Diego Padró, José Isaac de (1896-1974).


Poeta, narrador y ensayista puertorriqueño, nacido en 1896 y fallecido en 1974. Temprano conocedor de las principales vanguardias poéticas europeas, en colaboración con el poeta Luis Palés Matos fundó un breve movimiento literario denominado «diepalismo», considerado el primer «ismo» (o corriente vanguardista) de las Letras puertorriqueñas.

Desde muy joven se enfrascó en el estudio de las disciplinas humanísticas y el cultivo de la creación literaria, preocupaciones que le llevaron a desplegar un vasto período de formación a través de Francia y España. Durante estos años juveniles de estancia en Europa, tuvo noticia de las tendencias estéticas precursoras de las grandes vanguardias, aprendizaje que asimiló en sus poemas primerizos para utilizarlo después como clave estilística de sus obras más conocidas.

También viajó por los Estados Unidos de América, país en cuyo ejército se alistó durante la I Guerra Mundial. Pero, acabada la contienda, desestimó la idea de quedarse definitivamente en Norteamérica y regresó a su isla antillana, donde entró en contacto con los principales foros culturales y conoció a las figuras más relevantes del arte y el pensamiento puertorriqueños. Se dio a conocer, entonces, como escritor merced a la publicación de La última lámpara de los dioses (1921), un poemario modernista de impecable factura formal, en el que eran patentes las influencias de la lírica francesa a través de los ecos parnasianos. Además, en esta obra puede apreciarse también el influjo de los principales modernistas de la generación anterior, como el propio Rubén Darío, de quienes el joven José Isaac de Diego heredó el gusto por los temas clásicos de la mitología grecolatina.

Ya integrado en todos los cenáculos poéticos de la isla, Diego Padró trabó especial amistad con otro joven poeta con quien compartía muchas afinidades estéticas, particularmente las encaminadas a introducir en la literatura puertorriqueña las novedades vanguardistas procedentes de Europa. Se trataba de Luis Palés Matos, quien cedió una parte de su primer apellido para fundirlo con el del joven José Isaac y formar así el «diepalismo», una valiente manifestación vanguardista que, a pesar de su corta duración, dejó un importante sello renovador en el quehacer lírico de los poetas puertorriqueños posteriores. Entre las principales aportaciones de esta primera tendencia vanguardista propiamente antillana, cabe destacar su predilección por la sonoridad y musicalidad del verso, que en ocasiones abusa de diferentes recursos de gran poder rítmico (como el uso excesivo de la onomatopeya) con tal de lograr estos efectos sonoros, aunque ello vaya en menoscabo del significado lógico de palabras, versos e, incluso, estrofas.

Como era de esperar, la osadía estética del «diepalismo» fue tan explosiva como fugaz; sin embargo, algunos de sus frutos han quedado grabados para siempre en la historia de las Letras puertorriqueñas, como el poema titulado «Orquestación diepálica» -escrito a medias por los dos fundadores del movimiento-, o la composición de José Isaac de Diego «Fuga diepálica», que mereció el honor de ser publicada en el prestigioso rotativo El Imparcial.

Posteriormente, ambos amigos evolucionaron por senderos divergentes -tanto en sus aspiraciones estéticas como en sus planteamientos sociales, políticos e ideológicos-, lo que les condujo a protagonizar una de las polémicas intelectuales más fecundas de la cultura puertorriqueña. En efecto, en 1932, en las páginas del periódico El Mundo, Luis Palés Matos defendió acaloradamente el criollismo y el indigenismo no sólo como fuente de inspiración literaria, sino como dos de las claves principales para consolidar la endeble conciencia nacional puertorriqueña (siempre en busca de su propia identidad, entre el poderoso legado cultural español y el agobiante influjo norteamericano); por su parte, José Isaac de Diego Padró apeló al hispanismo como verdadero sustrato de las señas de identidad de su pueblo, y se convirtió en uno de los más firmes baluartes de la recuperación del legado español.

El resto de su obra poética está marcado por unas serenas reflexiones íntimas que, siempre mirando hacia el propio interior del poeta, intentan indagar sobre temas universales como el tiempo, la muerte, la libertad y, en general, las grandes preocupaciones existenciales inherentes a la condición humana. De todo ello quedó cumplida muestra en la espléndida recopilación antológica de su obra lírica, publicada bajo el título de Escaparate iluminado: autobiografía poética (Barcelona: Rumbo, 1959).

En su faceta de narrador, Diego Padró creó un mundo ficticio personal poblado de personajes y situaciones que reaparecen constantemente en diferentes relatos. Su primera entrega novelesca, titulada Sebastián Guenard (1924), dejó entrever una intensa preocupación por la introspección psicológica, la digresión filosófica, la elaboración estética y el uso irónico y mesurado de un sutil sentido del humor, características que individualizan una producción narrativa tan interesante como original, en medio de las corrientes realistas que por aquellos años dominaban el panorama literario puertorriqueño y, en general, hispanoamericano. Además, el valor de la prosa de José Isaac de Diego Padró se acentúa aún más cuando se contempla desde una perspectiva actual que permite considerarle como un adelantado a su tiempo, sobre todo en el tratamiento de unos temas que, como el del espacio urbano o el de las consecuencias de la inmigración, estaban llamados a convertirse en las claves de la posterior narrativa antillana.

Entre sus mejores novelas, conviene recordar la titulada En Babia (1930), una de las primeras narraciones puertorriqueñas centradas en el tema de la inmigración urbana. Además, publicó un interesante ensayo sobre su antiguo compañero de aventura literaria, Luis Palés Matos y su trasmundo poético (Río Piedras: Ed. Puerto, 1973), y otras obras de difícil catalogación, como las tituladas El minotauro se devora a sí mismo (San Juan de Puerto Rico: Ed. Ponce de León, 1965) y El hombrecito que veía en grande (San Juan de Puerto Rico: Ed. Ponce de León, 1973).

Bibliografía

  • GÉIGEL POLANCO, Vicente. «Los ismos en la década del veinte», en 21 conferencias (San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1960).

  • SOTO, Pedro Juan. En busca de José I. de Diego Padró (Río Piedras: Universidad de Puerto Rico, 1990).

  • VVAA. «Homenaje a José I. de Diego Padró», en rev. Sin Nombre (San Juan de Puerto Rico). VI, 3 (1976), págs. 6-66.

J. R. Fernández de Cano