Pestalozzi, Johann Heinrich (1746-1827).


Pedagogo suizo nacido en Zurich el 12 de enero de 1746 y muerto el 17 de febrero de 1827, uno de los más importantes representantes del activismo pedagógico.

Se formó en un clima muy vivo, fermentado por ideales filantrópicos y rousseaunianos. En 1774 fundó en su propiedad rural un instituto educativo para niños pobres, que funcionó hasta 1779. De estos años es su novela de carácter educativo Leonardo y Gertrudis (1781-87), que le dio gran notoriedad. En 1798 se le confió la dirección del instituto para niños abandonados en Stans. La experiencia duró sólo cinco meses, pero resultó de suma importancia para establecer las primeras bases de su método pedagógico. En 1804 fue nombrado director de la escuela del castillo de Yverdon. Fue precisamente durante el tiempo que duró este trabajo cuando su fama alcanzó el apogeo, viéndose visitado por estudiosos de toda Europa que querían conocer de cerca la actividad del instituto. En España, el ministro Godoy promovió en 1807 una escuela corte pestalozziana situada en Madrid, donde fueron educados los hijos de los altos dignatarios de la corte, entre ellos el propio infante Francisco de Paula.

Sin embargo, en 1825 fue obligado a cerrar el instituto, y Pestalozzi se dedicó a redactar el libro El canto del cisne, obra en la que recoge la experiencia de su trayectoria educativa. Pestalozzi tiene el gran mérito de haber reivindicado el derecho del pueblo a la instrucción.

Según él, el objetivo de la educación es llevar a todo el hombre al cumplimiento de su «destino», es decir, promover el desarrollo de su naturaleza en relación con todas sus facultades y aptitudes. El crecimiento del individuo, es decir, el paso de la «naturalidad» del instinto a la plena conciencia y autonomía de la «socialidad» y de la «eticidad», debe producirse no mediante la imposición externa de normas y valores preconstituidos, sino estimulando de forma cauta y consciente las facultades propias del hombre. Éstas pueden reducirse a tres formas elementales: la del corazón, principio y origen de la religión; la del arte, fundamento de la técnica y del trabajo, y la de la mente, base del conocimiento y del saber. Su análisis se detiene sobre todo en esta última, de la que extrae los principios del método denominado intuitivo u objetivo, porque se basa en el concepto de intuición: el acto inmediato a través del cual el niño capta las características de los objetos o de las imágenes. Dichos caracteres esenciales de la realidad (el número, la forma, la palabra) constituyen la base de cualquier profundización conceptual ulterior.

Otras obras: Vigilia de un solitario (1780), Mis indagaciones sobre el proceso de la naturaleza en el desarrollo de la humanidad (1797), Carta a un amigo sobre mi estancia en Stans (1807), Cómo Gertrudis enseña a sus hijos (1801) Libro de las madres (1803) (En estas dos últimas obras la familia es considerada el centro y modelo del proceso formativo, y la madre, la figura educativa fundamental en la primera infancia).