Mendel, Gregor Johann (1822-1884).


Botánico, biólogo y religioso agustino austríaco, descubridor de las leyes que rigen la trasmisión de los caracteres hereditarios, considerado por ello como el padre de la genética.

Gregor Johann Mendel.

El genetista y también meteorólogo Johann Mendel -adoptó el nombre de Gregor al entrar en el monasterio de los agustinos en 1843- nació el 22 de julio de 1822, en Hiezendorf, población llamada actualmente Hyncice, entonces perteneciente al imperio austro-húngaro y hoy a la República Checa. Falleció el 6 de junio de 1884 en Brno. Fue hijo del granjero Anton Mendel (1789-1857) -que sirvió al ejército durante la guerra napoleónica y que aplicó en su propia finca los conocimientos agrícolas adquiridos en otros sitios donde estuvo- y de Rosine Schwirtlich (1794-1862). Esta última a su vez era hija de un jardinero de la villa, e incluso otro de sus ancestros fue jardinero oficial en la región. Mendel tuvo por hermanos a Verónica, nacida en 1820, a Teresia (1829) y a otras dos niñas que murieron tempranamente.

La instrucción primaria de Mendel estuvo basada en las enseñanzas del vicario Johann Schreiber y del maestro local Teodoro Markitta. Schreiber había enseñado ciencias naturales en el Instituto de Educación de Kunin, fundado en 1796, materias que siguió impartiendo a los feligreses y en la escuela, conjuntamente con Markitta. Ambos favorecieron la siembra de árboles frutales en el colegio y en otros sitios pertenecientes a la congregación. Mendel no sólo participaba en estas actividades sino que también ayudaba a su padre en el cultivo de tales árboles.

Como Mendel revelaba grandes habilidades en estos temas, sus padres, a instancias del maestro y del vicario, le enviaron en 1833 a la escuela secundaria de Piarist, atendida por los Padres Escolapios, en la cercana Leipnik (Lipník) y a unos veinte kilómetros de Hyncice. Dados sus altos rendimientos, al año siguiente pasa a cursar el bachillerato en el Gimnasio o Instituto Imperial y Real de Orientación Clásica de Troppau (Opava), donde estuvo seis años. Allí obtuvo en muchas asignaturas el certificado de primae classis cum eminentia, por sus excelentes resultados académicos.

Algunos problemas sufridos por su padre obligaron a éste a retirarse, y a Johann a dar algunas clases particulares, para contribuir a la economía familiar. Tales esfuerzos físicos y mentales afectaron su salud, viéndose en la necesidad de interrumpir sus estudios por varios meses. Pero logró recuperarse y en 1840 ingresó en el Instituto de Filosofía de Olmütz (Olomouc). Aquí continuaron sus problemas de salud y empleó un año recobrándola junto a sus parientes. Para remediar sus dificultades económicas y que pudiera retornar a Olomouc, su hermana Teresia le dio parte de su dote.

En este Instituto, además de religión y filosofía recibió clases de matemáticas y ciencias naturales: entre ellas las de operaciones combinadas, curso dado por su maestro J. Fux, que luego le sería de gran utilidad al aplicar los métodos estadísticos a sus investigaciones genéticas. Su profesor Friedrich Franz recomendó a Mendel para que fuera admitido en el monasterio de los agustinos de Santo Tomás Apóstol, donde entró el 9 de octubre de 1843 y se ordenó de sacerdote el 6 de agosto de 1847. Más que la vocación, fueron las preocupaciones económicas, las que al parecer primaron para que Mendel se hiciera clérigo. En el monasterio quedaba libre de esas preocupaciones y al mismo tiempo podía continuar con sus estudios.

