González Arnao, Vicente (1776-1845).
Jurisconsulto y literato español, nacido en Madrid en 1776, y fallecido el 4 de marzo de 1845. Se dedicó a toda clase de estudios: matemáticas, ciencias naturales, idiomas y, especialmente, a todas aquellas materias que tenían conexión con su carrera de abogado. Era doctor en ambos derechos, del Gremio y Claustro de la Universidad de Alcalá, y abogado de los Reales Consejos. Participó en 1790 y 1791 en sendos cursos de Historia literaria en la Biblioteca Real, bajo la dirección de D. Miguel de Manuel y Rodríguez; el primero de dichos cursos se tituló Noticia de las bibliotecas antiguas con observaciones filosóficas sobre las causas de su fundación y de su destrucción, y el segundo estaba dedicado al estudio de los textos bíblicos.
Parece ser que en la Universidad de Alcalá fue catedrático de Física experimental y que ejerció también el cargo de síndico del Ayuntamiento de Madrid. Se sabe que fue el autor de los siguientes escritos: Discurso sobre las colecciones de Cánones griegos y latinos (Madrid, 1793), Defensa legal […] sobre si se han declarar por consumidas y extinguidas las situaciones de renta de juros (Madrid, 1802), Elogio […] de Campomanes (Madrid, 1803), Elogio […] de Cisneros (Madrid, publicado hacia 1805 y leído en la Academia de la Historia en 1802) y las partes de Vizcaya y Guipúzcoa del Diccionario geográfico-histórico de España (Madrid, 1802). Figura como tesorero de la Academia de la Historia en noviembre de 1804.
Fue afrancesado en 1808; de hecho, se encuentra entre los firmantes del Estatuto de Bayona y el 8 de marzo de 1809 fue nombrado secretario del Consejo de Estado de José I. Caballero de la Orden Real de España (27 de octubre de 1809), perteneció a la comisión de medidas legislativas y fue uno de los encargados de la redacción del Código civil (diciembre de 1809). Asimismo, fue director de la Academia de la Historia (26 de abril de 1811) y perteneció también a la comisión preparatoria de una eventual reunión de Cortes (1812). En 1813, fue enviado a Extremadura como prefecto en comisión. Se sabe que compró una hacienda en la desamortización josefina y que perteneció a la Sociedad Económica Matritense y a la Academia o Instituto Nacional, siempre en la época josefina. A finales de 1813 tuvo que emigrar a Francia; residió primero en Burdeos y, desde 1814, en París, ciudad en la que permaneció hasta 1820. En este último año regresó a Madrid, pero se volvió muy pronto a la capital francesa. Posteriormente se supo que en 1821 había servido de intermediario entre los tránsfugas franceses en Irún y los españoles en París. En enero de 1822 la policía parisina sospechó de sus contactos con antiguos oficiales franceses, a los que invitó a alistarse en el ejército de Mina.
De 1822 es la edición de su traducción de la obra Ensayo político sobre el Reino de la Nueva España, de Alexander von Humboldt, que vio la luz en París (nuevas ediciones de la misma aparecieron en 1827 y 1836, también en París; una de 1869-70 vio la luz en Jalapa, y la última se editó en México, en 1941). Sepúlveda le atribuye Opinión sobre la constitución política de la Monarquía española, hecha en Cádiz a principios del año 1812. Escribióla un jurisconsulto español en Valencia, en enero de 1813 (Madrid, 1824), que aparece firmada por V. G. A. y que se editó en dos ocasiones.
El 14 de julio de 1824 obtuvo el permiso de residencia en Francia, pero la policía le vigilaba por sus contactos con numerosos españoles. Tenía fama de rico y de jurisconsulto eminente, pero a partir de 1825 cambió el carácter de estos informes pues, aunque González seguía recibiendo a mucha gente en su casa, parece ser que había estafado a varias personas, empezando por el conde de Montezuma, y se empezó a dudar de su moralidad. Por si fuera poco, en diciembre de 1825 se añadieron a estos rumores otros que le acusaban de usurero y de usar de mala fe.
Viajó a España en 1827 y 1828 por asuntos de negocios, pero no fue hasta 1831 cuando regresó definitivamente a España. No obstante, lo encontramos de nuevo en París en 1838 por asuntos relacionados con la guerra carlista, a la que quería poner fin. Fue de nuevo tesorero de la Academia de la Historia en noviembre de 1833, y su secretario el 11 de julio de 1834. En estos últimos años trabajó también en la confección de un Diccionario abreviado de la Lengua española, que vio la luz en París en 1826.
Bibliografía.
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BAROJA, Pío: Los caminos del mundo, Madrid, 1933.
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Diario Mercantil de Cádiz, nº 200, 10 de Agosto de 1813.
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MERCADER I RIBA, Joan: «Incidències político-socials damunt la propietat monacal catalana en el primer terç del segle XIX», I Col.loqui d’història del monaquisme català, Santes Creus, 1967, I, pp. 183-208.
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PALAU Y DULCET, Antonio: Manual del librero hispano-americano, 2ª edición, Barcelona, 1948-1977.
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SEPÚLVEDA, Christovam Aires de Magalhaes: Diccionario Bibliográfico da Guerra Peninsular, 2 vols., Coimbra, 1924.
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SIMÓN DÍAZ, José: Historia del Colegio Imperial de Madrid, Madrid, 1959.
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VAUCHELLE-HAQUET, Aline: «Un afrancesado refugiado en Francia: Vicente González Arnao», en Trienio, 9, Mayo 1987, pp. 177-186.
A. GIL NOVALES.