Hammer o M.C. Hammer (1962-VVVV).
Músico estadounidense de rap, cuyo verdadero nombre es Stanley Kirk Burrel, nacido el 30 de Marzo de 1962 en Oakland (California). Puede decirse que ha llegado a ser el hombre de más éxito en la breve historia del género rap. Decidido a excluir de su trabajo la furia militante y el omnipresente lenguaje grosero que caracterizaban a otros grupos más radicales en esta línea, como Public Enemy y N.W.A., Hammer fue el primero que convirtió la presentación tradicionalmente minimalista del rap en todo un espectáculo debidamente coreografiado y de gran energía. Con ello, Hammer ha acercado la moderna música rap al ámbito la música-espectáculo, ámbito en el que también se incluyen desde el célebre song-and-dance de su héroe James Brown hasta el pop de Michael Jackson.
En su ascenso al estrellato, Hammer ha elevado así el rap a un nuevo nivel, en el que desde el principio ha trascendido cualquier límite impuesto por la raza, clase social o nacionalidad. La crítica radical que se le ha hecho, procedente a menudo de grupos menos «emolientes», tales como 3rd Bass, es que Hammer ha renunciado a la esencia del rap, al suavizar el lenguaje de las clases marginales urbanas para poder entrar en el mercado de los blancos. En el lado opuesto del espectro de críticas se encuentran los partidarios más formales de la corriente dominante del rock, quienes se quejan de que gran cantidad del material de Hammer ha sido extraído de antiguas grabaciones de otros artistas y señalan que, a pesar de que el individuo es fuera de toda duda una impresionante máquina de baile, no es capaz en cambio de cantar una sola nota.
Nacido en una familia de seis hermanos, Hammer creció en condiciones bastante precarias. Casi abraza la carrera de jugador de beisbol antes de alistarse en los Marines, antecedentes éstos que le han dotado de un sentido de la competitividad y la disciplina que raya en el fanatismo. Varios miembros de su equipo de treinta personas (cantantes, bailarines, músicos, disc-jockeys) sufrieron penalizaciones económicas en sus salarios al ser acusados por el artista de mal comportamiento o de trabajar poco, todo ello mientras hacían la extenuante cifra de doscientos shows extras en 1990.
Hay quien dice que Hammer es uno de los trabajadores más entregados en el negocio del espectáculo. Su show es ciertamente uno de los más completos y su carrera se ha construido sobre dos pilares básicos: una espectacular energía y un sentimiento de plena confianza en sí mismo y en su capacidad de captar el pulso del latido del público. Por otra parte, es un respetuoso cristiano y uno de los principales adalides de la lucha anti-droga, que ha asentado sólidamente su carrera sobre los cimientos y principios más básicos del negocio del espectáculo musical. Todo esto le ha llevado a mantenerse a flote milagrosamente en el curso de una corriente en la que otros naufragan con rapidez.
Su primer disco de larga duración, Please Hammer Don’t Hurt ‘Em, salió a la luz en 1990, y llegó a alcanzar el número uno de las listas en los Estados Unidos. Con más de trece millones de copias vendidas, es el disco de rap más vendido de la historia. Es cierto que los mejores logros de este trabajo no son del propio Hammer; así, por ejemplo, el afilado riff con reminiscencias funk del tema «U Can’t Touch This» proviene del éxito de Rick James «Superfreak» (1981), lo cual no fue muy bien recibido por este músico; «Have You Seen Her?» es un antiguo éxito de los Chi-Lites, quienes, al contrario que James, se mostraron encantados con la idea; la esencia de «Pray» fue aportada por Prince; y «Help the Children» está elaborada sobre un segmento de «Mercy Mercy Me», de Marvin Gaye. No parece un asunto preocupante, puesto que el tema del plagio en el rap se ha convertido en un asunto manido. Hammer acredita adecuamente los temas en el disco y paga los royalties a los autores de las canciones. ¿Cuántas veces han usado otros grupos de rock las canciones y riffs de Chuck Berry citándole en los créditos o, más frecuentemente, sin hacerlo? La cuestión perentoria es la de si Hammer hace un buen trabajo o no con esos préstamos desde un punto de vista artístico, y el veredicto es, en el mejor de los casos, bastante irregular. La voz de Hammer no tiene características distintivas a primera vista y su estilo rítmico tampoco posee una resonancia peculiar o inusual. Los temas más lentos, como «Have You Seen Her?», se hacen, según algunos, un poco aburridos, pero su instinto de bailarín se superpone en otros de calidad indiscutible.
Con su siguiente entrega, Too Legit to Quit (1991), Hammer no tuvo tanta suerte como con la anterior. A pesar de hacer gala de una mayor variedad que en Please Hammer Don’t Hurt ‘Em, este disco constituye una ampulosa y pretenciosa exhibición de la filosofía humanitaria de Hammer, a menudo a expensas de cortar e interrumpir el ritmo de las canciones.