Netjerikare (ca. 2190 a.C.). El enigmático primer rey de la VII dinastía egipcia
En los anales de la historia del antiguo Egipto, Netjerikare emerge como una figura envuelta en misterio. Considerado por algunos egiptólogos como el primer monarca de la VII dinastía, su existencia está documentada únicamente en fuentes tardías como la Lista real de Abidos, lo que ha generado debates académicos acerca de su historicidad. Su breve y enigmático reinado, situado en un período de profunda inestabilidad política y fragmentación del poder central, lo convierte en un personaje intrigante dentro de la cronología faraónica.
Orígenes y contexto histórico
Para comprender la figura de Netjerikare, es imprescindible contextualizar su reinado dentro del final del Imperio Antiguo de Egipto y el inicio del llamado Primer Período Intermedio. Esta fue una época caracterizada por el colapso del gobierno centralizado, la debilitación del poder real y la proliferación de gobernadores regionales o nomarcas con creciente autonomía.
La VII dinastía, en la que se inscribe el nombre de Netjerikare, es una de las más oscuras y breves de toda la historia faraónica. Las fuentes más fiables y conocidas, como el Canon Real de Turín, apenas hacen mención de ella, y las únicas referencias provienen de listas más tardías como la ya mencionada Lista real de Abidos, en la que su nombre aparece sin más datos que lo identifiquen con claridad.
El contexto histórico en el que habría gobernado Netjerikare coincide con un periodo de transición entre la VI dinastía, cuyo último gran faraón fue Pepi II, y la emergencia de gobiernos efímeros e inestables. La falta de documentación arqueológica directa —sin estatuas, estelas, ni inscripciones oficiales— plantea la hipótesis de que su gobierno pudo haber sido muy corto o puramente nominal, producto de la necesidad de mantener la ficción de continuidad dinástica en tiempos de desintegración del poder real.
Logros y contribuciones
A falta de evidencias concretas, no es posible atribuir a Netjerikare logros materiales o reformas administrativas. Sin embargo, su inclusión en una lista real sugiere que al menos fue reconocido por cronistas posteriores como una figura legítima en la cadena de soberanos egipcios. En este sentido, su principal contribución podría haber sido simbólica: representar un intento de mantener el orden faraónico durante una etapa de incertidumbre total.
Algunos estudiosos han propuesto que nombres como el de Netjerikare podrían corresponder a nomarcas que asumieron títulos reales, buscando así reforzar su autoridad regional en un contexto de vacío de poder central. De ser cierta esta hipótesis, su figura reflejaría un fenómeno recurrente en la historia egipcia: la fragmentación del poder seguida de intentos individuales por restablecer la legitimidad faraónica.
Momentos clave
A pesar de la falta de información directa sobre su reinado, es posible destacar una serie de puntos clave que ayudan a entender su relevancia en la historia egipcia:
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Ca. 2190 a.C.: Fecha estimada del comienzo de su reinado, marcado por la crisis del final del Imperio Antiguo.
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Registro en la Lista real de Abidos: Su nombre aparece mencionado como parte del linaje real, lo que sugiere que fue reconocido como faraón.
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Sucesión por Menkare: Tras su breve paso por el trono, fue sucedido por Menkare, otro gobernante de quien se sabe poco, y que continúa la línea de reyes poco documentados en este periodo intermedio.
Estos momentos, aunque escasos y poco desarrollados en las fuentes, marcan los contornos de un reinado que, por su oscuridad, ha despertado el interés de generaciones de egiptólogos.
Relevancia actual
La figura de Netjerikare cobra especial relevancia en los estudios egiptológicos contemporáneos como un símbolo de las lagunas en la documentación histórica del antiguo Egipto. Su reinado, casi etéreo en la evidencia material, plantea preguntas fundamentales sobre la forma en que se construyó la memoria real y la manera en que los egipcios del Imperio Nuevo intentaron reconstruir el pasado a través de listas y documentos oficiales.
Desde una perspectiva arqueológica, la ausencia de rastros tangibles de su mandato representa tanto un reto como una oportunidad. Cada nueva excavación en contextos del Primer Período Intermedio podría arrojar luz sobre personajes como Netjerikare, que habitaron una época donde la tradición faraónica comenzaba a resquebrajarse, pero aún no desaparecía del todo.
Asimismo, su estudio contribuye a entender los mecanismos de legitimación del poder en tiempos de crisis, revelando cómo incluso en momentos de disolución del Estado centralizado, persistió la necesidad de continuidad dinástica y la invocación de la autoridad divina del faraón.
La historia de Netjerikare también ilustra cómo la egiptología moderna trabaja no solo con monumentos y tumbas colosales, sino también con huellas mínimas, nombres sueltos, listas fragmentarias y deducciones basadas en la lógica de los sistemas dinásticos.
En resumen, Netjerikare, pese a su fugaz mención en los registros históricos, representa mucho más que un nombre olvidado. Es una clave simbólica de un Egipto que luchaba por no desaparecer, un indicio de que incluso en medio del caos, el ideal del faraón seguía vivo en la conciencia colectiva del pueblo egipcio.
MCN Biografías, 2025. "Netjerikare (ca. 2190 a.C.). El enigmático primer rey de la VII dinastía egipcia". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/netjerikare [consulta: 24 de junio de 2025].