Gil Morlanes (1440-1515): El escultor renacentista que transformó el arte en Aragón
Gil Morlanes, un escultor español nacido en 1440 y fallecido en 1515, es una de las figuras más importantes del Renacimiento en España, especialmente en el Reino de Aragón. Su obra marcó un hito en la escultura, al ser un pionero en la introducción del renacimiento en un momento en que la estética gótica dominaba en la región. A lo largo de su vida, Morlanes dejó monumentales testimonios de su talento, influyendo no solo en la arquitectura religiosa de su época, sino también en el desarrollo de las artes plásticas en Aragón.
Orígenes y contexto histórico
Gil Morlanes nació en una época de grandes cambios en Europa, con el Renacimiento emergiendo como una respuesta a los valores del Medioevo. Aunque el Renacimiento comenzó en Italia, fue en la península ibérica donde este movimiento artístico tardó un poco más en llegar, debido a la fuerte influencia del arte gótico que aún prevalecía. No obstante, Morlanes fue uno de los grandes introducidores de los ideales renacentistas en la escultura española, específicamente en Aragón, región que vivió una consolidación de su poder cultural en los siglos XV y XVI.
La vida de Gil Morlanes estuvo marcada por su capacidad para adaptarse y transformar los estilos artísticos. Su obra no solo incorpora los elementos de la escultura gótica tardía, sino que además esculpe con una frescura renovadora, fusionando las tendencias italianas de la época con los modos propios del arte aragonés.
Logros y contribuciones
Una de las primeras muestras del genio de Gil Morlanes fue el tabernáculo del Sacramento en el Retablo mayor de la Seo de Zaragoza. Este encargo, realizado entre 1480 y 1482, fue uno de los primeros en los que Morlanes tuvo que adaptarse a las exigencias del estilo gótico. La obra, que destaca por su detallado trabajo en alabastro, muestra su habilidad para integrar la estructura arquitectónica con el diseño escultórico, algo que sería una constante en sus posteriores trabajos.
En 1482, otro de los encargos que Morlanes recibió fue el retablo para la ermita de Villarroya de la Sierra en Zaragoza. Esta obra también refleja su capacidad para adaptarse a la liturgia religiosa de su tiempo, combinando las características del arte gótico con la iniciación del estilo renacentista que comenzaba a llegar a España.
Uno de los trabajos más importantes que dejó Gil Morlanes fue el sepulcro de alabastro que realizó para don Rodrigo de Alcaraz en el Monasterio de la Virgen de la Piedad en 1489. Esta obra se destaca no solo por la calidad técnica, sino también por la emotividad que logra transmitir, algo que caracterizó gran parte de la escultura funeraria del Renacimiento español. La serenidad de las figuras y la búsqueda de realismo en el modelado de los rostros es un claro ejemplo de la evolución artística que experimentó Morlanes durante su carrera.
El año 1492 marcó un nuevo reto para el escultor, quien fue encargado de labrar un sarcófago para los restos de don Luis de Beaumont, conde de Lerín. Este encargo fue un símbolo de la importancia que Morlanes había adquirido en la corte aragonesa, tanto por su talento como por su capacidad para interpretar la simbología de la nobleza.
Entre 1496 y 1499, Morlanes llevó a cabo los mausoleos en el Monasterio de Poblet, uno de los proyectos más ambiciosos de su carrera. En este conjunto escultórico se encuentran las tumbas de grandes figuras de la nobleza aragonesa, como Fernando I, Juan II, doña Juana y la infanta doña Marina. Las figuras escultóricas, que reflejan tanto la majestuosidad como la solemnidad de estos personajes, son un claro ejemplo del talento de Morlanes para crear monumentos funerarios de gran significación simbólica.
En 1498, un encargo de gran prestigio le llegó desde el Cabildo de la Catedral de Huesca, quienes le solicitaron la dirección de la construcción de la bóveda de crucería de este templo. Morlanes demostró una vez más su versatilidad al trabajar no solo como escultor, sino también como arquitecto, adaptando su visión artística a los requerimientos de la arquitectura gótica de la época.
Momentos clave de su carrera
Gil Morlanes vivió una serie de momentos clave que marcaron el rumbo de su carrera y la evolución de la escultura renacentista en España:
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1482: Creación del retablo para la ermita de Villarroya de la Sierra, un encargo significativo que marcó su consolidación como escultor en la región de Aragón.
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1489: Realización del sepulcro para don Rodrigo de Alcaraz en el Monasterio de la Virgen de la Piedad, un ejemplo destacado de su habilidad en la escultura funeraria.
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1492: Encargo del sarcófago para don Luis de Beaumont, un testimonio de su éxito en la corte aragonesa.
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1496-1499: Trabajos en los mausoleos del Monasterio de Poblet, un proyecto monumental que incluyó tumbas de figuras de la nobleza aragonesa.
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1498: Dirección de la construcción de la bóveda de crucería en la Catedral de Huesca, demostrando su habilidad como arquitecto y escultor.
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1512-1515: Proyecto final en la Fachada de Santa Engracia en Zaragoza, que presenta una clara influencia renacentista y plateresca.
Relevancia actual
El legado de Gil Morlanes perdura en la historia del arte español y, especialmente, en el arte de la escultura renacentista en Aragón. Su capacidad para integrar las influencias góticas con los elementos del Renacimiento italiano fue una de sus principales aportaciones a la historia del arte. Aunque su trabajo no tuvo la misma difusión que el de sus contemporáneos italianos, su influencia fue crucial para el desarrollo de la escultura en España, sobre todo en lo que respecta a la incorporación de un realismo más expresivo y a la exploración de nuevas formas arquitectónicas.
La fachada de Santa Engracia en Zaragoza, que fue completada por su hijo, Gil Morlanes el Joven, es uno de los últimos ejemplos de su estilo renacentista. La obra, que resalta por su elegante composición y por la integración de elementos platerescos, sirve como un puente entre el gótico final y el Renacimiento pleno. La riqueza escultórica de este proyecto muestra la madurez alcanzada por Morlanes en sus últimos años.
En la actualidad, las obras de Gil Morlanes son apreciadas tanto por su calidad técnica como por su aportación a la evolución del arte en Aragón. Su influencia es palpable en muchos monumentos y retablos de la región, que siguen siendo admirados por su belleza y por la precisión en la ejecución de los detalles escultóricos.
Obras más destacadas de Gil Morlanes
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Tabernáculo del Sacramento en el Retablo mayor de la Seo de Zaragoza (1480-1482).
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Retablo para la ermita de Villarroya de la Sierra (1482).
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Sepulcro de alabastro para don Rodrigo de Alcaraz en el Monasterio de la Virgen de la Piedad (1489).
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Sarcófago para don Luis de Beaumont, conde de Lerín (1492).
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Mausoleos del Monasterio de Poblet (1496-1499).
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Bóveda de crucería de la Catedral de Huesca (1498).
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Fachada de Santa Engracia en Zaragoza (1512-1515).
Gil Morlanes ha dejado una huella imborrable en el arte de la escultura, no solo por sus magníficas obras, sino también por la manera en que supo adaptarse a los tiempos y transformar la tradición gótica en una nueva visión renacentista. Su legado sigue siendo una referencia fundamental para entender la evolución del arte en Aragón y en España durante la transición del Medioevo al Renacimiento.
MCN Biografías, 2025. "Gil Morlanes (1440-1515): El escultor renacentista que transformó el arte en Aragón". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/morlanes-gil1 [consulta: 10 de julio de 2025].