Eisner, Will (1917-2005).
Dibujante de cómic estadounidense nacido en Brooklyn (Nueva York) el 6 de marzo de 1917 y fallecido en Lauderdale Lakes (Florida) el 4 de enero de 2005. Fue uno de los primeros grandes nombres del cómic internacional, y uno de los mejores representantes de la época gloriosa del cómic estadounidense. Fue conocido sobre todo por el personaje de The Spirit. Su verdadero nombre era William Erwin.
HIjo de pintor judío que emigró de Viena a Nueva York y se empleó como decorador de escenarios, su talento para el dibujo se manifestó desde que era un niño. Su primer dibujo conocido lo publicó en el periódico del colegio en 1933, dibujo que llevaba por título «At the ‘forgotten’ ghetto». Cuando era joven las necesidades económicas le hicieron trabajar de vendedor de periódicos, lo que supuso para él una suerte, pues conoció el trabajo de grandes dibujantes de cómic como Milton Caniff, Alex Raymond o George Herriman. Gracias a su influencia se decidió a probar suerte con el dibujo profesional, en el que se inició con el personaje policíaco Herry Carey, al que dotó de una buena dosis de humor. El éxito fue inmediato, pues publicaciones como Wow o What a magazine se interesaron por sus dibujos (aunque cambió el nombre del personaje por el de Harry Carry). También creó en esa época Flame, una historia de piratas.
Cuando aún estaba en sus comienzos trabó amistad con Samuel «Jerry» Iger, con el que más tarde formaría un estudio que contrataría a Bob Kane (creador de Batman) o Jack Kirby (creador de Los Cuatro Fantásticos y Spiderman). Dicha relación, al menos la estrictamente laboral, continuó hasta 1939, cuando Eisner fue contratado por el sello Quality Comics como guionista, dibujante, humorista y redactor jefe. De esta época son sus series Doll Man, Uncle Sam, Wonder Man, Lady Luck, Black Hwak, etc.
En 1940 dibujó por primera vez el personaje que le haría famoso, The Spirit, un cómic en el que introdujo nuevas técnicas y narrativas, cercanas al cine, que incluían elipsis de tiempo y onomatopeyas de sonidos que serían pronto seguidas por toda una generación de dibujantes. El enmascarado personaje, cuyo nombre era en realidad Denny Colt, un investigador con mucha astucia a quien se había dado por muerto, fue seguido en sus mejores momentos por cinco millones de lectores y publicado en veinte periódicos a la vez. Estas publicaciones no eran meras tiras, pues ocupaban un folleto de siete páginas que se convirtió en el precursor del formato comic-book, tan popular luego entre los tebeos de superhéroes. LLamado a filas en 1942, dejó temporalmente su personaje en manos de Lou Fine, hasta que en 1945 lo retomó y no dejó de dibujarle hasta 1952. Sin embargo, en ese período de tiempo realizó una importantísima labor divulgativa gracias a su cómico personaje Joe Dope, que enseñaba (con sus maneras propias de un patoso) a los soldados las nociones básicas de primeros auxilios y otras cuestiones trascendentales para su vida en el frente.
Otro personaje de gran importancia salido del lápiz de Eisner fue Sheena (la Reina de la Selva), un personaje de gran carga erótica que era un alter ego femenino de Tarzán y que fue ideado para el público masculino. El marcatismo se encargó de que se extinguiera en 1953, pero su impronta fue innegable en otros personajes femeninos posteriores.
Interesado por el papel que el cómic ha desempeñado como instrumento de comunicación en la sociedad, fundó la American Visuals Corporation, que produjo fascículos y periódicos para servicios oficiales estadounidenses, así como diversas recopilaciones humorísticas. De hecho, Eisner se convirtió en un teórico del cómic de enorme influencia y desarrolló una importantísima labor como docente del género, en su puesto de profesor de la Escuela de Artes Visuales de Nueva York. Gracias a él se publicaron dos obras cruciales en el devenir del cómic: El cómic y el arte secuencial y La narración gráfica.
Olvidado durante varias años, pues se dedicó durante mucho tiempo a la publicidad, sería a finales de la década de los sesenta cuando volviera a ser reconocida su labor, e incluso volvió a dibujar nuevos volúmenes. A ello contribuyó que se le concediera el premio Yellow Kid en el Festival de Lucca en 1974, y el del Grand Prix del Salón Internacional del cómic de Angulema. En estas circunstancias editó Contrato de Dios, una obra en la que mezcla elementos autobiográficos y de ficción y que ha sido calificada como una verdadera «novela gráfica». Esta obra fue un auténtico acontecimiento que hizo que a partir de ese momento Eisner fuera considerado una de las máximas figuras del cómic mundial, por su talento, su capacidad de renovación del género y su gran sensibilidad artística.