Chávez Velasco, Waldo (1933-VVVV).
Poeta, narrador, dramaturgo, periodista y diplomático salvadoreño, nacido en San Salvador el 14 de septiembre de 1933. Miembro de uno de los grupos literarios más importantes de las Letras centroamericanas (la llamada Generación Comprometida), desde su sorprendente precocidad como escritor fue labrando una riquísima y polícroma producción libresca que le sitúa entre las figuras más destacadas del panorama cultural salvadoreño de la segunda mitad del siglo XX.
Su tempranísima inclinación hacia el cultivo de la literatura quedó bien manifiesta cuando, con tan sólo nueve años de edad, comenzó a colaborar en la sección semanal «Hogar y escuela», del rotativo La prensa gráfica. Aún no había alcanzado los trece años cuando ya había asumido la dirección de dicha sección, actividad que compaginaba con la escritura de cuentos y poemas para las páginas literarias del Diario Latino. Esta precoz irrupción en los círculos culturales salvadoreños basta para explicar que Waldo Chávez Velasco ya fuera un «veterano» de la escritura cuando, en sus años de estudiante universitario, fue galardonado con el primer premio en el Certamen Centroamericano de Poesía convocado por la Universidad de El Salvador, por su composición titulada «Canción de amor para la paz futura». Posteriormente, confirmó la altura de su estro poético con la publicación del poemario La bomba de hidrógeno, escrito en colaboración con Eugenio Martínez Orantes y Orlando Fresedo.
A partir de entonces, su fecunda actividad literaria -alternada con graves ocupaciones al servicio de la administración pública y la diplomacia de su país, y con una incesante labor periodística en diferentes medios de comunicación nacionales y extranjeros- fue cuajando en una extensa y variada producción que abarca la mayor parte de los géneros. Entre estas obras, resulta obligado reflejar los títulos siguientes: Fábrica de sueños (San Salvador, 1957), pieza dramática que fue llevada a las tablas en varias ocasiones; Cuentos de hoy y de mañana (San Salvador, 1963), recopilación de narraciones breves que se alzó con el primer premio en el Certamen Nacional de Cultura de 1962); Cuentos medievales (San Salvador, 1991); El cipitín (San Salvador, 1996), obra teatral; Lápidas de la guerra civil (San Salvador, 1996), libro de poemas; y El sombrero de otoño (San Salvador, 1997), pieza dramática que, escrita quince años antes de su publicación, había sido galardonada en 1962 con el segundo premio de los Juegos Florales de Quezaltenango.
Como hombre de Letras inmerso en la realidad cultural de su época y lugar, Waldo Chávez Velasco se relacionó intensamente con los principales escritores de su entorno. Primero formó parte del denominado Grupo Octubre, y posteriormente quedó englobado entre las figuras más descollantes de la ya mencionada Generación Comprometida, al lado de algunos autores de la talla de Roberto Armijo, José Roberto Cea, Mercedes Durand, Orlando Fresedo, Rafael Góchez Sosa, Ítalo López Vallecillos, Álvaro Menéndez Leal, Alfonso Quijada Urías, Eugenio Martínez Orantes, Irma Lanzas, Mauricio de la Selva, Armando López Muñoz, Jorge A. Cornejo, Tirso Canales, Ricardo Bogrand e Hildebrando Juárez.
Al margen de esta fecunda trayectoria como escritor, Waldo Chávez Velasco fue un intelectual riguroso comprometido con el desarrollo de las instituciones públicas de su nación y con el avance de los medios de difusión cultural y periodística salvadoreños. Después de haber colaborado, en los comienzos de su carrera de articulista, en las revistas Hoja y Síntesis, fundó el Diario El Mundo y, posteriormente, dirigió el prestigioso Diario Latino, para acabar asumiendo, a partir de 1992, la dirección de la revista Gente.
Diplomado en Derecho Internacional, y poseedor de varias titulaciones de posgrado en Comunicaciones, Estética e Historia del Arte, había tenido ocasión de ver mundo y ampliar sus conocimientos en estas materias en algunas instituciones universitarias tan reconocidas internacionalmente como las de Bolonia, París y Madrid. Durante su estancia en Italia contrajo nupcias con la doctora Irma Lanzas -intelectual muy conocida en los círculos culturales salvadoreños-, y a su regreso a El Salvador se puso al frente del Departamento de Teatro de la Dirección General de Bellas Artes, dando así inicio a una brillante carrera al servicio de la administración de su país, carrera que, en los últimos años, le llevó a desempeñar importantes cargos en los departamentos de comunicaciones y seguridad del Estado salvadoreño. Además, sus buenas relaciones con multitud de personalidades de diferentes países le permitió realizar varias misiones diplomáticas en Austria, en la República Federal Alemana y en los Estados Unidos de América.
Bibliografía
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CAÑAS-DINARTE, Carlos. Diccionario escolar de autores salvadoreños (San Salvador: Consejo Nacional para la Cultura y el Arte [CONCULTURA], Dirección de Publicaciones e Impresos, 1998).
J. R. Fernández de Cano.