Frieseke, Frederick Carl (1874-1939).


Pintor estadounidense nacido en Owosso (Michigan) en 1874 y muerto en 1939.

Comenzó sus estudios en el Instituto de Arte de Chicago en 1893, antes de emprender el camino hacia el este, a la Liga de Estudiantes de Arte de la ciudad de Nueva York, para trasladarse más tarde a la capital mundial del arte de la época, París. En esta ciudad estudió en la Academia Julian y, junto a James Abbott McNeill Whistler, durante un breve período de tiempo en la Academia Carmen. Sus primeros trabajos muestran a mujeres solitarias, siempre pintadas en interiores y con tonalidades suaves, donde se atisba claramente la influencia de Whistler. No obstante, un retrato de él y su esposa, pintado en 1906 en la «Colonia de Arte Giverny», a la sazón residencia de Claude Monet, deja ya entrever una estética original que causaría un fuerte impacto en artistas no sólo coetáneos, sino también de generaciones posteriores.

Bebé en un carrito (Óleo sobre lienzo, 1915). Museo de Arte Palmer (University Park, Pensilvania).

Poco después el matrimonio Frieseke alquilaría una casa con grandes muros que había sido residencia de Theodore Robinson, uno de los fundadores de la colonia Giverny; poseían un suntuoso y colorista jardín, el cual sirvió de inspiración a Frieseke para realizar muchos de sus pinturas. El exterior de la casa, por otro lado, fue pintado con brillantes y fuertes colores, como el amarillo y verde de las contraventanas o el amarillo limón del comedor y el azul intenso de la cocina. El artista tuvo también un segundo estudio en el río Epter, alejado de la ciudad, donde pintó alguna de sus variaciones de desnudos pintados en exteriores.

Dentro de Giverny, Frieseke se concentró en monumentales imágenes de mujeres, normalmente en composiciones de una sola figura que posa en interiores con un aire doméstico o en exteriores con fuerte luz solar, aunque a veces utilizó el jardín que su mujer cuidaba con tanto esmero. No obstante, Frieseke se concentró más en plasmar la luz solar que la belleza de las flores; como él mismo manifestó, la luz del sol fue su interés primordial durante ocho años, en el trascurso de los cuales pintó «una luz solar y unos colores enteramente sintéticos«. Para algunos autores (como pueden corroborar afirmaciones como la anterior) estos colores son demasiado artificiales, su impresionismo es irreal, su luz solar y su color parecen enteramente sintéticos, salpicados de colores extremos como el magenta, como puede apreciarse en su Portal (también llamado «Buenos días»), pintado alrededor de 1912, con una amalgama de rosas, verdes y amarillos. Por todo ello, la pintura de Frieseke ha sido a menudo calificada de «Impresionismo Decorativo», a veces con una connotación peyorativa. El tratamiento del color despista la importancia real que tiene la pose de la modelo, en la que resalta con gran fuerza el color de su vestido, muchas veces medio caído, en contraste con el intenso color del marco natural que le rodea, con lo que consigue un efecto dimensional que el movimiento post-impresionista utilizaría con mayor profusión, en contraste con los conceptos estéticos ortodoxos del Impresionismo.

Los Frieseke permanecieron en Giverny durante cuarenta años, hasta 1920, y Frederick sería probablemente uno de los artistas que más tiempo conviviera con Monet; no obstante, nunca ocultó su profunda admiración por la obra de Renoir y sus sensuales figuras, por lo que se acercó más a la estética del pintor de Limoges. El juego de la luz solar y la intensidad del color de los parasoles es recurrente en el artista, muchas veces retratada a través de su modelo favorita, una tal Marcelle, quien aparece en muchas de sus composiciones. En el caso de los parasoles, Frieseke suele pintar a bellas modelos en las que enfatiza su posición bajo éstos o sus artículos de belleza o los recipientes de éstos, de manera que ofrecen un encuadre atractivo para la perspectiva del observador. Es asimismo recurrente el colocar a la modelo en el umbral de una puerta, entre el interior y el exterior, es decir, entre la luz y la sombra, uno de los motivos, por otro lado, predilectos de los impresionistas americanos.

En la pintura de Frieseke resalta la quietud, tranquilidad y armonía de la vida doméstica, a pesar de la aparente sofisticación de sus modelos, en cierto modo un reflejo de la vida de Giverny en las dos primeras décadas de este siglo, lo que contrasta con el retrato de la vida campesina de la época, tan propio de las pinturas de las últimas décadas del siglo XIX en pintores como Robinson y sus coetáneos. Es por ello que no es de extrañar que los pintores de Governy prefiriesen a menudo retratar el interior de sus magníficas mansiones en mayor medida que la realidad que les circundaba.

La habitación amarilla (Óleo sobre lienzo, 1902). Museo de Bellas Artes (Boston).

La influencia de Frieseke ha sido decisiva para toda una generación de pintores americanos, entre los que destaca Midwest, quien, como su mentor, inició sus estudios en Chicago. Deben también mencionarse a Lawton Parker, Louis Ritman, Karl Anderson y Karl Buehr. Las innovaciones en la técnica de su pintura hicieron que la obra de Frieseke alcanzara pronto fama internacional, con una abundante representación de sus cuadros en la Bienal de Venecia de 1909, a la que siguió otras importantes exposiciones en Nueva York en 1910.