Carvalho, José Cândido de (1914-1989).
Narrador y periodista brasileño, nacido en Campos de Goitacases (Río de Janeiro) el 5 de agosto de 1914 y fallecido en Niterói (Río de Janeiro) el 1 de agosto de 1989. Hondamente preocupado por la dimensión trágica y sentimental del ser humano (y, en particular, del hombre brasileño de mediados del siglo XX), supo imprimir un brusco giro a la novela brasileña contemporánea -anclada, hasta entonces, en el documento social o el retrato psicológico- para enriquecerla con ese gusto por narrar historias que caracteriza a la épica desde sus orígenes.
Vida y obra
Vino al mundo en el seno de una humilde familia formada por Bonifácio de Carvalho y Maria Cândido de Carvalho, dos campesinos portugueses oriundos de la localidad norteña de Trás-os-Montes, quienes decidieron probar fortuna en el Nuevo Mundo y se establecieron como comerciantes en Campos de Goitacases.
En 1922, cuando contaba ocho años de edad, residió durante un largo tiempo en la gran urbe de Río de Janeiro, debido a una grave dolencia que obligó a hospitalizar allí a su progenitor. Coincidió aquel período con la Exposición Universal celebrada en la capital carioca, cuyo esplendor cosmopolita cautivó al jovencísimo José Cândido (hasta el extremo de que, muchos años después, habría de reconocer que los primeros recuerdos intensos que guardaba de su infancia estaban relacionados con aquella explosión de optimismo creativo, científico y tecnológico que se vivió en Río de Janeiro -y en buena parte del mundo- durante cierto período de los «felices años veinte»).
A su regreso a la pequeña localidad de Campos, hubo de enfrentarse de nuevo a la rutina y vulgaridad de las localidades provincianas; pero, espoleado por esa fe en el progreso del arte y la tecnología que había conocido en Río de Janeiro, decidió procurarse una espléndida formación académica que le permitiera ampliar muy pronto sus horizontes vitales y encontrar buenas oportunidades de mejorar su status social, económico y cultural. Y así, mientras cursaba con gran provecho sus estudios primarios y secundarios en diversas escuelas públicas de su lugar de origen, empezó a aprovechar los días festivos y los períodos vacacionales para desempeñar diversas actividades profesionales que le proporcionaron, además de una cierta independencia económica, un buen cúmulo de experiencias para enfrentarse con problemas mayores.
Así las cosas, al inicio de los años treinta ya había ejercido oficios tan variados como los de mancebo de botica, cobrador de una destilería alcohólica y empleado de un ingenio azucarero. Entretanto, el joven José Cândido continuaba estudiando y leyendo por su cuenta, con tal aprovechamiento que pronto estuvo en posesión de un excelente estilo literario que le facultó para publicar sus primeros artículos en la prensa carioca. Coincidiendo con la Revolución de 1930, se estrenó, en efecto como periodista en las páginas de la revista O Liberal, donde pronto contó con una auténtica legión de fieles lectores que propiciaron su salto a otras publicaciones de mayor alcance y difusión. Y ta veloz fue su progreso en el ejercicio del periodismo, que entre 1930 y 1939 trabajó no sólo como colaborador asiduo, sino también como redactor en algunos medios del estado de Río de Janeiro, como Folha do Comércio -en la que, por aquel entonces, ya estampaba su firma uno de los periodistas más brillantes de la prensa brasileña del momento, R. Magalhães Júnior-, O Dia -donde Carvalho adquirió gran crédito y experiencia como comentarista político internacional- y, entre otros, Gazeta do Povo y O Monitor Campista.
Fue también durante dicha década de los treinta cuando comenzó a cultivar la escritura creativa, estimulado por las obras de otros autores de la generación anterior a los que admiraba en extremo -como, por ejemplo, el narrador paraibano José Lins do Rego-. En 1936 inició, en efecto, la redacción de su primer proyecto literario de envergadura, la novela Olha para o céu, Frederico! (¡Mira hacia el cielo, Federico!, 1939), que vio la luz al cabo de tres años; entretanto, el todavía joven pero ya esforzado y muy laborioso Carvalho había concluido brillantemente sus estudios preparatorios en el Liceo de Humanidades de Campos, y, tras haber formalizado su ingreso en la Facultad de Derecho de la Universidad de Río de Janeiro, obtenía allí en 1937 el diploma que le reconocía como licenciado en dicha materia.
