Godoy Fuentealba, Dagoberto (1893-1960).
Aviador chileno, nacido en Temuco en 1893 y fallecido en 1960, que fue el primero en atravesar la cordillera de los Andes en un viaje de Santiago a Mendoza (Argentina) el 12 de diciembre de 1918, hazaña realizada a bordo de un monoplaza Bristol de factura británica.
Hijo de Abraham Godoy y Clotilde Fuentealba, quedó huérfano a los dos años y fue educado por sus tías maternas Petronila y Tránsito Fuentealba, quienes le inclinaron a la carrera sacerdotal. Sin embargo, a los 21 años, Dagoberto Godoy decidió ingresar en la Escuela Militar y en 1915 se incorporó al servicio de aviación; obtuvo las licencias de aviador y piloto militar un año después y participó en concursos internacionales organizados por el Aéreo Club de Chile, ganando el premio Presidente de la República en la prueba de aterrizaje a motor parado. Ese mismo año de 1916 en el mes de julio y en la capital argentina, cosechó el segundo premio en la carrera Buenos Aires-Dársenas-Buenos Aires.
En 1918, recién acabada la Primera Guerra Mundial, el ejército chileno decidió reorganizar el Servicio de Aviación Militar y recibió -en contraprestación a cierta ayuda dada a Gran Bretaña durante el conflicto- 12 aviones Bristol M1c que estaban equipados con motor Le Rhone de 110 CV y una ametralladora Vickers en el capot (véase armas de fuego). Los aviadores británicos habían utilizado este tipo de aeronave como aviones de entrenamiento y destinaron treinta y tres unidades a las fuerzas británicas de Oriente Medio. De la partida chilena recibida, la mayoría fueron a la Primera Compañía de Aviación del Ejército que mandaba el capitán Enrique Pérez Lavín, aunque algunos aviones se vendieron a civiles. A partir del mes de noviembre de 1918 empezaron a armarse bajo la supervisión del oficial británico mayor Victor Huston, contratado por el Gobierno chileno para dirigir el proyecto; Huston pilotó el primer Bristol que voló en cielo chileno el 19 de noviembre de 1918 en el aeródromo de El Bosque.
El ya teniente Godoy consiguió el permiso del jefe del servicio aéreo, Pedro Pablo Dartnell, para intentar la hazaña de cruzar los Andes, aprovechando el gran rendimiento de los Bristol M1c, que alcanzaban una altura superior a 5.000 metros; las prestaciones de estos aviones eran muy superiores a los antiguos Bleriot IX con los que Dagoberto Godoy había estado entrenándose en vuelos de altura por encima de los 6.000 metros.
Animado a tan temeraria empresa por el oficial británico, quien le ayudó a preparar la infraestructura necesaria para llevarla a cabo, y a bordo de un Bristol que todavía llevaba la insignia del Cuerpo Aéreo Real y la matrícula C4988, Godoy despegó del aeródromo de El Bosque, perdiéndose a la vista de los testigos cuando había alcanzado los tres mil metros y volaba en dirección a la cordillera andina.
Godoy se dirigió a los montes del Tupungato, pasó por Cristo Redentor y se internó en el valle de Uspallata, volando cerca de la cima del Aconcagua. Al avistar el río Mendoza y la ciudad argentina, en cuya cancha de Tamarindos tenía previsto aterrizar, Godoy se decidió por hacerlo en ese momento sobre un campo abierto llamado Lagunitas donde el avión se estrelló contra una alambrada, destrozando el tren de aterrizaje, la hélice y el ala de estribor. Godoy se golpeó la frente con el tablero de instrumentos pero pudo salir del avión, a pesar de encontrarse aterido de frío y falto de oxígeno.
El viaje había durado 90 minutos a una velocidad entre los 180 y 190 km/h y había alcanzado una altitud de 6.300 metros, una hazaña que resulta más increíble cuanto el piloto volaba sin llevar oxígeno ni calefacción. Godoy envió un telegrama a Chile dando cuenta de su heroicidad y al regresar a Santiago fue recibido de forma apoteósica, con manifestaciones públicas, felicitaciones, concesión de honores, compensaciones económicas y el ascenso a capitán.
La proeza de Godoy animó a otros aviadores a arriesgarse a superarla, así el 5 de abril de 1919 otro Bristol pilotado por el teniente Armando Cortínez Mújica cruzó de nuevo los Andes en un viaje de ida y vuelta, mientras ese mismo año, el sargento José del Carmen Ojeda estableció el primer récord sudamericano de altura (7.188 mtrs.)
Después de lo logrado, Dagoberto Godoy permaneció incorporado al servicio aéreo, ascendió a mayor y vivió hasta su muerte con la aureola de héroe glorioso conquistada en el primer vuelo sobre los Andes. Ostenta su nombre una plaza de su ciudad natal de Temuco.
Bibliografía
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BUNSTER, Enrique. “Entrevista a Dagoberto Godoy”, en Zig-zag, 10 de diciembre de 1951.
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COLLIER, Simón y SATER, William F. Historia de Chile 1808-1994. Cambridge University Press, 1998.
MDGN