El monasterio era un centro de enseñanza y trabajo científico, y varios de sus miembros eran a su vez profesores del Instituto Filosófico. Estaba dirigido desde 1824 por el abad Cyrril Franz Napp (1792-1867), quien era miembro -y llegó a ser presidente- de la Junta Central de la Sociedad de Agricultura de Moravia. Interesado en estos temas, a los que dedicó grandes esfuerzos, estableció un jardín experimental en el monasterio, que era dirigido cuando Mendel entró al convento por el maestro de filosofía Matthäus Klácel (1808-1882). Klácel se ocupó de las variaciones, de la herencia y de la evolución de las plantas, y guió a Mendel en sus primeros estudios sobre esta ciencia. Más tarde (en 1848) encargaría el huerto experimental a Mendel, lugar donde éste haría sus famosos trabajos de la herencia en guisantes.

Asimismo recibió clases en el Instituto Filosófico de Pomología y Viticultura, impartidos por F. Diebl (1770-1859), quien había escrito y publicado en 1835 un voluminoso libro de texto, en que se describía la polinización artificial y la hibridación, como excelentes métodos para la regeneración de las plantas. El interés de Diebl y de Napp por estos temas se constata en el hecho de que fueron dos de los organizadores del Congreso Germano de Agricultura, celebrado en Brno en 1840, donde como era de esperar se discutió el asunto de la hibridación como método de reproducción de los árboles frutales.

Al terminar en 1848 sus estudios teológicos, Mendel recibió el encargo de coadjutor de la parroquia del hospital de Brno. Pero incapaz de soportar el sufrimiento de los enfermos, cayó en depresiones y casi enfermó, siendo relevado por el abad, que lo envió como sustituto a la escuela de Znojmo, en el sureste de Moravia. Allí impartió matemáticas. Pronto su entusiasmo y calidad hicieron que el director le recomendara para el examen de profesor titular en la Universidad de Viena. Aunque pasó bien los de física y meteorología, no sucedió lo mismo en zoología y geología. Ante ese fracaso, el profesor de física, Andreas Baugartner, sugirió a Napp que Mendel cursara estudios en la referida Universidad.

En los cuatro semestres, desde 1851 hasta 1853, que estuvo en esta institución, escuchó conferencias sobre física experimental de Christian Doppler (1803-1853) y de Andreas von Ettinghausen (1796-1878). Este último era autor de una obra sobre análisis combinatorial (Viena, 1826) y sus trabajos influyeron en Mendel a la hora de aplicar éste las matemáticas a los suyos sobre hibridación. También fueron influyentes los cursos prácticos sobre fisiología vegetal y experimental, brindados por el profesor de anatomía y fisiología vegetal Franz Unger (1800-1870), del que se comentará posteriormente. Y, como es lógico, escuchó asimismo conferencias de paleontología, botánica, zoología, química y otras materias científicas.

En esa época (1853), Mendel es elegido miembro de la Sociedad Zoológico-Botánica de Viena, donde presentará sus dos primeros trabajos, que se refieren a los daños causados en algunos cultivos por insectos, y que se publicaron en las Actas de dicha Sociedad en 1853 y 1854. Al retornar a Brno, en mayo de este último año, obtiene el cargo de maestro suplente de física e historia natural en la Escuela Técnica de enseñanza media de esta ciudad. Era director de la misma Alexander Zawadski (1798-1868), quien previamente había sido profesor de física y matemática aplicada de la Facultad Filosófica de la Universidad de Lemberg. Destituido por la revuelta estudiantil de 1848, Zawadski marchó a Brno y se interesó en temas diversos como la historia, la paleontología, la zoología y la evolución. También estaban en la escuela Alexander Makowsky (1833-1908), que se ocupó de la cátedra de ciencias naturales, y Adolf Oborny, botánico especializados en la flora de Moravia.

En sus clases Mendel se revela como un buen profesor, que realiza excelentes demostraciones de física e historia natural con sus alumnos. Al propio tiempo, entre 1854 y 1856, alterna la docencia con la experimentación con guisantes, donde aplica la polinización artificial, y se prepara para segundos exámenes en la Universidad de Viena, a los que se presenta en agosto de 1856. Pero otra vez el stress y los esfuerzos dedicados a ello, así como el recuerdo de sus experiencias frustrantes anteriores, lo llevan enfermo a la cama. Luego de este fracaso, Mendel preferirá dedicarse a sus experimentos con plantas y mantenerse como profesor suplente hasta 1868 en que abandonó la enseñanza. En este último año es elegido abad del monasterio -sucedió a Napp-, un cargo que conllevaba la dedicación a diversos asuntos eclesiásticos, que en ocasiones interfirieron su trabajo como botánico. Pero no en la medida que le impidiesen dedicar largas horas a esta actividad, a la cría de abejas y a las observaciones meteorológicas.