Decidió, entonces, cumplir uno de los sueños que había acariciado desde su infancia: abandonar su entorno provinciano para afincarse en la abierta y cosmopolita ciudad de Río de Janeiro. Instalado en la bohemia barriada de Santa Teresa, sobrevivía por aquel entonces merced a sus colaboraciones periodísticas en el rotativo A Noite (que exigía un ímprobo esfuerzo a sus redactores, ya que lanzaba, en aquel tiempo, cuatro ediciones diarias); y también desempeñó durante algunos meses un cargo público en el Departamento Nacional del Café, pero enseguida abandonó este empleo, pues su inclinación al periodismo y la escritura de ficción casaba mal con las obligaciones rutinarias de los funcionarios.
El éxito obtenido por su opera prima, así como la fama que se había granjeado como periodista propiciaron su ascenso al honroso cargo de director del rotativo O Estado, con sede en la localidad de Niterói (prácticamente contigua a Río de Janeiro). Allí fijó su nueva residencia José Cândido de Carvalho, quien, además de ocuparse de dicho diario, continuó colaborando con A Noite y, tras la desaparición de este periódico en 1957, se puso al frente de la edición internacional de la revista O Cruzeiro (una de las publicaciones brasileñas más importantes de mediados del siglo XX).
A comienzos de los años sesenta, parecía que José Cândido de Carvalho había abandonado por completo el cultivo de la literatura, pues habían transcurrido ya más de veinte años desde la aparición de su primera y, hasta entonces, única entrega narrativa. Pero a mediados de dicha década volvió a sorprender gratamente a críticos y lectores con la publicación de O coronel e o lobisomem (El coronel y el hombre lobo, 1964), que de inmediato fue catalogada como una de las obras maestras de la narrativa escrita en lengua portuguesa. Su éxito fue tan rotundo que, a finales del siglo XX (concretamente, en 1996, cuando su autor llevaba ya siete años sepultado), esta obra había alcanzado su cuadragésimo primera edición.
Traducida enseguida a otras lenguas europeas de amplia difusión internacional (como el francés o el español), O coronel e o lobisomem recibió, entre otros muchos galardones, el Premio «Jabuti» (otorgado por la Câmara Brasileira do Livro), el Premio «Coelho Neto» (de la Academia Brasileira) y el Premio «Luísa Cláudio de Sousa» (concedido por el PEN Club de Brasil). Entretanto, José Cândido de Carvalho continuaba desplegando una intensa actividad periodística que, entre otros puestos de gran magnitud, le condujo hasta el cargo de director de la emisora Rádio Roquette-Pinto, en el que se mantuvo por espacio de cuatro años (1970-1974). Luego pasó a ocupar la dirección del Servicio de Radiodifusión Educativa del Ministerio de Educación y Ciencia, y en 1975 fue designado Presidente del Consejo Estatal de Cultura del Estado de Río de Janeiro.
Entre 1976 y 1981, el escritor de Campos presidió al Fundación Nacional de Arte (FUNARTE), y durante el bienio siguiente (1981-1982) se hizo cargo de la Presidencia del Instituto Municipal de Cultura de RÍo de Janeiro (RIOARTE). Al margen de esta importante presencia en la dirección de la política educativa, cultural y periodística de su país, también ocupó un lugar preeminente en el ámbito académico e intelectual, como lo prueba su incorporación, el 23 de mayo de 1974, a la Academia Brasileña de la Lengua (en la que se le asignó el sillón número 31).
Al margen de sus dos grandes novelas citadas en parágrafos anteriores, José Cândido de Carvalho empezó a escribir una tercera narración extensa, O rei Baltazar, que dejó inconclusa en el momento de su muerte (sobrevenida en Niterói a comienzos de agosto de 1989). Además, fue autor de dos libros de relatos, anécdotas, curiosidades y episodios habituales entre el pueblo llano brasileño, titulados Por que Lula Bergantin não atravessou o Rubicon (Río de Janeiro, 1971) y Um ninho de mafagafes cheio de mafagafinhos (Río de Janeiro, 1972); así como de un recopilación de artículos periodísticos publicada bajo el título de Ninguém mata o arco-íris (Río de Janeiro, 1972).
El gran mérito de José Cândido de Carvalho dentro de las Letras brasileñas contemporáneas estriba en su capacidad de recuperar esa función narrativa primordial en la prosa de ficción (y, en particular, en el género novelesco), sin desdeñar por el ello la atención a los factores sociales ni el gusto por la introspección psicológica (valores que habían predominado entre los narradores brasileños que le precedieron). Así pues, sus novelas son, en parte, instrumentos de crítica y análisis social, pero también estudios psicológicos de los personajes y, desde luego, historias que narran con asombrosa frescura las vivencias de unos seres cotidianos en los que predomina la ternura y la ingenuidad (podría decirse, incluso, que sus personajes no son capaces de albergar sentimientos tan negativos como el odio y el rencor).