Redondo Urbieta, Nicolás (1927-VVVV).
Dirigente sindical español, secretario general de la Unión General de Trabajadores (UGT) entre 1976 y 1994, nacido en Baracaldo (Vizcaya), el 16 de junio de 1927 en el seno de una familia vasca de clase obrera.
Su padre era trabajador de Altos Hornos, miembro del Partido Socialista y militante de la UGT en Vizcaya; fue juzgado y condenado a muerte, pero se le conmutó la pena por la de 30 años de cárcel, de los cuales cumplió 6 en el penal del Puerto de Santa María (Cádiz). Murió en 1969. Su madre, falleció a los pocos meses de nacer Nicolás.
En 1932 Redondo comenzó a asistir a la escuela pública de Arteagabeitia, dirigida por el socialista Esteban Muñoz. A los 10 años, en 1937, fue evacuado junto con otros niños vascos en el buque «La Habana» y llevado a Burdeos (Francia), donde le recogió una familia minera de Herault de origen español, con la que convivió hasta 1940. Durante este tiempo asistió a la escuela pública en Francia.
Reclamado por su familia al término de la Guerra Civil española, en 1940 regresó a España. Ya en Baracaldo cursó estudios elementales en una escuela privada, hasta el año 1942, momento en el que acudió a la Naval de Sestao en calidad de aprendiz de oficial ajustador. En 1948, realizó el primer curso de Náutica en la Escuela Oficial Náutica de Baracaldo, carrera que abandonó para dedicarse de lleno a las labores sindicalistas en UGT.
En 1945 ya formaba parte, simultáneamente, de las Juventudes Socialistas y de la Unión General de Trabajadores. Mientras trabajó en la Naval, intervino en varias huelgas, la primera de ellas, la del 1 de mayo de 1946 (que sólo afectó al gremio de remachadores). Desde 1952 a 1957 se dedicó a actividades clandestinas de organización y difusión de propaganda ugetista.
Tras trabajar como obrero especialista en la Naval de Sestao hasta 1969 y después de una excedencia de seis meses, en junio del ese mismo año se incorporó a la empresa como empleado en la oficina técnica de organización. Por entonces, había sido detenido y encarcelado en diversas ocasiones: 1960, 1962, 1967, 1968, 1970 y 1971. La última detención fue en 1973: de los dos años y medio de condena dictada por el Tribunal Supremo, cumplió cinco meses en prisión, de los cuales, 40 días estuvo en celdas de castigo; el resto de la sentencia lo pasó en libertad condicional.
En 1975 se benefició del indulto a presos políticos, aunque en 1976 el Tribunal Supremo hizo una petición fiscal de ocho años por asociación ilícita. Mientras tanto, pasaba a ocupar puestos relevantes tanto en el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) como en UGT. Finalmente, en 1976, en el XXX Congreso de la UGT en Madrid, fue elegido secretario general, y en el XXVII Congreso del PSOE, vocal de la Comisión Ejecutiva. Después, en los sucesivos Congresos ugetistas siempre resultó reelegido secretario general de la central sindical. Sin embargo, vio como progresivamente se deterioraba su relación con el Partido Socialista hasta que, en diciembre de 1977, dimitió de la Ejecutiva del PSOE a raíz de la fusión de una parte de USO en UGT.
En las elecciones generales de 1977, 1979, 1982 y 1986 fue elegido diputado por el PSOE por Vizcaya; en 1979, miembro de la Comisión de Trabajo del Congreso y en 1986, vocal de la Comisión de Política Social y Empleo. Pero en octubre de 1987, Redondo formalizó la renuncia a su escaño en el Congreso de los Diputados.
El líder sindicalista justificó su actuación explicando que respondía a una decisión meditada y a la que había dado muchas vueltas porque «no podemos defender como sindicato un criterio y otro distinto el grupo parlamentario». Ya en 1986 había demostrado claramente su postura contraria a la entrada de España en la OTAN; pero la gota que rebasó el vaso fue el enfrentamiento entre las reivindicaciones para la clase obrera solicitadas por UGT y la política económica defendida por el Gobierno y representada por el Ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga. Nicolás Redondo optó por mantener una línea sindicalista dura sin hacer concesiones al Gobierno y sin dejarse coaccionar por la disciplina del Partido Socialista. Así lo manifestó claramente en la carta enviada a Felipe González, con fecha 20 de octubre de 1987, en la que explicaba los motivos por los que abandonaba el Hemiciclo, al finalizar: «Tuyo y de la causa obrera».