Mendel fue uno de los socios fundadores de la Sociedad de Naturalistas de Brno, creada en 1861; así como, desde 1863, de la sección de Pomología, Viticultura y Horticultura, y más tarde de la Junta Central de la Sociedad Agrícola de Moravia, de la cual aquélla se había desgajado. En la Sociedad de Naturalistas, Mendel presentó sus trabajos meteorológicos y los de hibridación artificial de las plantas. Desde 1863 era miembro también de la Sociedad de Horticultura de Brno y a partir de 1870 de la Sociedad de Apicultura. Tomó parte activa en la organización del servicio estadístico de la agricultura y cooperó con la junta editorial de la revista de esa Sociedad. Ésta quiso nombrarle presidente, pero Mendel no accedió. Su interés por las cuestiones agrícolas e industriales relacionadas con la agricultura le impulsaron a asistir en 1862 a las exposiciones Universales realizadas en París y Londres.

En la última década de su vida, Mendel estuvo envuelto en conflictos legales con el gobierno liberal que, a partir de 1874, intentó cobrar cuotas (en dinero y tierras) a las instituciones religiosas, así como intervenir en el nombramiento y actividades de los eclesiásticos, entre otros. Mantuvo su actitud de oposición defendiendo los derechos del monasterio. Las tensiones y la mala salud de Mendel, que en los postreros años había engordado mucho, le produjeron edemas, uremia e hipertrofia cardíaca que le llevaron a la tumba, cuando sólo tenía sesenta y dos años de vida, el 6 de junio de 1884. A su funeral acudieron diversas representaciones del mundo eclesiástico. Se le enterró en un panteón de los agustinos en el cementerio de Brno. Las Sociedades de Naturalistas, de Agronomía y otras elogiaron en sus necrologías el trabajo desplegado por Mendel, aún sin comprender del todo el alcance de éste.

Trabajos meteorológicos

Mendel realizó varios trabajos sobre este asunto, del que se ocupaba desde 1856. Sin embargo, su primer reporte es de 1863, relativo a los registros meteorológicos, donde usa los resultados estadísticos de un año para compararlos con los quince años previos. Siguieron a éste, otros cinco trabajos -entre 1869 y 1869-, y luego otros tres entre 1870 y 1882. Trataron sobre manchas solares, vendavales o tornados y otros fenómenos producidos en Brno y Moravia en general. Estos trabajos se publicaron en la revista de la Sociedad Meteorológica Austríaca, de la cual era miembro. El tratamiento estadístico de estos reportes es indicativo de la proyección y el interés de Mendel por esa línea, que también siguió al efectuar sus experimentos sobre hibridación.

Trabajos sobre hibridación. Las leyes de Mendel

Cuando Mendel llevó a cabo sus experimentos sobre hibridación artificial (obtención de nuevas variedades de plantas y animales mediante manipulación humana), el proceso era bastante conocido por los horticultores y ganaderos del siglo XVIII y primera mitad del XIX, época en la que ya existía una importante bibliografía, cuyos mejores exponentes Mendel había leído. Entre los autores que él mismo nombra, se destacan Joseph Gottlieb Kölreuter (1733-1806) y Carl Friedrich Gaertner (1772-1850). El primero de ellos, había estudiado botánica en Estrasburgo, realizó numerosos experimentos sobre fecundación y polinización de las plantas y escribió una relevante obra sobre la sexualidad de las plantas. Por su parte, Gaertner también efectuó experimentos de hibridación artificial y, al decir de Mendel, reunió en su obra La obtención de los mestizos en el reino vegetal observaciones altamente valiosas. De hecho, Mendel comenta críticamente diversos aspectos sobre el tema tratados por ese autor.

