Greene, Maurice (1974-VVVV).
Atleta estadounidense, nacido en Kansas City el 23 de julio de 1974. En su país se le conoce por «Cannonball» (Bala de Cañón). En el año 1997, Maurice se convirtió en el tercer velocista más rápido de la historia del atletismo de Estados Unidos al ganar la prueba de los 100 metros lisos masculinos en el Campeonato de EE.UU que se disputó en Indianápolis, (Indiana) el 14 de junio. Allí Greene estableció un tiempo de 9,90, un tiempo que sólo habían superado antes Leroy Burrell y Carl Lewis.
En la primera gran competición a la que acudió, los Mundiales de Gotemburgo de 1995, quedó eliminado en las series clasificatorias. En 1996 se trasladó a Los Angeles para entrenar a las órdenes de John Smith, que logró experimentar en él grandes progresos. La técnica de Smith con Greene le había hecho ganar 5 kilos de peso en los meses precedentes al Mundial de Atenas, un peso acumulado de cintura para arriba que le permitía soportar en los últimos tramos de carrera el acoso de sus rivales.
El 3 de agosto de 1997, Greene mejoraría su tiempo con 9,89 m en la final de los 100 de los Mundiales de Atenas. Esa marca de Greene quedó también como la segunda mejor del mundo en ese año 1997.
Pero fue en los Campeonatos del Mundo de Sevilla de 1999 cuando Greene despuntó como velocista y se convirtió en el rey del atletismo. Se colgó tres medallas de oro, primero arrasó en los 100 m, se confirmó en los 200 m como el rey indiscutible de la velocidad y, por último, llevó al equipo de Estados Unidos a la victoria en los 4×100 m. Ese mismo año, estableció en Atenas el récord del mundo de los 100 m con 9,79 segundos.
En las Olimpiadas de Sydney volvió a confirmar que es el hombre más rápido del planeta. Consiguió dos medallas de oro: en los 100 m y en los 4×100, terminando sus carreras con ese estilo chulesco que le caracteriza y que le han convertido en una estrella de los canales de televisión, cuyas cámaras no quieren perderse ni un ápice de sus gestos al finalizar, con comodidad, cada carrera en la que participa.
El 5 de agosto de 2001 confirmó con autoridad su supremacía entre los velocistas del planeta y consiguió su tercer título mundial de los 100 metros en los Campeonatos de Edmonton (Canadá) con un crono de 9,82 segundos, la tercera mejor marca de la historia. Un año después, su compatriota Tim Montgomery le arrebató el récord mundial de 100 metros con una marca de 9,78 segundos, que rebajaba en una centésima la plusmarca que estableciera Greene en Atenas en 1999. Sus eternos problemas en la pierna izquierda le pasaron factura en los Campeonatos del Mundo de París 2003, donde no consiguió clasificarse para la final.
A pesar de todos estos problemas, Green llegó a la cita olímpica de Atenas 2004 con esperanzas de alcanzar una medalla. Tal y como estaba la velocidad mundial, con los escándalos tan sonados entre los estadounidenses, que prácticamente convertían en sospechosos a todos los atletas de su delegación, Green volvió a estar en todas las listas de favorito para ganar el oro al más rápido, y de hecho se clasificó para la final sin demasiadas complicaciones.
La final fue trepidante, la más rápida de la historia, ya que nada menos que cuatro atletas consiguieron bajar del 9,90. Sin embargo, Green sólo pudo conformarse con la medalla de bronce, pues vio impotente como Justin Gatlin se hacía con la victoria con sólo una décima de segundo más que el récord olímpico, 9,85. Greene hizo unos magníficos 8,97, mientras que el atleta portugués de origen nigeriano Francis Obikwelu marcó 9,86. No obstante, ese bronce supuso un resultado excelente para un atleta que corría la prueba con treinta años ya cumplidos, lo que aumentó si cabe aún más su leyenda.