María de Austria, emperatriz de Austria (1528-1603).
Hija del emperador Carlos V y de Isabel de Portugal. Fue emperatriz ella misma cuando su marido, Maximiliano II accedió al trono imperial en 1564. Nacida en el Real Alcázar de Madrid, el 21 de junio de 1528, y muerta en el monasterio de las Descalzas Reales, también en Madrid, el 26 de febrero de 1603. Recibió el nombre de María como recuerdo de su abuela materna, la reina de Portugal María de Aragón y Castilla, que a su vez era hija de los Reyes Católicos.
Fue el tercer vástago de Carlos V y el segundo legítimo, tras Felipe II, con su mujer Isabel de Portugal. Así mismo fue la segunda hija del emperador pero la primera legítima, puesto que en 1522 nació la bastarda Margarita de Parma. Nació de parto prematuro después que su padre marchó para Alemania, hacia la que embarcó en el puerto de Barcelona el 27 de julio de 1529 y de la que no regresó hasta abril de 1533, por lo que conoció a su hija cuando tenía ya casi cinco años, pero de cuyo crecimiento, educación y salud fue puntualmente informado por el ayo del príncipe, Pedro González de Mendoza. Visitó de niña junto con sus hermanos Felipe y Juana a su abuela paterna, la reina doña Juana, en su encierro de Tordesillas. La emperatriz Isabel falleció el 11 de mayo de 1539 y tanto ella como su hermana Juana fueron las receptoras del cariño de su hermano mayor en ausencia de la figura materna. Esto dio como resultado una especial relación de afectividad entre ellos que se mantuvo a lo largo de sus vidas. Dicha situación quedó ejemplarizada cuando María enfermó gravemente en el otoño de 1544 y su hermano, que se había casado ya con María de Portugal, decidió el traslado de toda la corte hacia el lugar que fue más conveniente para su hermana, de forma que sanó rápidamente.
María en la política matrimonial de Carlos V
En ese mismo año 1544 se produjo la entrada de María en los planes de su padre mediante el recurso de la política matrimonial. El motivo se dio cuando en septiembre de 1544 se firmó la Paz de Crespy con Francia. Carlos V pensó en su consolidación mediante dos opciones matrimoniales para el duque de Orleans, que era el segundo hijo de Francisco I de Francia, el rey de Francia. Una de estas opciones era el matrimonio con su hija María, junto con la posesión de los Países Bajos cuando Carlos muriera. En octubre el príncipe Felipe recibió la noticia del tratado en Valladolid y recibió un encargo del emperador, su padre, por lo que sondeó a su hermana sobre tal posibilidad, esto ocurrió en noviembre en Madrid. Esta opción fue no obstante finalmente descartada, pero pocos años después María volvió a entrar en los planes políticos de su padre cuando concertó para ella un nuevo matrimonio, que esta vez si se celebró. En abril de 1548 Felipe comunicó a las Cortes de Casilla, que estaban reunidas en Valladolid, su marcha hacia un viaje que realizó por Europa. Para asumir la regencia de Castilla llegó en septiembre desde Viena el archiduque Maximiliano. Este era primo de María, ya que su padre, Fernando de Austria, era el hermano del Emperador Carlos, y en abril de ese año recibió el título honorario de rey de Bohemia. Persona de amplia cultura, hablaba español y otras cinco lenguas, entre ellas el latín e igualmente era un apasionado en el arte de la orfebrería. Se concertó su matrimonio con María de forma pactada por los padres de los contrayentes en la ciudad de Augsburgo, y el objetivo de este matrimonio era doble. Por un lado compensó a Maximiliano de la intención que tenía su tío Carlos y por la que nombró emperador para sucederle a Fernando, el padre de Maximiliano, en lugar de a este. Por otro lado también se quiso evitar de esta forma, y también a modo de recompensa por evitarlo, las tendencias que había manifestado Maximiliano hacia el protestantismo en algunos momentos. Llegados a Castilla, se celebraron los esponsales en Valladolid el 15 de septiembre, dos días después de que llegó. Una vez asentados, Felipe partió hacia Alemania el 2 de octubre. Respecto a María, fue cuando realizaba su función de regente, que le encomendaron tanto su padre como su hermano, cuando dio a luz a su primer hijo. En total, durante su matrimonio alumbró a quince hijos, nueve varones y seis hembras, entre estas últimas a Ana, que fue la cuarta esposa de su tío Felipe II entre 1570 y 1580. De entre todos sus hijos solo ocho alcanzaron finalmente la edad adulta. Felipe regresó a España en 1551, hacia el otoño y una vez que llegó María y Maximiliano partieron hacia centroeuropa y se instalaron en la que prácticamente fue su residencia fija, el castillo de Praga. Ella ya no regresaría a Castilla hasta 1581.
