Fernández de Cabrera y Bobadilla, Jerónimo. Conde de Chinchón (1589-1665).


Conde de Chinchón, señor de Valdemoro y Casa Rubio, gentilhombre de cámara del rey Felipe II, nacido en Madrid en 1589 y muerto en 1665, que fue virrey de Perú entre enero de 1629 y diciembre de 1639.

Sucedió en el cargo al marqués de Guadalcázar, y las crónicas señalan que fue un virrey enérgico y de carácter independiente, al que correspondió aplicar algunas de las innovaciones impulsadas desde España por el conde-duque de Olivares, razón por la cual su acción de gobierno se caracterizó por los asuntos económicos y fiscales.

Durante su mandato, Chinchón ordenó registrar los hechos más importantes en una crónica que escribió Juan Antonio Suardo, según el cual, uno de los asuntos que preocupó al virrey fue la organización de la mita de Huancavelica, que suministraba mercurio al virreinato. Chinchón pretendió solucionar la carencia de mano de obra mediante la aportación de más mitayos (indios de mita), a lo que se opuso con energía el propio capellán de Chinchón, el jesuita Juan Bautista de Anaya. Otro de los problemas a los que tuvo que enfrentarse Chinchón durante su gobierno fueron los procesos de cambio social que generó la incipiente clase criolla peruana, pues los mercaderes se habían fortalecido e intentaban evitar a los intermediarios peninsulares, como ha mostrado el estudio de Margarita Suárez. Por otra parte, en 1635 se produjo la sonada quiebra del banco público que había constituido el factor Juan de la Cueva, y poco después se desató la persecución de los banqueros judíos portugueses.

También fue motivo de conflicto la posesión de las tierras, pues mientras el arbitrista Pedro de Vivanco proponía que se ofrecieran las que quedaran vacas (vacías) -debido a la disminución de la población indígena- a los naturales que vivían dispersos, el imparable proceso de consolidación de las oligarquías locales implicaba la concentración de la propiedad y la desposesión de los naturales. En relación con este asunto, diversas autoridades debatieron la conveniencia de eliminar oficios de corregidores de indios y dejar que se gobernasen por medio de sus caciques. Una junta formada por los oidores, alcaldes y fiscales de la audiencia de Lima y los contadores del tribunal de cuentas decidió que no se hiciera novedad alguna.

Asimismo, durante el mandato de Chinchón la presencia de los piratas se convirtió en una constante. Una carta del propio virrey dio cuenta de sus ataques y de la imposibilidad de organizar una buena defensa a causa de la declinación de las minas y la falta de indígenas mitayos. Además, la guerra entre vicuñas (andaluces y mestizos) y vascongados y la emergencia de una peculiar conciencia criolla expresada en el resurgimiento de la santidad y la hechicería mostraron el pulso vital de una sociedad que vivía entre la norma y el castigo; el propio conde de Chinchón y su mujer fueron testigos el 27 de febrero de 1631 de un auto de fe en el que se purgaron varias mujeres.

El mandato de Chinchón como virrey también estuvo marcado por el descubrimiento del uso de la quina como febrífugo, lo que sucedió con ocasión de un ataque de fiebres de la virreina. Sorprendida por lo efectivo de la cura, la condesa obsequió los polvos a quienes los necesitaran. Por esta causa, su introducción médica en Europa se hizo bajo el nombre de «chinchona».

LMG