Gennes, Pierre-Gilles de (1932-2007).


Físico francés nacido en París el 24 de octubre de 1932 y muerto en Orsay el 18 de mayo de 2007. Fue galardonado con el Premio Nobel de Física -que compartió con su compatriota Georges Charpak (1924)-, «por el descubrimiento de que los métodos de desarrollo para estudiar los fenómenos de orden en los sistemas simples pueden ser generalizados en formas más complejas de materia, particularmente en los cristales líquidos y en los polímeros«.

Cursó estudios superiores en la Escuela Normal Superior de París, donde obtuvo el grado de doctor en 1955. Aquel mismo año ingresó como investigador en el Centro de Estudios Nucleares de Saclay, al que permaneció ligado hasta 1959. Allí, bajo la tutela de brillantes maestros como A. Herpin, A. Abragam y J. Friedel, estudió fundamentalmente la dispersión de los neutrones y su relación con el magnetismo.

En dicho año de 1959, Pierre-Gilles de Gennes marchó a los Estados Unidos de América para ampliar sus conocimientos de Física en la Universidad de Berkeley (California), donde fue alumno de otro destacado científico, C. Kittel. A su regreso a Francia, cumplió su servicio militar como ingeniero de las Fuerzas Navales de su país natal, en las que estuvo alistado durante más de dos años. Simultáneamente, ejerció como miembro de la Comisión Francesa para la Energía Atómica (1955-61).

A comienzos de los años sesenta, inició una fecunda trayectoria docente en la Universidad de Orsay, al sur de París, donde formó parte del Orsay Liquid Crystals Group y empezó a centrar su atención en el estudio de los cristales líquidos. Tras diez años en dicho destino (1961-1971), pasó a impartir clases en el prestigioso Colegio de Francia (1971-1976), donde se integró en STRASACOL, un proyecto colectivo de Estrasburgo, Saclay y el Colegio de Francia, sobre la física de los polímeros; y, posteriormente, asumió la dirección de la Escuela de Física y Química de París.

En la década de los ochenta, Gennes centró sus estudios en la dinámica de la adherencia y, en general, en todos los aspectos físicos y químicos relacionados con la adherencia. Posteriormente, sus investigaciones se orientaron al conocimiento de los materiales granulares.

Por estos y otros trabajos, a lo largo de su carrera recibió algunos honores y galardones tan relevantes como el Premio Holweck de la French and British Physical Society; el Premio Amperio de la Academia Francesa de las Ciencias; la Medalla de Oro del CNRS (Centre National de Recherches Scientifiques); la Medalla Matteuci que concede la Academia Italiana de las Ciencias; los premios «Harvey» y «Wolf» (ambos otorgados en Israel); la Medalla Lorentz, de la Academia Holandesa de las Artes y las Ciencias; la Medalla de la Academia de Ciencias de Roma (1988) y el Premio «Polymer», concedido por las asociaciones APS y ACS. Pero, por encima de todos estos galardones, destaca ese Premio Nobel de Física que le otorgó la Academia Sueca de Ciencias, institución que le calificó en aquella ocasión como «el Isaac Newton de nuestros tiempos«.

Autor de obras tan relevantes dentro de su campo de trabajo como Superconductivity of metals and alloys (1964), The Physics of Liquid Crystals (La física de los cristales líquidos, 1974) -un auténtico clásico de la Ciencia moderna, de obligada presencia en las Facultades de Física de todo el mundo-, Scaling concepts in polymer physics (1979), Simple views on condensed matter (1992), Les objets fragiles (1994), Soft Interfaces (1997), La matière molle (1998), Goute, bulles, perles e ondes (2002) y Petit point (2002), Pierre-Gilles Gennes es miembro de la Royal Society de Londres, de la Academia Francesa de las Ciencias, de la Academia Holandesa de las Artes y las Ciencias, y de la Academia Nacional de las Ciencias de los Estados Unidos de América.

Gennes y las transiciones de fase

En conjunto, lo más meritorio de las investigaciones de Gennes radica en su hallazgo de semejanzas -hasta entonces desconocidas y puede afirmarse que insospechadas- en los múltiples y variados campos en los que ha desarrollado su trabajo: el magnetismo, los superconductores, los cristales líquidos y los polímeros (o substancias químicas de gran peso molecular, conformadas por la unión concatenada de monómeros, es decir, de unidades más simples).

En todas estas materias, Gennes no sólo halló dichas coincidencias sorprendentes, sino que demostró -y éste es otro de sus aciertos deslumbrantes- que en todas ella cabía el desarrollo de métodos matemáticos iguales o muy parecidos, aplicados fundamentalmente a las transiciones de fase (o sea, al paso, más o menos brusco, de un estado a otro cuando se varía las condiciones en que se halla un cuerpo que, por su propia naturaleza, es capaz de encontrarse en dos estados diferentes).

Hasta los estudios de Gennes, la transición de fase mejor conocida eran las más simples: el paso de un cuerpo sólido a líquido, y de un líquido al estado gaseoso. El científico parisino indagó en otras mucho más complejas, como las de los materiales superconductores que pierden la propiedad que les caracteriza como tales al alcanzar una determinada temperatura, debido a que sus moléculas se desordenan. O como el caso de los cristales líquidos, capaces de presentar transiciones de fase al ser sometidos a pequeñas corrientes eléctricas (descubrimiento que dio pie a numerosas aplicaciones tecnológicas, como la creación de nuevas esferas de relojes, de pantallas planas de ordenador, de medidores digitales, etc.).

Los polímeros y la teoría de la reptación

Gennes, admirado por su capacidad para intuir lo que tienen en común fenómenos aparentemente desconectados entre sí, advirtió que las transiciones de fase de los polímeros oscilan entre dos estados: el de hélice y el de bola. Centró luego sus estudios -dentro de este apasionante mundo de los polímeros- en las substancias viscoelásticas, como la plastilina y las proteínas y los ácidos nucleicos (es decir, las macromoléculas biológicas), y observó que se comportan de forma diferente según sean sometidas a una tensión lenta o una brusca.

A partir de esta observación, el físico francés enunció la teoría de la reptación, según la cual las moléculas de los polímeros están capacitadas para desplazarse fácilmente unas entre otros, con un movimiento parecido al de los reptiles cuando progresan; pero, ante impactos breves e intensos, se mantienen siempre unidas.