Hay que recordar, además, que uno de los destacados profesores de Mendel había sido su ya mencionado profesor Franz Unger, quien había estudiado las plantas fósiles, la influencia del sol sobre los vegetales y otras cuestiones botánicas, estimando que la generación sexual era la base del origen de las variedades en plantas cultivadas; variación que suponía se debía a la combinación de elementos simples en las células.

Sin embargo, nadie había sistematizado tanto un trabajo, en extremo complejo, cuya solución definitiva, como Mendel aseguraba, sólo podía obtenerse cuando se efectuaran «experimentos en detalle» con las más diversas familias de plantas. Esos «experimentos en detalle» los realizó Mendel al cultivar y examinar más de 28.000 plantas entre 1856 y 1863.

Para su trabajo tuvo en cuenta, en primer lugar, la elección de las plantas de experimentación, es decir, éstas debían poseer caracteres diferenciales constantes; los híbridos (cruce en este caso de variedades, es decir, mestizos) entre ellas debían hallarse al abrigo del polen extraño o accidental durante la floración; y los híbridos y sus descendientes no debían presentar, en generaciones sucesivas, alteraciones sensibles en la fertilidad. De no tenerse en cuenta estos aspectos, se podía llegar a conclusiones erróneas o dificultarse y hasta imposibilitarse los trabajos.

Mendel eligió leguminosas y, dentro de éstas, el género Pisum (un guisante) por presentar características constantes, fáciles y seguramente fértiles en su descendencia; entre ellas cabe destacar su especial conformación de la flor (que impedía la entrada del polen extraño), la facilidad del cultivo de la planta, la brevedad de su periodo vegetativo y la casi siempre exitosa fecundación artificial.

Obtuvo 34 razas de guisantes que sometió a prueba durante dos años. Una de ellas dio algunas formas aberrantes porque, a pesar de sus cuidados, las semillas se mezclaron accidentalmente. Pero todas las demás dieron descendientes iguales y constantes. Eligió para la fecundación 22 de ellas y, cultivadas durante todo el experimento, permanecieron sin variación. A Mendel le resultaba indiferente que las variedades obtenidas de Pisum fueran consideradas como especies o subespecies, pues entendía que así como no es posible trazar un límite neto entre las especies y variedades, tampoco se ha logrado, hasta el presente, establecer una diferencia fundamental entre los híbridos de las especies y variedades.

Mendel estimaba que si se unían mediante la fecundación dos plantas que se diferenciaban en uno o varios caracteres, los comunes se transmitían íntegros a los híbridos y sus descendientes, mientras los diferenciales, en cambio, se reunían en un nuevo carácter de híbrido intermedio, sufriendo sus descendientes el mismo proceso. Para comprobar o demostrar esto, hizo diversos experimentos parciales. Pero como existían muchas diferencias entre las plantas del género Pisum, escogió siete caracteres para estudiarlos. Estos eran los siguientes:

1. La diferencia en la forma de la semilla madura (lisa o esférica, y rugosa); 2. La diferencia en el color del albumen o endospermo de la semilla (amarillo y verde); 3. La diferencia en el color del tegumento (blanco asociado al mismo color de la flor, y gris castaño, siendo el estandarte violeta, las alas púrpura y el tallo rojizo en las axilas foliares); 4. La diferencia de la forma de la vaina madura (abovedada, y profundamente estrangulada en las semillas y más o menos arrugada); 5. La diferencia del color de la vainas no maduras (verde claro al verde oscuro, y amarillas); 6. La diferencia en la posición de las flores (axilares y terminales); y 7. La diferencia en la longitud del eje o tallo principal de las plantas (tallos largos de 6 a 7 pies, frente a tallos cortos de 3 o 4 hasta medio pies).

Para el primer experimento hizo 60 fecundaciones en 15 plantas; para el segundo, 58 en 10 plantas; para el tercero, 35 en 10 plantas; para el cuarto, 40 en 10 plantas; para el quinto, 23 en 5 plantas; para el sexto, 34 en 10 plantas, y para el séptimo, 37 en 10 plantas.

