Jefferson, Thomas (1743-1826).
Político y filósofo estadounidense, vicepresidente de los Estados Unidos bajo la presidencia de John Adams (1796-1801), y tercer presidente de los Estados Unidos (1801-1809). Nació el 13 de abril de 1743, en Shadwell (estado de Virginia), y murió el 4 de julio de 1826, en su residencia de Monticello (estado de Virginia), el mismo día y año que su predecesor en el cargo John Adams. Debido a su enorme cultura y erudición, Thomas Jefferson fue un claro ejemplo de hombre ilustrado, librepensador y partidario de los derechos naturales del hombre y uno de los políticos, junto con George Washington y Abraham Lincoln, más determinantes para el futuro de su país. Como autor principal de la Declaración de Independencia, vertió en ella todas sus ideas ilustradas de cuño europeo, las cuales luego aplicaría en sus dos mandatos presidenciales.
Primeros años
Miembro de una familia terrateniente de Virginia, Jefferson era el mayor de 10 hermanos. Su padre, Peter Jefferson, poseía varios millares de hectáreas y cerca de 240 esclavos, posesión que el joven Jefferson heredó a la muerte de éste, en el año 1757. Jefferson se educó con varios preceptores religiosos que le inculcaron un pronto interés por la Botánica, la Geología, la Cartografía y el Griego y Latín. A la edad de 17 años, Jefferson marchó a completar sus estudios al William and Mary College, donde aprendió los conceptos matemáticos necesarios para dirigir sus próspera plantación. Jefferson siguió estudiando y se interesó por la abogacía, especialidad en la que, en el año 1767, se graduó para iniciar una prometedora carrera como abogado. Fue precisamente en esa época cuando Jefferson tomó contacto con las ideas filosóficas ilustradas de los autores franceses e ingleses como Locke, Voltaire y Diderot. Conjugando su profesión de abogado con sus ideales filosóficos, Jefferson se convirtió en un defensor a ultranza de la libertad contra la tiranía británica.
El inicio de su carrera política
La carrera política de Thomas Jefferson se desarrolló paralelamente al impulso cobrado por la Revolución Americana. Así pues, el año 1769 fue elegido miembro de la Asamblea de Ciudadanos de Virginia, cargo en el que estuvo hasta el año 1774, compaginando su nueva ocupación política con una de sus grandes pasiones, la arquitectura, como luego demostraría al diseñar los planos de su mansión en Monticello y los del Capitolio de Virginia, en Richmond.En el año 1772, Jefferson contrajo matrimonio con la rica viuda Martha Wales Skelton.
En el año 1774, Jefferson escribió su primer ensayo de importancia, Summary view of the rights of British America, en el que expuso los derechos naturales de los colonos al autogobierno ya que, según él, estos no llegaron a América como agentes del Gobierno británico, sino como individuos particulares. Muchas de las opiniones expresadas en dicho ensayo fueron luego plasmadas en la Declaración de Independencia.
Ese mismo año, Jefferson acudió al primer Congreso de Filadelfia, en el que los representantes de las trece colonias promovieron definitivamente el movimiento independentista. Jefferson fue elegido presidente de la comisión encargada de preparar el borrador de la Declaración de Independencia, redactada a finales de julio y que fue leída en el segundo Congreso de Filadelfia del año 1776. El documento aprobado era obra, casi íntegra, de Jefferson, ya que sus dos colaboradores en el proyecto, John Adams y Benjamín Franklin, apenas introdujeron modificaciones de relieve.
Una vez rotos los vínculos políticos con la metrópoli, Jefferson regresó, en el año 1777, a Virginia para participar en la elaboración de la constitución del estado, en la que logró introducir la derogación de la primogenitura y el derecho de vinculación (herencia de las posesiones a través de una línea concreta de descendientes), suprimiendo de esa manera los dos mayores obstáculos gubernamentales al derecho de la propiedad privada. Otros de los muchos logros legislativos de Jefferson fueron la separación de poderes de la Iglesia y del Estado, la implantación de una política de enseñanza pública a nivel estatal y el estatuto para la libertad de culto (éste ultimo no se aprobó hasta el año 1786), por el que se prohibía al Estado financiar cualquier tipo de organización religiosa.
