Enrique II, Duque de Baviera (951-995).


Duque de Baviera nacido en 951 y muerto en Gandersheim en 995. Conocido con el apelativo de el Pendenciero, aspiró a ceñir la corona imperial, por lo que encabezó revueltas durante los reinados de Otón II y Otón III, la primera de las cuales le hizo perder su ducado, que recuperó al congraciarse con el partido de la emperatriz Adelaida.

Perteneciente a la dinastía de Sajonia, fue hijo del duque Enrique I de Baviera y de su esposa Judith y sucedió a su padre a su muerte en 955, contando sólo con cuatro años de edad, por lo que asumió la regencia su madre. Fue hermano de Eduvigis, que casó con el duque Burchardo de Suabia.

Durante sus primeros años de gobierno, Baviera disfrutó de una situación de independencia respecto al Imperio mayor que cualquier otro de los ducados alemanes y la familia ducal bávara estaba unida además al ducado de Suabia por lazos familiares. La muerte de Burchardo de Suabia coincidió con el ascenso al poder del emperador Otón II (973) y la viuda del primero, Eduvigis, se unió a su hermano Enrique II de Baviera para oponerse al partido formado por los nietos descendientes del primer matrimonio del emperador Otón I el Grande, ambos llamados Otón, apoyados por el emperador; a Enrique de Baviera se unió además su primo, Enrique, hijo del duque Berthold de Baviera, junto al que encabezó una revuelta, cuyo objetivo era destronar a Otón II y asumir él mismo el trono; con el apoyo del rey de Dinamarca y de los duques de Polonia y Bohemia, se hizo coronar rey de Germania, pero el complot, tramado por el consejero de Enrique, el obispo Abraham de Freising, fue abortado por el emperador, que mandó a los responsables comparecer ante él y les encarceló (975): a Enrique de Baviera en Ingelheim y al obispo en Corvey; la madre de Enrique, Judith, que también había participado en la conspiración, fue enclaustrada en un convento en Ratisbona.

Poco más de un año después de su derrota, Enrique el Pendenciero logró escapar de su prisión y volvió a declararse en rebeldía, pero fue contenido por dos hermanos de la casa de Babenberg, Berthold y Leopoldo, hasta que, con la llegada a Baviera del propio emperador, Enrique huyó a Bohemia. En la asamblea de Ratisbona de julio de 976 fue desposeído de sus Estados por Otón II, que entregó Baviera a Otón de Suabia. Pero un año después Enrique había ganado para su causa la alianza de Enrique de Carintia y del obispo Enrique de Augsburgo. Comenzó la llamada Guerra de los tres Enriques, en la que éstos lograron apoderarse de Passau, pero fueron derrotados por el emperador en septiembre de 977. En las Cortes de Pascua de 978, celebradas en Magdeburgo, el Pendenciero fue condenado al destierro y puesto bajo la vigilancia del obispo de Utrech. La victoria de Otón II supuso el fin de la independencia de Baviera, que se integró en el sistema nacional diseñado por Otón el Grande.

La muerte del duque Otón de Suabia y Baviera en 983 y los acontecimientos que se habían desarrollado en Italia, al combinarse, causaron la ruina del partido representado por los descendientes de Otón el Grande y marcaron el ascenso del partido encabezado por la madre de Otón II, la emperatriz Adelaida. Aquel mismo año murió en Roma el emperador Otón II y fue sucedido por su hijo, Otón III, de tres años de edad. Enrique el Pendenciero fue puesto en libertad y comenzó una campaña en la que, aduciendo aspirar a la regencia, aspiraba en realidad al trono imperial. Rápidamente viajó a Colonia y arrebató al joven emperador de la custodia del obispo de Maguncia. Con el apoyo de sus seguidores se autoproclamó rey de Germania en Quedlinburg y recibió el juramento de sumisión de los príncipes de Bohemia y Polonia, pero fue formalmente depuesto por una asamblea de sajones y tuvo que regresar a Baviera, donde recibió la firme oposición de su primo Enrique el Joven. Sin el apoyo de otros ducados e incapaz de asegurarse la corona por la fuerza de las armas, Enrique presentó sus reclamaciones en la dieta de príncipes alemanes celebrada en Bürstadt, donde los derechos de Otón III fueron reconocidos de forma unánime. Después de fracasar al intentar ganar el apoyo de Turingia, en junio, en una dieta celebrada en Rara, Enrique dejó al niño al cuidado de su madre y de su abuela y recibió a cambio su antiguo ducado de Baviera, no sin antes tener que vencer la resistencia de Enrique el Joven. La paz definitiva fue firmada en Frankfort en 985, donde se confirmó la posesión de Baviera para Enrique el Pendenciero y se compensó a su primo con el ducado de Carintia y la marca de Verona. Al la muerte de éste en 989, ambos territorios fueron integrados en el ducado de Baviera.

A su muerte fue sucedido por su hijo Enrique, que más tarde fue emperador del Sacro Imperio (Enrique II); algunas fuentes afirman, sin embargo, que el ducado fue restaurado en Otón, hijo de Conrado el Rojo, que, en todo caso, ya era duque de Baviera cuando Enrique II recibió la corona imperial (1002). Enrique II de Baviera tuvo además una hija llamada Gisela, que el mismo año de la muerte de su padre casó con el que sería rey de Hungría, San Esteban.

Bibliografía

  • DIEGO HERNANDO, M. El Imperio en la Europa medieval. Madrid, 1996.

  • HALLER, J. y DANNENBAUER, H. De los Carolingios a los Staufen. Época antigua de los Emperadores alemanes (900-1250). México D. F, 1974.

  • THOMPSON, J.W. Feudal Germany. Chicago, 1928.

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