Creso, Rey de Lidia (591-546 a.C.).

Último rey de Lidia perteneciente a la dinastía de los Mermnadas. Nació en el 591 y murió en el 546 a.C. Hijo de Aliato, tras una breve lucha con su hermano accedió al trono en el 561 a.C., un año después de la muerte de su padre.
Llevó a cabo una serie de conquistas, sometió a los jonios, conquistó Efeso y la costa de Asia Menor hasta la frontera del río Halys. Estas conquistas le proporcionaron un inmenso botín que le convirtió en el rey más rico de su época, por lo que su nombre se convirtió en sinónimo de riqueza en los relatos griegos. Cuenta la leyenda que el sabio Solón permaneció algún tiempo en su corte. Es famoso el debate entre el rey y Solón sobre quién era la persona más feliz del mundo, a lo que el sabio respondió: nadie es feliz mientras vive. Creso recordaría esas palabras en el momento de su muerte, según nos informa la leyenda, pero este dato es muy controvertido, pues la fecha que se da como más probable para la muerte del sabio se sitúa en torno al 560 a.C., fecha ésta del inicio del reinado de Creso.
Realizó una importante reforma económica y administrativa, convirtiendo a la capital de su reino, la ciudad de Sardes, en el mayor centro económico y comercial de la época.
Se alió con Esparta, Egipto y Babilonia contra Ciro II de Persia, después de que los medas fueran conquistados por los persas, conquista que provocó la inquietud en la vecina Lidia. Invadió la provincia persa de Capadocia, pero Ciro levantó un gran ejército con el cual llegó a sitiar y conquistar la ciudad de Sardes, en la que capturó a Creso; anexionó al Imperio Aqueménida el reino de Lidia. A partir de este momento la historia de Creso se confunde, no queda claro si fue asesinado por los persas, si se suicidó o se convirtió en consejero de Ciro y su sucesor Cambises II. Según la leyenda, el dios Apolo le salvó de la hoguera en la que los persas iban a ejecutarlo, por lo que los aqueménidas al ver la intervención divina rindieron honores a Creso y le hicieron consejero real.