Para UGT, el responsable de Economía adoptaba una posición «demasiado identificada con la de la patronal (CEOE)». Redondo reconocía que UGT había llevado una política de concertación desde 1979 hasta 1987 como una estrategia más a seguir. Pero ahora que la economía española estaba saneada, exigía fórmulas de concertación mucho más ricas y reiteraba sus críticas a la política económica seguida por el Gobierno socialista señalando que «cuando una política mantiene tres millones de parados es que algo está fracasando en el Gobierno».
El 24 de enero de 1988 se clausuraba el XXXI Congreso del PSOE. El presidente del Gobierno, Felipe González, invitó a Nicolás Redondo al diálogo y al regreso, pero la respuesta fue contundente: «No estaba y no estoy de acuerdo con la política del Gobierno hacia los trabajadores. La misma razón que me hizo dimitir de la ejecutiva me ha hecho dimitir como diputado». Y mantenía que «las discrepancias son producto de concepciones distintas».
En el mes de julio del 88, Redondo recordaba la postura de moderación de UGT entre 1980 y 1986; y añadía que «ante la mejora actual de la coyuntura económica, ya es hora de que los trabajadores, que han hecho el gran sacrificio, empiecen a recuperar su poder adquisitivo. No se puede pretender que esperemos a que la tarta sea mayor para empezar a repartir. Hay que repartirla a medida que crece».
En agosto, Redondo consideraba que la postura del Gobierno en las negociaciones sobre la cobertura por desempleo, reforma del INEM y retribuciones de los empleados públicos hacía cada día más patente «el divorcio entre un Gobierno socialista y un movimiento obrero, que debía ser considerado su aliado natural». A pesar de que en abril el presidente del Gobierno había enviado una carta al secretario general de UGT manifestando su disposición al reiniciar el diálogo social y a entablar negociaciones sobre los temas propuestos por el sindicato socialista; en el mes de septiembre, Nicolás Redondo temía que la concertación fracasase de nuevo y seguía apostando por el diálogo en varias mesas frente a la concertación global propugnada desde el Gobierno, al tiempo, reiteraba que si lo planteado por UGT no prosperaba, se seguiría intentando «el año que viene y el siguiente».
Redondo describía así las propuestas económicas de UGT: «tiene que haber un giro, mayor inversión y más atención hacia los sectores sociales desfavorecidos, dando un tratamiento social al desempleo…..Sin un cambio radical, se puede flexibilizar, y no dar tanta importancia, que la tiene, a la inflación. A la inflación y a los excedentes empresariales se ha sacrificado todo».
La oposición de la UGT a la política económica del Gobierno socialista alcanzó su punto álgido con la huelga general del 14 de diciembre de 1988, convocada por UGT y Comisiones Obreras. A partir de entonces, se fue ensanchando también la brecha abierta en 1987 entre UGT y PSOE. En enero de 1989 Nicolás Redondo rechazó la invitación de Felipe González para asistir a la reunión del Comité Federal del PSOE (no asistía a estas reuniones desde 1984). En febrero acusó al PSOE de intentar desestabilizar la UGT y dijo de Felipe González que «si pudiera, destrozaría los sindicatos». Y en abril desestimó la propuesta del Comité Federal del PSOE de crear una comisión conjunta UGT-PSOE con el fin de recuperar el diálogo entre sindicato y partido.
El 8 de junio de 1989 es elegido, por unanimidad, vicepresidente de la Confederación Europea de Sindicatos (CES), organización que agrupa a 36 confederaciones sindicales de toda Europa. En octubre de ese mismo año, UGT y CC.OO. ponen en marcha la unidad de acción sindical con la firma de la Plataforma Sindical Prioritaria (PSP), en la que se recogía una veintena de reivindicaciones sociales y que sirvió de base a las negociaciones para la concertación social con la patronal CEOE y el Gobierno. El 15 de abril de 1990, última jornada del XXXV Congreso Confederal de UGT, Nicolás Redondo fue reelegido secretario general del sindicato, con el cien por cien de los votos. Ese mismo año, en octubre, tuvo lugar el XXXII Congreso del PSOE, en el que se aprobó el fin de la doble militancia, es decir, de la obligatoriedad de que los militantes del PSOE lo fueran también de la UGT, lo que Redondo no dudó en calificar de «altamente satisfactorio». Quedaba formalizada así la separación entre UGT y PSOE, que ya era un hecho desde que Nicolás Redondo renunciara a su escaño en 1987.
