Fernández de Villalobos, Gabriel. Marqués de Barinas y Guanaguanare (1642-1702).


Aventurero, comerciante, escritor, esclavo, proyectista y político español nacido en Cuenca en 1642 y muerto en Argel en 1702.

Hijo de Pedro de Villalobos y de Francisca de la Plaza Hidalgo, desde joven entró al servicio del rey. Pasó a Indias y fue mayoral en un ingenio azucarero de Cuba, luego soldado, marinero, traficante de negros y contrabandista. En uno de sus naufragios fue hecho preso y vendido como esclavo en la Barbada, donde lo descubrieron unos traficantes, que le liberaron para que actuara como su intermediario en los negocios que realizaban entre Curazao y Venezuela. Fernández de Villalobos aprendió pronto y organizó una compañía comercial en Curazao para traficar fundamentalmente con Venezuela y Cartagena de Indias, pero también con Panamá y Perú. El auge de su negocio le obligó a viajar por Maracaibo y Caracas, donde se casó con María Madera de los Ríos y se estableció en Barinas. Descubiertos sus negocios clandestinos fue llamado a la corte en 1675. Existía entonces una gran tensión entre la regente Mariana de Austria y Juan de Austria. Villalobos se puso de parte del segundo y logró ser considerado un experto en los problemas de comercio con América.

Perseguido por sus enemigos huyó a Lisboa, pero en 1677 fue llamado a Madrid por Juan José de Austria, a la sazón primer ministro de Carlos II. Expuso entonces sus ideas sobre las reformas comerciales y políticas que necesitaba América y el monarca premió su celo y desvelos en 1678, nombrándole caballero de Santiago y luego marqués de Barinas y Guanaguanare. Fernández intrigó entonces en círculos más altos, pero fue descubierto y desterrado a Cádiz en 1689. Este mismo año escribió al monarca informándole de que tenía una gran obra sobre la política, geografía y economía de América, una especie de remedio maravilloso para todo, pues serviría para acabar con el peculado, el acaparamiento de tierras y bienes, el desarrollo del comercio libre, el establecimiento de una flota mercante, la administración de justicia y hasta la forma de tratar bien a los indios y a los esclavos. De nuevo fue llamado a la corte, donde volvió a las intrigas y excentricidades, lo que motivó que se le enviara preso al castillo de Santa Catalina en Cádiz, luego a Orán y finalmente a Mazalquivir. Descubierto su intento de fuga, fue conducido al castillo de San Andrés. Desde allí se quejó al rey, que mandó trasladarle a otro lugar más apropiado. Fue por poco tiempo, pues le condujeron de nuevo al castillo, donde estuvo hasta enero de 1698, cuando fue encarcelado en una casa de Orán. Se escapó de ella el 8 de febrero de 1698, escalando sus muros y embarcando en una pequeña nave de pesca. Aunque naufragó pudo llegar nadando hasta el puerto de Areo, donde se escondió, viejo ya para tantas aventuras. Al saberse que había pedido la protección del alcalde de Mostazan, fue perseguido por orden de Carlos II. Reapareció por Argel en 1700 y dos años después escribió desde allí a Luis XIV y a Felipe V. Son las ultimas referencias sobre su vida y debió morir poco después.

Bibliografía

  • FERNÁNDEZ DE VILLALOBOS, G. Vaticinios de la pérdida de las Indias y Mano de Relox. Caracas, 1949.

  • DÍAZ SÁNCHEZ, R. El Marqués de Barinas. Caracas, 1958.

MLS