Márquez Martín, Miguel (1946-2007).


Matador de toros español, nacido en Fuengirola (Málaga) el 5 de marzo de 1946 y muerto en Los Barrios (Cádiz), el 27 de marzo de 2007. Aficionado a los toros desde muy joven, se vistió de luces por vez primera con motivo de un festival para novilleros noveles celebrado en su lugar de origen el día 7 de octubre de 1964. También en esas arenas hizo su debut con picadores, un día 8 de octubre de 1966, en el que se corrieron reses bravas pertenecientes a la ganadería de doña María Luisa Domínguez. Le acompañaron aquella tarde en el cartel los novilleros Fernando San Pedro («Almendro») y José Luis Román.

El 3 de marzo de 1968 compareció en las arenas de la plaza de toros de Málaga, dispuesto a tomar la alternativa que había de darle su padrino, el matador rondeño Antonio Ordóñez Araujo; el cual, en presencia del coletudo murciano Miguel Mateo Salcedo («Miguelín»), que hacía las veces de testigo en aquel feliz evento, le cedió los trastos con los que había de dar lidia y muerte a estoque al astado Favorito, perteneciente al hierro de los herederos de don Carlos Núñez.

El día 17 de mayo de aquel mismo año se presentó por vez primera ante la severa afición de la plaza Monumental de Las Ventas (Madrid), donde confirmó su grado de doctor en tauromaquia. Ofició aquella tarde de padrino el mismo espada que le había dado la alternativa, quien, en presencia del matador sevillano Rafael Jiménez Castro («Chicuelo»), que comparecía en calidad de testigo, le cedió la vez para que matara al primer toro de la tarde, Ocurrente, perteneciente a la vacada del conde de la Corte. Cuentan las crónicas que Miguel Márquez Martín no anduvo especialmente afortunado en la lidia de este su primer enemigo, pero sí triunfó, en cambio, con su segundo, llamado Cara de Perro, al que mandó desorejado al desolladero. La subsiguiente salida a hombros por la Puerta Grande de Las Ventas le abrió de par en par las del resto de las plazas españolas e hispanoamericanas, de lo que quedó un buen reflejo en las ciento una corridas que lidió en España aquel año, complementadas luego con los veintiún contratos que firmó en tierras de Ultramar (Perú, México y Venezuela).

Siguieron a ésta otras tres temporadas no tan pródigas, pero aún así bien surtidas de contratos: en 1969 toreó en España noventa y siete corridas; en 1970, ochenta y siete; y en 1971, setenta. Al finalizar cada una de ellas cruzaba el océano para torear en la principales ferias de Hispanoamérica, de las que regresó en alguna ocasión con la palma de triunfador indiscutible -así, verbigratia, en la feria del Señor de los Milagros (Lima) de 1971, donde obtuvo el Escapulario de Oro-. Sin embargo, el cambio de apoderado que el propio Miguel Márquez Martín provocó en la temporada de 1972 le condujo a una progresiva disminución en el número de ajustes: cincuenta y cuatro en 1972, treinta y seis en 1973, y veinticuatro en 1974. Tras recuperarse ligeramente en las dos temporadas siguientes (cuarenta y seis festejos lidiados en la de 1975, y cuarenta y uno en la de 1976), su carrera entró luego en una franca decadencia de la que ya no se había de recobrar.

Pese a ello, Miguel Márquez Martín es recordado entre la afición como un diestro valiente, bullidor y poderoso, al que siempre se le agradecía su decisión a la hora de enfrentarse con el toro-toro, en una época en la que muchos de sus colegas rehuían la pelea con las reses de las ganaderías menos cómodas.

Miguel Márquez murió el 27 de marzo de 2007 en un tentadero de Los Barrios (Cádiz) donde se preparaba para torear en un acto benéfico en favor de los enfermos de Aizheimer.