Para obtener resultados seguros, Mendel eligió las plantas más vigorosas para la fecundación e hizo cruces recíprocos en todos los experimentos, de modo que las dos especies usadas como hembras en cierto numero de fecundaciones las usaba como planta productora de polen (macho) en otras. Cultivó las plantas en bancales del jardín y otras en macetas, sosteniéndolas mediante varillas, ramas e hilos tendidos. Para cada experimento colocó cierto número de plantas en macetas en un invernadero durante el período de floración, a fin de que sirvieran de testigo al experimento principal efectuado en el jardín.

Antes de Mendel ya se sabía que los híbridos no siempre representaban el término medio entre las especies paternas. Con su experimento, Mendel demostró que al cruzar razas puras, uno en cada caso de los siete caracteres parentales seleccionados se hacía evidente, mientras otro parecía oculto o latente. Llamó al primero, dominante (A, hoy se asignan dos letras, AA que se refieren a los dos alelos o partes del gen para un mismo carácter), y al segundo, recesivo (a, hoy aa). Es lo que se conoce como primera ley de Mendel o principio de uniformidad: Cuando se cruzan dos líneas puras que difieren para un carácter, la descendencia es uniforme, presentando toda ella el carácter dominante.

En el caso anterior eran dominantes, la forma lisa o esférica de la semilla, el color amarillo del albumen, el color gris castaño con las flores rojas, la forma abovedada de la vaina, la coloración verde de las legumbres inmaduras, la distribución axial a lo largo del tallo, y la longitud del eje mayor.

Al cruzar la primera generación de híbridos obtenidos (Aa, lo que se conoce en la actualidad como filial segunda o F2), Mendel comprobó que en cada uno de los siete caracteres las cantidades obtenidas guardaban la proporción de 3:1; es decir, que de cuatro plantas obtenidas en esta generación tres recibían el carácter dominante, y una el recesivo.

Al cruzar repetidamente esta primera generación de híbridos (Aa con Aa, monohíbridos), Mendel llegó a la conclusión de que una cuarta parte permanecía constante como dominante (AA), una también constante como recesiva (aa), y dos como híbrida (Aa). Todo ello en la proporción 1:2:1, manteniéndose al propio tiempo la proporción 3:1, para el dominante y recesivo, respectivamente. Tenemos aquí la segunda ley de Mendel o principio de segregación: Los caracteres recesivos, latentes en la primera generación filial (F1) reaparecen en la segunda (F2), en la proporción: 3 dominantes por 1 recesivo.

Para constatar si las siguientes generaciones de híbridos seguían ese mismo desarrollo, división o proporción 1:2:1 (designada por Mendel A, 2Aa, a; hoy AA, 2Aa, aa), hizo nuevas y múltiples experiencias. Comprobó que, en efecto, se mantenía. Así -además de evidenciarse lo que avanzaban Gaertner y Kölreuter entre otros, de que los híbridos tenían la tendencia de volver a las formas originales o parentales- Mendel concluyó que los híbridos derivados de la fecundación disminuían gradualmente de generación en generación sin llegar a desaparecer por completo. Si se admite un promedio de fertilidad en todas las generaciones; si se considera, además, que cada híbrido forma semillas de cuya mitad nacen otra vez híbridos, mientras que la otra mitad queda constante en partes iguales con ambos caracteres, se obtiene las relaciones numéricas para los descendientes de cada generación

Para la primera generación, 1A 2Aa 1a, y la proporción respectiva 1:2:1Parta la segunda generación, 6A 4Aa 6a, y la proporción respectiva: 3:2:3Para la tercera generación, 28A 8Aa 28a, y la proporción respectiva: 7:2:7Si cada planta daba cuatro semillas, entonces en la décima generación, por ejemplo, es 2n-1= 1.023. Hay, por lo tanto, sobre cada 2.048 plantas provenientes de esa generación, 1.023 con el carácter dominante fijo, 1.023 con el recesivo y sólo 2 híbridos.

