Gudea (2141-2122 a.C.).
(Gu-de-a) Duodécimo ensí ‘gobernador’ de la segunda dinastía de Lagash. De este personaje sumerio, que la historiografía considera figura de primera importancia, son muy pocos los datos que se poseen para poder reconstruir su actuación política y personal. Por su matrimonio con Ninalla, una de las hijas de Ur-Baba, accedió al trono lagashita a la muerte de su suegro, y se mantuvo en el mismo 20 años. Pocas cosas se saben de su gobierno, ya que las 16 dataciones que se conservan de sus años de reinado (faltan otras cuatro) aportan poca información, pues se reducen a conmemorar construcciones de templos, fabricación de objetos de culto (arpas, tronos, estatuas, mazas, vasos) y excavación de canales. Son datos históricamente irrelevantes, que sólo sirven para testimoniar su interés por los asuntos religiosos —él mismo se consideró un príncipe piadoso, justo, sabio y perfecto— y por los trabajos de utilidad pública.
Su reinado, de acuerdo con los textos, fue pacífico; no se conoce ningún enfrentamiento con los qutu, etnia que en teoría dominaba Sumer, con los cuales hubo de pactar. Se conoce, sin embargo, una única acción militar, que Gudea llevó contra Anshan y el Elam, expedición que le proporcionó un rico botín para el templo Eninnu de Ningirsu, levantado en Girsu, según se sabe por los llamados Cilindros A y B. Gudea realizó también una serie de reformas administrativas (pesos y medidas, reajuste del calendario) y legislativas (protección de las gentes pobres) que redundaron en beneficio de su ciudad-estado (las fuentes hablan de 216.000 súbditos). Las ganancias obtenidas por su actividad económica, efectuada con puntos de la India, Arabia, Elam, Asiria, Siria y Capadocia, fueron invertidas en el embellecimmiento de Girsu —a la sazón capital real del Estado de Lagash— y en menor medida en el de otras ciudades. De Gudea han llegado más de 30 estatuas, así como relieves, estelas, estatuillas fundacionales, cilindro-sellos, vasijas y otros objetos menores que han permitido establecer un estilo tipo Gudea. Su prestigio se acrecentó después de su muerte, hasta el extremo de ser considerado dios y recibir culto por personal especializado en los templos levantados en su memoria. Tuvo, según se sabe, una segunda esposa llamada Gemeshulpa’e. Fue sucedido en el trono por su hijo Ur-Ningirsu.