Moro, Antonio (1517-1576).
Pintor holandés, nacido en Utrecht en 1517 y muerto en Amberes en 1576. Su verdadero nombre era Anthonis Moor van Dashorst, si bien es más conocido como Antonio Moro o Moor. Su obra se centró exclusivamente en el retrato. En sus comienzos sufrió la influencia de Jan van Scorel, muy evidente en su obra de 1544 Dos clérigos de Utrecht. Fue determinante el conocimiento de la obra de Tiziano, con el que debió tener contactos personales en la dieta Augusta, su influencia se tradujo en una retratística de tipo áulico, aunque mantuvo su penetración psicológica y la manifestación de los estados de ánimo.
En 1550 inició un viaje a Italia que duró un año, allí conoció la obra de Brozino y de Giovan Battista Moroni. Posteriormente permaneció en Portugal y en España como pintor de corte de Carlos V y de Felipe II. En 1554 se encontraba en Inglaterra, con ocasión de las bodas de Felipe II y María Tudor. Salvo una temporada, en 1559, en la que regresó a España, el resto de su vida la pasó en Amberes, después de caer en desgracia ante el rey y pasar un tiempo en Bruselas con el Duque de Alba.
La obra de Moro ha dejado magníficos ejemplos de retratos oficiales, de gran penetración psicológica y fisonómica, donde se conjugan figuras de medio cuerpo con fondos neutros y elementos que indican el rango de cada una. Entre sus mejores obras se recuerdan Cristo resucitado entre San Pedro y San Pablo, y los retratos Maximiliano de Austria, El bufón Pejerón y María Tudor, conservados en el Museo del Prado de Madrid; Guillermo de Orange, Don Carlos y Los esposos Lacocq en Kassel; Henri Lee en la National Gallery de Londres y Golzius en Bruselas.
Retrato de María Tudor
Obra conservada en el Museo del Prado de Madrid. Fue realizada durante la estancia de Antonio Moro en Inglaterra, con motivo de la boda real entre Felipe II y María Tudor. Se trata de una obra capital dentro de la retratística de su autor. Sus características son la economía de medios con la que Moro consigue expresar la dignidad y la firmeza de la monarquía, perfectamente compatible con el carácter amable y resuelto y, hasta cierto punto, cruel de la reina. El porte monumental de la figura deriva de los modelos italianos de Rafael, Piombo y sobre todo de Tiziano, que combina con el gusto propio de la pintura flamenca por el detalle y las calidades de las cosas, visible en la minuciosidad empleada en la decoración del sillón, las joyas, o la suavidad casi táctil de la rosa, símbolo de los Tudor. Su forma de representación dejará una honda huella en la retratística española que, hasta el primer tercio del siglo XVII, se inspirará en sus modelos, seguidos por Pantoja de la Cruz y Sánchez Coello. Este retrato, realizado por encargo del emperador Carlos V, fue muy de su gusto, conservándolo incluso en su retiro de Yuste, desde donde entrará a formar parte de las colecciones reales.
El Bufón Pejerón
Obra conservada en el Museo del Prado. Es el retrato de uno de los personajes grotescos que se encontraban en la Corte española. Esta costumbre de los españoles sorprendía a los visitantes extranjeros y Moro la plasmará en su pintura. Es una obra de gran trascendencia para la pintura española, ya que es la primera vez que se representa a uno de estos personajes, y se creará un gusto por este tipo de obras, cuyo mejor representante será Velázquez.
Bibliografía
-
CHECA CREMADES, F.: Pintura y escultura del Renacimiento en España, 1450-1600. Madrid, Cátedra, 1983.
-
HENNESSY, J.P.: El retrato en el Renacimiento, Torrejón de Ardoz, Akal, 1985.
-
El Retrato en el Museo del Prado, Madird, Anaya, 1994.
EAC.