Núñez Rivera, Gonzalo (1850-1915).


Pianista puertorriqueño nacido en Bayamón el 12 de agosto de 1850 y fallecido en Manhattan (Nueva York, Estados Unidos) el 1 de octubre de 1915. Fue el primer pianista puertorriqueño en obtener reputación internacional. Su forma de tocar el piano, brillante y refinada, ha sido alabada por críticos de todo el mundo desde su debut en la ciudad de Nueva York en 1877.

Bayamón, la ciudad en que nació el joven Gonzalo y en la que pasó gran parte de su infancia y adolescencia, era una ciudad pequeña pero con cierto ambiente cultural, un lugar tranquilo en el que pintores y músicos compartían sus intereses intelectuales, y en donde un tal Sandalio Callejo publicaba El Delirio Puertorriqueño, una revista cultural que ofrecía a los artistas locales la oportunidad de difundir sus trabajos musicales y literarios. Gonzalo Núñez Rivera empezó a desarrollar muy pronto su amor por el arte; complementaba las actividades en su ciudad natal con viajes a la capital, San Juan, donde empezó a estudiar piano con Juan Cabrizas. Por aquel entonces conoció a Manuel Gregorio Tavárez, que colaboraba con Callejo en El Delirio y que era también un joven pianista de gran talento que había estudiado en el Conservatorio de París. El contacto con Tavárez animó a Núñez Rivera a complementar igualmente sus estudios en el extranjero, y en el verano de 1872 Gonzalo empezó sus cursos en el prestigioso conservatorio francés.

En 1877, Gonzalo debutó oficialmente en Nueva York, donde fue aclamado por la crítica. El joven pianista fijó su residencia en esa ciudad, pero pasó la mayor parte de su tiempo viajando por todo el mundo, sobre todo por las principales capitales europeas y por países latinoamericanos. Mientras actuaba en México, Gonzalo conoció al presidente Porfirio Díaz, que le invitó a prolongar su estancia en la capital del país. Tras aceptar la invitación, se convirtió en el profesor privado de música de la familia presidencial. De hecho, en el grueso de la obra de Gonzalo Núñez puede encontrarse una Gran Marcha Triunfal para orquesta dedicada al presidente Díaz.

Después de algunos años, Núñez regresó a su Puerto Rico natal en 1893 y ofreció una serie de recitales en Ponce, Yauco, Mayagüez, Aguadilla, San Juan y Caguas. La prensa local dio cuenta de su buen hacer y los críticos le aclamaron como un pianista consumado y un inspirado compositor. Regresó luego a Nueva York para reincorporarse al New York College of Music de Manhattan, donde contaba con colegas como el reputado pedagogo y editor musical Rafael Joseffy. Núñez Rivera influyó notablemente en un buen número de estudiantes entre los que se encontraban Monsita Ferrer, Julio Carlos de Arteaga, Arístides Chavier, Luis Rodríguez Miranda, Alicia Sicardó y Belén Dueño Dueño. Durante sus prolongadas estancias en París entre 1901 y 1906, tuvo la oportunidad de conocer a numerosos poetas latinoamericanos allí afincados, como Rubén Darío -con quien consolidó una estrecha amistad- o Amado Nervo. También fue amigo del pintor belga Henri de Groux.

Tras haber alcanzado una reputación inigualable como pianista, y haber contribuido a la formación de un repertorio romántico y moderno puertorriqueño para piano más que cualquier otro de sus compatriotas, Núñez se retiró de la vida pública a su residencia de Manhattan, donde murió el 1 de octubre de 1915.