Nombrado gobernador de Virginia, entre los años 1779 a 1781, tras dejar el cargo se retiró temporalmente a su magnífica posesión de Monticello, para escribir, en el año 1782, su obra Notes on Virginia, en la que plasmó una serie de interesantes apuntes sobre la vida social, política y económica del estado de Virginia en el siglo XVIII. Tras la muerte de su mujer ese mismo año, Jefferson regresó al Congreso como representante de Virginia, redactando varios documentos oficiales, entre los cuales destacaron por su importancia la introducción del dólar como moneda nacional sujeto al sistema decimal internacional y la Ordenanza de 1784, por la que se organizaba al oeste de los Apalaches una serie de nuevos territorios que muy pronto pasarían a formar parte de los estados de la Unión.
En el año 1785, Jefferson fue designado embajador en Francia sustituyendo a Benjamín Franklin. En el transcurso de los cuatro años que permaneció en el país galo, Jefferson fue testigo de excepción del estallido de la Revolución Francesa en París, abrazando con entusiasmo las ideas del primer período revolucionario francés, las cuales reafirmaron sus ideales políticos. Además, su estancia en Francia cristalizó en una amistad sincera hacia ese país, circunstancia que posteriormente le haría enfrentarse con otro gran peso pesado de la política estadounidense, el líder del Partido Federalista Alexander Hamilton.
Las administraciones de George Washington y John Adams
De regreso a su país, Jefferson se declaró favorable a los acuerdos adoptados en su ausencia por el Congreso de Filadelfia, por el que se nombró a George Washington primer presidente de la República Federal de los Estados Unidos de América, quien nombró a Thomas Jefferson secretario de Estado (ministro de Asuntos Exteriores).
En su nuevo puesto, Jefferson no tardó mucho en enfrentarse con Alexander Hamilton, nombrado secretario del Tesoro, disidencias que provocaron que Jefferson comenzase a desarrollar un nuevo partido en torno suyo, el Demócrata-republicano, integrado por granjeros y propietarios de tierras, frente al Partido Federalista, liderado por Alexander Hamilton, compuesto en su gran mayoría por banqueros e industriales. Hamilton pretendía ampliar los poderes del Gobierno central en detrimento de la autonomía de los estados y crear una banca poderosa capaz de controlar la vida económica del nuevo país. Para ello, era necesaria la industrialización del país, establecer elevados aranceles y ligar al proyecto gubernativo a las clases más ricas. Jefferson, fiel a sus ideales fisiocráticos, concedía a la agricultura todas las virtudes y la única fuente real de producción y riquezas. En su opinión, Estados Unidos debía seguir siendo una nación agraria, basada en pequeños granjeros independientes.
Cuando, en el año 1792, estalló la guerra entre Francia y Gran Bretaña, Jefferson abogó por ayudar a Francia y establecer restricciones al comercio británico. Pero, gracias a la mediación de Hamilton, George Washington se inclinó por la práctica de la neutralidad en el conflicto. Jefferson dimitió de su cargo molesto por la creciente amistad del Gobierno con Gran Bretaña y, sobre todo, por las políticas promovidas por el secretario del Tesoro. Thomas Jefferson acabó formando, junto con James Madison, el Partido Republicano, con el que comenzó a enfrentarse políticamente al Gobierno federalista.
Durante las elecciones presidenciales del año 1796, Jefferson perdió la presidencia por tan sólo dos votos de diferencia ante su oponente, el también federalista John Adams. Pero, de acuerdo al sistema electoral vigente en aquella época, éste ocupó la vicepresidencia al ser la segunda fuerza política más votada (primera y única vez que un presidente estadounidense gobernó con un vicepresidente que no era de su partido).
Tal como era de esperar, el conflicto entre ambos políticos no tardó en estallar, habida cuenta de los diferentes intereses y conceptos de la política que ambos defendían. No obstante, debido a su débil posición dentro del nuevo Gobierno, totalmente dominado por los federalistas, Jefferson se vio obligado a pasar a un segundo plano en espera de mejores momentos. Durante ese período, Jefferson observó con preocupación el ascenso federalista y la utilización que éstos hacían del sentimiento antifrancés para crear un ejército permanente (controlado por Hamilton), y, lo que era aún más grave, la aprobación de la Ley de Extranjeros y Sediciosos, por la que el Gobierno podía restringir la entrada de extranjeros, sobre todo franceses, en el país (proclives al voto republicano), y detener, condenar y expulsar a todo aquel que injuriase o lanzara falsas acusaciones contra miembros del Gobierno o de la Alta Administración. Tanto Jefferson como su compañero de escaño en el Senado, James Madison, denunciaron la inconstitucionalidad de dicha ley, lo que les confirió un papel de baluartes en la defensa de los derechos individuales y de la autonomía de los estados frente al poder central del Gobierno federal.