María emperatriz
En 1564 Maximiliano accedió al trono imperial con la denominación de Maximiliano II. Esto ocurrió debido a que su padre, quien fue el emperador Fernando I, murió el 25 de julio de ese año. Igualmente Maximiliano se convirtió en rey de Hungría y recibió de forma efectiva el título de rey de Bohemia. Entre 1551 y 1564, el matrimonio llevó una vida discreta, en la que María tuvo que sujetar las antiguas tendencias libertinas y filoprotestantes de su marido, algo que María, ferviente católica, no estaba dispuesta a consentir. Poco antes del ascenso al solio imperial, el matrimonio envió hacia España, ya que así lo solicitó el rey Felipe II, a los dos hijos varones mayores, los archiduques Rodolfo y Ernesto, de doce y once años. Llegaron a Barcelona el 17 de septiembre de 1564, cuando sus padres eran ya emperadores, pero habían salido antes de que esto ocurriera. Felipe II sentía gran aprecio hacia sus sobrinos y en su mente pareció que estaba el que alguno de ellos, debido a la mala salud de su heredero, el infante don Carlos, fuera su sustituto en los territorios de la monarquía hispánica. Aunque esto no llegó a materializarse, Rodolfo llegó a ser emperador mientras que Ernesto fue gobernador de los Países Bajos. La posibilidad de que alguno heredase a Felipe II, así como la presencia constante de su mujer, hizo que Maximiliano llevase a cabo una política más filoespañola, por lo que dejó a un lado de manera definitiva toda posible tendencia que fuera favorable al protestantismo. El 12 de octubre de 1576 falleció el emperador y esposo de María. El dolor de la emperatriz fue muy grande y de hecho durante mucho tiempo asistió a la iglesia donde estaba enterrado su marido y velaba su cuerpo de día y a veces de noche en medio de oraciones. Ante esto la emperatriz viuda se planteó la vuelta a España. Pero no fue hasta 1581 cuando regresó a Madrid.
Últimos años en Madrid
Salio de Praga el 3 de agosto de 1580 y durante el viaje se le notificó la muerte de su hija, la reina Ana, que ocurrió el 26 de octubre de 1580. El viaje transcurrió por Moravia, Véneto y Génova. Allí su séquito embarco en las galeras de Giovanni Andrea Doria que se dirigieron a Barcelona. Finalmente llegó a Madrid el 7 de marzo de 1581. A parte de las motivaciones afectivas y sentimentales, tenía dos motivos añadidos. Por un lado lo hizo por su hija Margarita, ya que tenía la intención de que ella fuera la quinta mujer de su hermano Felipe II, cuando en 1580 murió la reina, e hija de María, Ana; pero la interesada se negó a tal idea y finalmente ingresó en el monasterio de las Descalzas Reales de Madrid. Otro de los motivos del regreso, fue la subida al trono de Portugal de Felipe II. Ambas fueron a Lisboa, donde llegaron en abril de 1582, y el rey pretendió que quedaran allí como regentes, algo a lo que María no accedió, pero esperaron a que llegara Alberto a Lisboa, otro de los hijos de María y sobrino del rey que había venido con su hermana Ana cuando esta caso con su tío, fue este quien finalmente se hizo cargo de la regencia lusa. Nuevamente María y Margarita se encontraban en Madrid en la primavera de 1583. Una vez en la capital la emperatriz viuda se alojó en el convento de las Descalzas Reales, que fundó su hermana Juana cuando enviudó en 1553 de Juan de Portugal. En Madrid, la emperatriz desarrolló una importante labor cultural, ya que se trajo desde centroeuropa a su maestro de capilla y célebre compositor, el maestro Tomas Luis de Victoria e igualmente ocurrió con los hermanos Argensola (véase: Juan Bartolomé y Lupercio). También tuvo que hacerse una vez más asumió funciones de regencia en Castilla cuando quedó en Madrid como representante de su hermano, ya que tanto el como la corte partieron hacia Zaragoza en enero de 1585 para la boda de la hija de Felipe II, Catalina Micaela, con el duque de Saboya. En septiembre de 1598 murió el rey Felipe II, su hermano. En 1599 María presentó sus respetos en el Alcázar de Madrid al nuevo rey, Felipe III, hijo de su hermano Felipe II y de su hija Ana. Después ingresó en el convento de las Descalzas Reales. Aquí sin ingresar de forma efectiva en la orden religiosa como si hizo su hija Margarita, llevó una vida ejemplar y se hizo además enterrar en el mismo. Otros aspecto cultural de su estancia madrileña fue su patrocinio sobre los Jesuitas, este se inició ya en centroeuropa. De hecho en Madrid les dio gran parte de su fortuna para el colegio que estos habían fundado en 1560. Sin embargo, y este fue un punto amargo al final de su vida, no todos sus hijos estuvieron conformes con tal patrocinio, por lo que iniciaron acciones legales contra su decisión, de tal forma que hasta 1609, cuando ya había muerto María, no salió una sentencia definitiva, que le fue favorable. El 26 de febrero de 1603 había fallecido en el monasterio y posteriormente su sepulcro se ubicó en el coro alto del mismo.
Bibliografía
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CABRERA DE CÓRDOBA, Relación de las cosas sucedidas en la corte de España desde 1599 hasta 1614. Madrid, 1857.
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KAMEN, H., Felipe de España. Siglo Veintiuno de España Editores, Madrid, 1997.
MFD