Comare, Niccolò Lelio della, o Niccolò Cosmico (ca.1430-1500).
Poeta y humanista italiano, nacido en Padova (Padua) alrededor de 1420 y fallecido en su ciudad natal en 1500. Aunque su nombre auténtico era el de Niccolò Lelio della Comare, fue más conocido por su pseudónimo literario de Niccolò Cosmico. Fue un autor festivo muy celebrado en su tiempo por el ingenio y la agudeza de sus rimas, aunque también fue objeto de las sátiras de algunos poetas rivales, que se burlaron fundamentalmente de su condición de homosexual (reconocida y divulgada por él mismo).
Pasó la mayor parte de su vida yendo de Corte en Corte, en busca del favor de los poderosos y el sustento de los mecenas. A pesar de que no son muchos los datos que, acerca de su peripecia biográfica, han llegado hasta nuestros días, se sabe con certeza que residió en Milán, en Roma -donde fue íntimo amigo del gran humanista Giulio Pomponio Leto (1428-1498)-, en Florencia, en Mantua y en Ferrara. Finalmente, regresó a su Padua natal, donde perdió la vida cuando contaba más de tres cuartos de siglo de existencia.
Durante su estancia en Roma, Niccolò Cosmico fue miembro de la activa y bulliciosa Accademia Romana, fundada por el citado Pomponio Leto, y frecuentada por otros escritores, artistas y humanistas de la talla del historiador toscano Filippo Buonaccorsi (¿-1496). Este foro de conspicuos intelectuales al que perteneció el poeta paduano contribuyó notablemente a la implantación del Humanismo en la Italia del siglo XV; y llevó a tal extremo su amor por el Arte, las Letras y el pensamiento de la Grecia y la Roma de la Antigüedad, que no sólo se ocupó de la difusión de este rico legado cultural, sino que procuró también propagar por la Roma del Cuattrocento, predicando con el ejemplo, las formas de vida, las costumbres, los juegos y espectáculos e, incluso, los ritos paganos de dicha época. No es de extrañar, por ende, que las autoridades civiles y religiosas de Roma, con el papa Pablo II (1417-1471) a la cabeza, acusaran a Leto, Cosmico, Buonaccorsi y otros miembros de la Accademia Romana de corromper a la juventud de su tiempo e, incluso, de estar preparando una secreta conspiración tendente a establecer en Roma una república pagana.
Cosmico, acusado del delito de sodomía, huyó precipitadamente de Roma, donde había adquirido un notable prestigio literario como poeta satírico-burlesco, tanto por sus composiciones en latín como por sus poemas en lengua italiana. En la actualidad, se siguen apreciando sus versos jocosos en latín macarrónico, pero se le considera como poeta menor a la hora de juzgar los poemas amorosos serios que también compuso, tal vez porque, en su afán de ir siempre en contra de las modas, se apartó de la corriente petrarquista que comenzaba a triunfar plenamente entre los poetas líricos de la Italia del Cuattrocento.
En Ferrara también le llovieron la burlas que provocaba su orientación sexual, plasmadas en un célebre soneto anónimo titulado «In Cosmicum patavinum», cuyo texto, de una carga satírica feroz, le hace responsable incluso de la bajada del índice de natalidad que, según el anónimo autor, se produjo en Ferrara desde la llegada de Niccolò Cosmico.
En otro tiempo, la crítica especializada juzgó estas acusaciones como una parte más del arsenal de tópicos usado por los poetas festivos para zaherirse entre ellos. Pero recientemente se ha descubierto otro poema anónimo en el que se acusa a Niccolò Cosmico de haber mantenido relaciones sexuales con el poeta Tifi Odasi (¿-1492), considerado el creador de la poesía macarrónica. Por si todo ello fuera insuficiente, el propio autor paduano celebró, en su poema latino «Ad Adastrum pueri» («Al muchacho Adastro»), la belleza de un efebo negro. Al parecer, el sujeto al que va dedicada esta composición era un esclavo de Lorenzo el Magnífico (1449-1492) que, hacia finales del siglo XIV, deslumbró a un ya sexagenario Niccolò Cosmico, quien alegó en favor que sus sentimientos eran idénticos a los mostrados por algunos grandes filósofos de la Antigüedad hacia sus jóvenes discípulos. Finalmente, Niccolò Lelio della Comare dedicó «Ad Ianum» (una de sus últimas composiciones serias, de hondo tono íntimo y confesional), a su amante Giano, recordando las numerosas noches en las que había yacido con él.