El siguiente paso de Mendel fue intentar demostrar si la ley que era válida para un solo carácter, lo era igualmente para dos o más (polihíbridos), cuando tales caracteres se unían en los híbridos. Así, por ejemplo, a las plantas productoras de semillas las designó como A, B, C; a las productoras de polen a, b, c; y a los híbridos de ambos, Aa, Bb, Cc. Siendo Ab la planta femenina; ab la masculina; A la forma redonda, a la forma rugosa, B albumen amarillo y b albumen verde, obtuvo la combinación siguiente: AB+ Ab + aB+ ab+ 2ABb+ 2aBb+ 2AaB+ 2Aab+ 4AaBb.

Las siguientes combinaciones de tres y cuatro caracteres demostraron a Mendel que se producían diversas asociaciones en los híbridos, en una proporción o razón equivalente a 1:2:4:8.

Por ejemplo, si se añade a los caracteres ya señalados: C para tegumento gris pardo y c para tegumento blanco, se obtienen diversas combinaciones de A+ 2Aa+ a; de B+ 2Bb+ b y de C+ Cc+ c.

En relación con los siete caracteres aludidos, Mendel llegó a la conclusión de que los caracteres constantes que aparecen en las distintas formas de una estirpe de plantas pueden contraer, por vía de fecundaciones artificiales repetidas, todas las uniones posibles según las reglas de combinación, así como que los descendientes de híbridos en los cuales están reunidos varios caracteres fundamentales diferentes, constituyen los miembros de una serie de combinación, en la que están unidas las series de desarrollo de cada par de caracteres diferenciales. Con esto queda demostrado, a la vez, que el comportamiento de cada par de caracteres diferenciales en combinación es independiente de las demás diferencias existentes en las dos plantas originales. Esto se conoce como la tercera ley de Mendel o principio de combinación independiente, redefinida más modernamente de la siguiente manera: Los miembros de parejas alélicas diferentes se combinan de modo independiente cuando forman los gametos de un individuo híbrido para los caracteres correspondientes.

Mendel también realizó una serie de experiencias para demostrar, y comprobar al fin, que los híbridos producían células germinales (oosferas y anterozoides) que respondían en cantidades iguales a todas las formas constantes, y resultaban de las combinaciones de los caracteres unidos por fecundación. Asimismo efectuó experiencias para probar que las leyes válidas para Pisum, lo eran también para otros vegetales, como Phaseolus, en los que obtuvo las mismas proporciones y principios.

En las conclusiones de estos trabajos comparó sus resultados sobre Pisum con los ya obtenidos por Gaertner y Kölreuter. Entre las distintas alusiones de Mendel a estos autores vale la pena destacar las que se refieren a las experiencias de Gaertner, cuyos ensayos habían permitido observar la transformación de una especie en otra (se alude aquí sin duda a variedades en lugar de especies), luego de varias fecundaciones y cruzamientos. Transformación que, con ciertas salvedades, pareció aceptar Mendel, quien aseguraba que el resultado de los experimentos de transformación indujo a Gaertner a declararse contra la opinión de los naturalistas que negaban la estabilidad de las especies vegetales y admitían una continua evolución de ellas. El veía en la transformación lograda de una especie en otra una prueba fehaciente de que la especie tiene sus límites fijos, más allá de los cuales no puede cambiarse. Aunque no se puede atribuir una validez incondicional a esta opinión, se encuentra por otra parte, en los experimentos realizados por Gaertner, una confirmación apreciable de lo que se ha expresado por la variabilidad de las plantas cultivadas.

De esta forma elegante, Mendel eludió manifestar sus opiniones respecto al espinoso asunto de la evolución de las especies. No obstante, si bien le pareció aceptable la selección natural propugnada por Darwin -Mendel poseía un ejemplar del Origen de las especies en alemán, al que hizo abundantes anotaciones-, rechazó de plano la hipótesis de Darwin sobre la pangénesis (partículas llamadas gémulas que se producían en las células y luego se depositaban en los gametos o células reproductoras, y eran las responsables de la transmisión de los caracteres hereditarios), que estaba en desacuerdo con su concepción de la herencia a través del desarrollo y formación de los híbridos.

