Herodes I, Rey de Judea (73-4 a.C.).


Rey de Judea entre los años 40 y 4 a.C. Era llamado También «Herodes el Grande«, «Herodes Antipas» o «Herodes el Idumeo» (por ser hijo del idumeo Antípatro). Su madre fue Cipro, hija de un príncipe árabe. Herodes I se educó en la Corte de Hircano II, sumo sacerdote y rey asmoneo, de la cual su padre fue un importante valido. A los 25 años consiguió ser nombrado estratego de Galilea y poco después de Celesiria. Hábil político, pudo granjearse el favor del propio Hircano II e incluso el del triunviro romano Marco Antonio, a pesar de sus tendencias cesarianas, quien le nombró Tetrarca de Judea, junto a su hermano Fasael. Presionado por los partos que, enemigos de Roma, habían invadido Palestina y dado el título de «Rey de los judíos» a Antígono, Herodes huyó a Roma, en donde el senado le nombró Rey de Judá. Con ayuda romana, pudo ocupar Jerusalén en el año 37 a.C., asegurando su posición política con el matrimonio con Mariamme, nieta de Hircano. Asimismo, logró que Marco Antonio condenara a muerte a Antígono, con lo cual Herodes I quedó dueño de la situación. Más tarde se ganó el favor de Octavio Augusto, tras la derrota de Marco Antonio en Accio, recibiendo del nuevo dueño de Roma otros territorios.

Su reinado, a partir de aquel momento, se centró en una gran actividad constructora: fundó ciudades nuevas de corte helenístico y fortalezas (Herodion de Belén, Herodion de Transjordania), y reconstruyó, reformó o embelleció otras (caso del templo de Jerusalén, que superó en magnificencia al antiguo de Salomón). Aunque Herodes I no era judío, respetó las costumbres e ideas del pueblo, especialmente las mantenidas por los fariseos. Su reinado, contestado por la población debido a los impuestos, se vio complicado por serios problemas familiares, a los que Herodes I hizo frente empleando una inusitada crueldad (asesinato de su esposa Mariamme y de sus hijos Alejandro y Aristóbulo, además del de otros familiares). Sus últimos años de gobierno conocieron numerosos asesinatos, así como la conspiración de uno de sus hijos, Antípater, que había tenido con Doris. Tras un intento fallido de suicidio, Herodes I murió en el año 4 a.C., sin que se llegaran a ejecutar sus últimas órdenes criminales (acuchillamiento de los judíos notables reunidos en el hipódromo de Jerusalén).

Degollación de los Santos Inocentes

Con este nombre se conoce la degollación de todos los niños menores de dos años, en Belén y su comarca, ordenada por Herodes I. Aunque la crítica racionalista niega este hecho, el Evangelio según San Mateo dice que «entonces Herodes, cuando vio que había sido burlado por los Magos, se irritó mucho, y envió e hizo matar a todos los niños que había en Belén y en toda la comarca, de edad de dos años abajo, conforme el tiempo que había entendido de los Magos». Se conmemora este hecho el 28 de diciembre.