El verano de 1990, UGT y CCOO tuvieron también sus discrepancias con motivo de la celebración de las elecciones sindicales. En septiembre, Redondo afirmaba: «la unidad de acción con Comisiones Obreras no está rota, pero si resquebrajada» y en diciembre decía: «nunca más me fiaré de Antonio Gutiérrez». A pesar de ello, el primero de mayo de 1991 volvió a realizarse una manifestación conjunta de ambos sindicatos y en noviembre de 1991, Redondo y Gutiérrez presentaron a Felipe González la Iniciativa Social de Progreso (ISP).
El 28 de mayo de 1992, por segunda vez durante el mandato socialista, las centrales sindicales, convocaron otra importante movilización general (paro de media jornada) para protestar por la política económica del Gobierno.
El 30 de septiembre de 1992 Redondo se reunió con el vicesecretario general del PSOE, Alfonso Guerra, para analizar el Proyecto de Ley de Huelga. Esta entrevista, enmarcada dentro de los encuentros que UGT mantuvo con los principales partidos políticos para presentarles la alternativa a la Ley de Huelga elaborada conjuntamente con CCOO, era el primer contacto oficial entre PSOE y UGT desde 1987. A lo largo de 1993, sin embargo, se ha mantenido la desvinculación de UGT con respecto al Partido Socialista (en las elecciones generales de junio, por ejemplo, UGT ya no recomendó el voto al PSOE como hacia antes), así como su oposición a la política económica y social llevada a cabo por el Gobierno. Entre otras cosas, Nicolás Redondo ha acusado al ejecutivo de sustituir el socialismo por un «conservadurismo de rasgos autoritarios» y ha manifestado que nunca hubiera imaginado tener que convocar dos huelgas generales contra un gobierno socialista. Del presidente del Gobierno, Felipe González, ha dicho: «Felipe utiliza un discurso reaccionario y conservador» o «en Felipe ya no reconozco a Isidoro».
En septiembre de 1993 UGT se vio salpicada por el escándalo en relación con el agujero económico de la cooperativa de viviendas PSV, integrada en el grupo IGS, en el que el sindicato tiene una participación del 47%. UGT reconoció un «déficit económico» de unos 14.000 millones de pesetas y se especuló sobre el enfrentamiento entre Nicolás Redondo y el presidente de IGS, Carlos Sotos.
El 6 de octubre de 1993 Redondo comunicó a la comisión ejecutiva y al comité confederal de UGT intención de no presentarse de nuevo al cargo de secretario general del sindicato en el siguiente Congreso. Dijo, además, no estar dispuesto a ocupar ningún cargo honorífico. Para su sucesión citó los nombres de Antón Saracibar, Alberto Pérez y Manuel Fernández «Lito».
A punto de fracasar el pacto social, iniciado el 30 de julio de 1993 y al que el Gobierno puso como fecha última para alcanzar un acuerdo el 30 de noviembre, para el 25 de noviembre los sindicatos convocaron una manifestación contra el proyecto de reforma del mercado laboral anunciada por el Gobierno. Esta incluía temas de despido y contratos de aprendizaje, que Redondo calificó de «despido libre» y «contratos basura». El día 29 de noviembre los sindicatos mayoritarios anunciaron la convocatoria de una huelga general para enero de 1994, la segunda en la etapa socialista. Días después, el 3 de diciembre, el Gobierno aprobó la reforma laboral (despido, movilidad geográfica, contrato de aprendizaje, …). La huelga general del 27 de enero tuvo un seguimiento importante, pero sin alcanzar el grado de la de 1988. En plena campaña precongresual, el 8 de febrero apoyó abiertamente la candidatura a la ejecutiva del sindicato encabezada Cándido Méndez y Alberto Pérez, lo que motivó las críticas del sector que apoyaba a «Lito». En el Congreso Confederal, celebrado entre el 8 y el 10 de abril de 1994, la gestión de la ejecutiva saliente fue aprobada por el 95’8% de los votos, «Lito» renunció a presentar una candidatura alternativa y el día 10 Méndez fue elegido nuevo secretario general del sindicato.
Respecto a la crisis de PSV, el 22 de marzo de 1994 el juez de la Audiencia Nacional Miguel Moreiras lo citó para declarar como imputado en la segunda mitad del mes de junio.
Nicolás Redondo tiene dos hijos Idoia y Nicolás. Éste último fue diputado y secretario general de los socialistas vascos hasta que presentó su dimisión en diciembre de 2001.