Este trabajo, Mendel lo leyó en la Sociedad de Ciencias naturales de Brno en 1865, sin que diera lugar a debate alguno, y se publicó en la revista de esta institución al año siguiente. Al parecer, la significación del mismo no fue del todo comprendida por los miembros de esa Sociedad, como tampoco lo fue por dos de las mayores celebridades de entonces, los botánicos Anton Kresner y Carl Wilhemm von Naegeli, a quien Mendel remitió un ejemplar de su trabajo. Es curioso que tampoco tuviera repercusión en otros lugares, habiéndose enviado a 134 instituciones de varios países. En EE.UU., por ejemplo, se mandó a ciudades como New York, Chicago y Washington.

Algunos factores podrían citarse; uno de ellos fue la figura y obra de Darwin -debates incluidos- que llenaban el panorama de las ciencias biológicas de la época, con su teoría de la evolución de las especies y del origen del hombre. Y el propio hecho de que no llegara a manos de Darwin alguna copia de las experiencias de Mendel, que posiblemente habría dado lugar a un replanteamiento total del naturalista inglés de sus concepciones evolucionistas, pero también a la divulgación de la labor mendeliana. Por otra parte, aún no se habían descubierto los cromosomas -que contienen el ADN con los genes para la trasmisión de caracteres hereditarios, síntesis de proteínas, etc.- ni el holandés Hugo de Vries (1848-1935), que estudiaba la posible pangénesis intracelular, había planteado el mecanismo de la variación mediante las mutaciones. Ya había muerto Mendel, cuando esto ocurría. También trabajaba en la hibridación a finales de siglo XIX el alemán Karl Correns (1864-1933) y el austríaco Erich Tshermack (1871-1962). Los tres redescubrieron simultáneamente en 1900 los experimentos mendelianos, dándolos a conocer.

Otros trabajos de Mendel

En su correspondencia con Naegeli, entre 1866 y 1873, Mendel le comunicó diversas noticias personales y otras en relación con su labor científica, como las experiencias que llevó a cabo con otra planta, la llamada vulgarmente oreja de ratón (Hieracium), a la que dedicó cuatro años, intentando encontrar en ella los mismos resultados que en Pisum, Phaseolus y otras.

El corto número de híbridos logrados -difíciles por otra parte de obtener, dada la pequeñez de las flores y sus particulares estructuras-, parecieron contradecir sus anteriores conclusiones. Pero en 1903 se supo que esta planta se reproduce fundamentalmente por esquejes en lugar de por polinización cruzada. Su reporte sobre este trabajo, presentado en la aludida Sociedad el 9 de junio de 1869 y publicado en su revista un año más tarde, sería rechazado. Si bien, Mendel había dejado una puerta abierta asegurando que la cuestión estaba aún por responder. Así, en sus notas sugirió, sin embargo, que en Hieracium y en otras plantas tenía lugar un cruzamiento producido por varios factores (llamados luego poligenes) y que la segregación que se observa en sus híbridos seguía idéntico principio como en Pisum.

Mendel también intentó probar su teoría en el reino animal, sometiendo a cruzamiento unas cincuenta variedades de abejas, con el fin de obtener una «raza sintética», pero no lo consiguió, debido entre otras cosas al controlado apareamiento de la abeja reina. Aunque comprobó los efectos de la hibridez en estos insectos.

Los distintos aportes brindados por Mendel en el terreno de la herencia, hacen que se le considere justamente «el padre de la genética». Además de sus famosas leyes, llamó la atención sobre algunos aspectos que luego serían desarrollados por otros científicos, como las formas intermedias de la herencia, la acción aditiva de sus «elementos» (luego genes), del eslabonamiento (linkaje) y de la interacción de dichos elementos o genes (poligenia), así como que las células ovulares y las del polen contenían unidades hereditarias para el desarrollo del sexo. Aunque Mendel no utilizó los términos de herencia y hereditario, dejó abierta la senda para el estudio de la genética y de este proceso como mecanismo de la variación.

Bibliografía

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