Oyama Iwao (1842-1916).


Militar japonés, nacido en Satsuma en 1842 y fallecido en Tokio el 10 de diciembre de 1916.

Su primo fue Takamori Saigo, quien encabezó entre 1877 y 1878 la rebelión de Satsuma mientras que Iwao Oyama combatía en el bando del ejército imperial en la denominada Guerra de la Restauración al mando de una brigada. Así mismo fue uno de los primeros militares japoneses en ser enviados al extranjero a estudiar los métodos y técnicas militares occidentales. Con este fin su gobierno lo envió a Europa durante la guerra franco-prusiana, donde permaneció hasta la conclusión del conflicto con el asedio de París y la victoria de Prusia. Poco después de su regreso a Japón estalló la rebelión de Satsuma. Tras la finalización de la misma se le encomendó que colaborase en la reforma del ejército. En 1880 fue nombrado ministro de la Guerra, ministerio en el que previamente había sido subsecretario. En 1882 se le nombro jefe de Estado Mayor.

En la guerra chino-japonesa de 1894-1895 se le encomendó el mando del II cuerpo del Ejército, que desembarcó en la península de Liaotung y en la que dirigió la toma de Port Arthur de 1894. Tras esta conquista atravesó Chantung y dirigió la toma de Wei-Hai-Wei. El éxito de tal conquista hizo que se le promocionase al grado de mariscal de campo en 1898 después de recibir en 1895 un título semejante al de marqués en Europa.

En la guerra ruso-japonesa de 1904-1905, encabezó a las tropas japonesas en la conquista de Manchuria, lograda completamente tras la decisiva victoria de Mukden, desarrollada entre los meses de febrero y marzo de 1905, en la que intervinieron seiscientos mil soldados. En 1907, tras el éxito de la campaña contra los rusos, que suponía la primera victoria de un país asiático frente a una potencia occidental, fue promovido al rango nobiliario de príncipe. Su esposa, la princesa Oyama, fue una de las primeras mujeres del Japón que fueron enviadas por la emperatriz a realizar estudios en el extranjero, donde residió durante muchos años en los Estados Unidos. Ambos fueron el exponente de la necesaria apertura del Japón hacia los países occidentales para aprender de ellos, equiparar su nivel de desarrollo y no caer bajo su control colonial o pseudocolonial.

MFD