRMA), editor y subdirector de la revista Magna Terra y colaborador habitual del diario El Periódico. En el país centroamericano publicó el libro de cuentos Apocalipsis Now (2000), integrado en la colección «Los libros del Aleph» y, a su muerte, dejó inédita la novela Nomeolvides.