Tercer presidente de los Estados Unidos de América
En las elecciones presidenciales del año 1800, Jefferson y su colega republicano de campaña, Aaron Burr, obtuvieron igual número de votos, por lo que la elección de presidente se tuvo que resolver mediante la votación por la Cámara de Representantes, la cual, tras 36 agotadoras votaciones, acabó eligiendo como presidente a Thomas Jefferson.
Desde su cargo Jefferson se enfrentó a la oposición federalista y a un gran sector de su propio partido, por lo que practicó una política entre ambos extremos. Decidido a imprimir a su presidencia de sencillez, Jefferson eliminó el boato federalista y las ceremonias adoptadas a imitación de las cortes reales: estableció la sede del Gobierno en la recién creada ciudad de Washington D.C (Distrito de Columbia), eliminó el mensaje presidencial que sustituyó por un discurso, redujo los quehaceres del Congreso a sesiones de tres a cinco meses de duración, impuso la política de partidos y reprimió considerablemente los gastos del ejército y la marina.
Pero, sin duda alguna, los dos mayores aciertos del primer período presidencial de Thomas Jefferson fueron: la compra a Francia, el 30 de abril de 1803, de los inmensos territorios hacia el Oeste comprendidos en la Luisiana (véase el artículo Compra de Luisiana) y la expedición a las tierras situadas al Oeste del río Mississippi que encomendó a los exploradores Lewis y Clark, con la que se pudieron establecer relaciones pacíficas con las tribus autóctonas de la región y se obtuvieron todo tipo de datos científicos de gran interés, a la par que se abrió una ruta la lenta y constante migración de un buen número de colonos que empezaron a ganar territorios para la Unión.
En el año 1804, Jefferson volvió a ser reelegido presidente. Su segundo mandato estuvo marcado por el conflicto europeo, que perjudicaba seriamente la economía de los Estados Unidos. Jefferson, en un intento por proteger la independencia del país y mantener la diplomacia estadounidense lo más flexible posible sin adquirir ningún compromiso irrevocable con ninguno de los principales contendientes, no tuvo más remedio que seguir manteniendo la política neutral de sus predecesores, muy a su pesar. Pero, en vista de que los británicos no respetaban la neutralidad estadounidense, patrullando con sus barcos las costas norteamericanas e interceptando los navíos estadounidenses en busca de contrabando y desertores. Jefferson se decidió por la vía de la coacción pacífica, y dictó la Ley del Embargo, en el año 1807, por la que se prohibía a todo barco estadounidense comerciar con cualquier país extranjero. El embargo supuso un terrible golpe al comercio estadounidense y levantó una oleada de indignación en casi todas las capas sociales del país. Jefferson fue violentamente atacado en el Congreso, hasta el punto de que, pocos días antes de que tomase posesión del cargo presidencial el nuevo presidente electo, James Madison, fue forzado a firmar la derogación de la ley.
Paradójicamente, la maniobra política de Jefferson sirvió para que Nueva Inglaterra, dedicada desde siempre a las actividades comerciales marítimas con el extranjero, tuviera que reiniciar una nueva dirección económica: el capital antes invertido en el comercio extranjero se aplicó en levantar fábricas y acerías que dieron comienzo realmente al proceso de industrialización de los Estados Unidos, tal como pretendía su gran enemigo político Alexander Hamilton.
Tras finalizar su segundo mandato, el 3 de marzo de 1809, Jefferson se retiró a su casa de Monticello, donde pasó el resto de su vida dedicado a otro de sus grandes empeños, la fundación de la Universidad de Virginia. Él mismo proyectó los edificios, elaboró los planes de estudio y trató de conseguir el personal docente más cualificado, objetivo que logró convirtiendo a su universidad en la más avanzada del país en esos momentos.
Hombre polifacético y complejo, encarnación perfecta de la élite estadounidense de su época, Thomas Jefferson se negó a liberar a sus esclavos y se mantuvo siempre en desacuerdo con las ideas abolicionistas, hecho que le hizo caer en la más absoluta contradicción ya que se consideraba defensor de la dignidad humana y natural del hombre. Desde su retiro de Monticello no dejó de prodigar consejos a los presidentes James Madison y James Monroe, hasta la fecha de su muerte, acaecida el día 4 de julio de 1826, aniversario de la Declaración de Independencia que él mismo se encargó de elaborar.
Bibliografía
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HERNÁNDEZ SÁNCHEZ-BARBA, Mario: Historia de los Estados Unidos de América: de la República burguesa al Poder presidencial. Madrid: Marcial Pons, 1997.
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Carlos Herráiz García.