Heidenstam, Carl Gustav Verner Von (1859-1940).
Poeta y narrador sueco, nacido en Olshammar en 1859 y fallecido en Övralid (Estocolmo) en 1940. Autor de una brillante producción literaria que parte de una inicial fijación temática en lo exótico para acabar incorporando inquietudes naturalistas y nacionalistas a la literatura sueca de finales del siglo XIX y comienzos de la siguiente centuria, está considerado como el mejor exponente en su país de la denominada «generación decadente». En 1916, la Academia Sueca reconoció sus méritos literarios con la entrega del Premio Nobel de Literatura, galardón con el que se pretendió difundir por todo el mundo «su importancia como destacado representante de una nueva era de la literatura sueca«. Además (como era frecuente en la época), los académicos que le otorgaron este importante premio pusieron de manifiesto la calidad de una de sus obras, el poemario titulado Nya Dikter (1915).
Alentado desde su temprana juventud por una acusada vocación artística y una viva curiosidad intelectual que potenció su espíritu aventurero, se trasladó a la capital de su país con el propósito de seguir estudios de pintura y canalizar su creatividad a través de las artes plásticas. Pero, al poco tiempo de haber fijado su residencia en Estocolmo, decidió que la pintura no era lo suyo y emprendió un fructífero vagabundeo por diferentes partes del mundo, en el transcurso del cual conoció remotos lugares de África y Oriente, así como los núcleos más importantes de Europa, y se fue empapando de las corrientes literarias que estaban en boga en su época. A raíz de este interesante recorrido, Heidenstam adquirió también un acentuado gusto por los argumentos y los moldes formales exóticos, que pronto se hizo presente en sus primeras composiciones poéticas, aparecidas bajo el significativo título de Vallfart och vandringsar (Años de peregrinaje y vagabundeo, 1888). Esta obra, recibida con entusiasmo por parte de la crítica especializada y por numerosos colegas enfrascados, por aquel entonces, en la búsqueda de las claves capaces de renovar la anquilosada poesía sueca, puede considerarse como una especie de manifiesto estético de la citada corriente decadentista, así como el inicio del cambio radical que experimentó la lírica escandinava a finales del siglo XIX.
En efecto, los poemas insertos en Vallfart och vandringsar, inspirados en su mayor parte en la fecunda visita realizada por Heidenstam a diversos lugares de Oriente, supusieron la primera reacción seria contra esa estética naturalista que venía reiterándose con hastío entre los poetas más conformistas no sólo de Suecia, sino de buena parte de Europa, y que ya había empezado a cosechar reacciones similares en otras tradiciones literarias del Viejo Continente y de los países americanos (recuérdese que, en aquel mismo año de 1888 en que vio la luz este revolucionario poemario de Heidenstam, apareció en la ciudad chilena de Valparaíso la primera edición de Azul…, de Rubén Darío, obra que transformó también de un plumazo la lírica hispana de la época, y sentó las bases de ese gran movimiento ideológico que fue el Modernismo, que compartía con las propuestas de Heidenstam el rechazo de los agotados modelos naturalistas y la tendencia casi morbosa hacia la estética decadente).
Cuatro años después, Carl Gustav Verner von Heidenstam exhibió sin tapujos su adoración extrema por la belleza en las páginas de su novela titulada Hans Alienus (1892), una exquisita narración alegórica en la que la pasión hedonista alcanza las mayores cotas de refinamiento dentro de la escuela decadente sueca. Pero, a mediados de los años noventa, esta casi exclusiva obsesión por la belleza y los placeres exóticos empezó a dejar paso también en la obra del poeta de Olshammar a ciertas preocupaciones nacionalistas que quedaron bien patentes en sus colecciones de versos tituladas Dikter (Poemas, 1895) y Un pueblo (1899), así como en su novela Karolinerna (Los soldados de Carlos, 1897-1898), una extensa narración histórica que, publicada en dos volúmenes, está impregnada de ese fervor nacionalista y patriótico que, a partir de entonces, habría de caracterizar no sólo su producción literaria, sino también la de buena parte de los autores suecos del primer tercio del siglo XX. Ello se hace especialmente notorio en las páginas de otra espléndida entrega narrativa de Heidenstam, La familia Folkungi (1905-1907), una colección de epopeyas históricas en las que el pasado heroico del pueblo escandinavo cobra dimensiones épicas.
Posteriormente, el escritor de Olshammar se enfrascó de nuevo en la creación poética y llevó a sus versos las mismas inquietudes nacionalistas que había difundido a través de su prosa de ficción, hasta reunir una interesante producción poética de madurez que, en opinión de sus colegas de la Academia, fue la que le hizo merecedor del Premio Nobel.
J. R. Fernández de Cano.