Cardona, Juan de (s. XV).
Poco es lo que sabemos de este autor, emparentado con el apellido Cardona, de raigrambre catalana. Aunque hasta hace poco se le tenía por el mismo autor que compuso un poema en el Cancionero general de 1511, Fernández Jiménez opina que el autor del Tratado notable de Amor ha de venir de una de las ramas de los Cardona en Italia, probablemente hijo de don Antonio de Cardona y Requesens, virrey de Cerdeña. Tampoco se sabe a ciencia cierta la fecha de su nacimiento, aunque debió morir h. 1609, con unos noventa años. Su única obra conocida, Tratado notable de Amor, fue compuesta entre 1545 y 1549 y se conserva en el Ms. 8589 de la Biblioteca Nacional de Madrid. La obra ha sido catalogada de novela sentimental (Whinnom, 1983). Trata de los amores de Cristerno e Ysiana y de las guerras que acaecieron en su tiempo. Está enmarcada por dos cartas, a modo de prólogo y epílogo, del autor a doña Potenciana de Moncada. Narrada en tercera persona y con una exposición lineal, alternan la narración de sucesos «verídicos» contemporáneos (coronación de Carlos V, guerras contra Francisco I, guerras contra Barbarroja, etc.) con el relato ficticio de los amores de los dos protagonistas. La parte «histórica» podría tener como función dar verosimilitud a la acción, aunque podría también sospecharse que, bajo la trama abigarrada de amores fantásticos, se encubra una obra enteramente construida como roman à clef, tipo la Coronación de la señora Gracisla o Qüestión de Amor. No deja de resultar curioso que comparta muchas caraterísticas con otras novelas sentimentales tardías (en especial la Qüestión, el Veneris tribunal y el Processo de cartas de amores con la Quexa y aviso, las dos primeras de ambientación italiana. Cristerno, príncipe griego que ha perdido sus estados y que está al servicio de Carlos V, acude con Antisidoro a Mitilene, donde el último va a visitar a su esposa e hijas.
Entre ellas se cuenta Ysiana, de la Cristerno se enamora a pasionadamente. Cristerno y Matilde (su esposa) animan a Ysiana a «recibir» a Cristerno, a lo que ésta no se muestra muy favorable. A partir de este momento surgen una serie de viajes de Cristerno a diferentes partes del imperio español en ayuda de Carlos V (esta sería la parte histórica y documental de la trama). El autor relata con precisión los acontecimientos políticos contemporáneos desde 1530 hasta 1549 (a excepción del desastre de Tánger). Entre viaje y viaje tiene ocasión de visitar repetidas veces la isla de Mitilene, donde se entrevista en numerosas ocasiones con Ysiana. Esta llega a aceptar en una de estas entrevistas darle la mano para que la bese, aunque remisa a dejarse tentar por su amor. Tras varias tentativas de Cristerno, diversas cartas suyas entregadas por su siervo Pancracio y la intercesión de varias damas que viven con Ysiana, esta llega a descubrir una carta que Cristerno enviara a Todomira (una de estas damas) y la interpreta como que Cristerno ha estado fingiendo su amor por ella (Ysiana), cuando en realidad amaba a aquélla. Tras un episodio en que parece poder entenderse que Cristerno e Ysiana tienen relaciones sexuales o Ysiana es violada, y una serie de cartas, viajes, malentendidos e intercesiones de las damas de Mitilene, Cristerno, sin esperanza alguna de ver su amor reciprocado, marcha de Mitilene, donde muere bebiendo en una copa las cartas de Ysiana. La obra destaca por su intertextualidad: así, está influida por Arnalte y Lucenda de Diego de San Pedro (Ysiana decide meterse a religión); por la Cárcel de Amor (en el episodio de la copa con los pedazos de las cartas de Ysiana); por la Coronación de la señora Gracisla, quizá el Triunfo de Amor y la Qüestión de Amor en las profusas descripciones de vestimentas, danzas, saraos, bailes, etc. Cristerno se presenta como el amante cortés por antonomasia (igualado a Macías); Ysiana como, a la vez, la dame sans merci una figura femenina poderosa que rechaza la imposición paterna de un amor que ella no quiere. Asismismo, muestra un concepto de pragmatismo matrimonial en la elección de marido (combinando el amor y el interés económico) ajeno a obras sentimentales del s. XV (a excepción de las de Juan de Flores). Cristerno, una vez muerto, es recibido en el paraíso primero (al menos en cuerpo), e Ysiana es condenada a llevar a su espalda el peso del alma de Cristerno. La obra se ofrece a la señora de Moncada como respuesta a una pregunta de tipo cortés (deliberationes de tipo boccaccesco, como las que inspiran el Veneris tribunal y la Qüestión) sobre si son mejores los amantes antiguos o los modernos. Cardona, igualmente, ofrece su obra como ejemplo de amor sensual y natural, al que todos deben entregarse al menos una vez en la vida. Aunque defiende el amor de Dios como superior, y parece recomendarlo para la vejez, en la obra sólo se escucha la apología de un amor cortés redivivo. La verosimilitud histórica, así como el realismo de la obra (dentro de la ficcionalidad de parte de la trama, se emparenta con las obras y autores de origen o formación italianos (Ludovico Scrivà, el autor de la Qüestión), así como con las novelas de caballerías y pseudo-sentimentales de procedencia catalana. Como curiosidad puede añadirse que la obra se inicia con una lista de los personajes de la misma, recurso teatral que quizá podría emparentar a nuestra obra con la tradición celestinesca y de las églogas, que tanto papel juegan en la evolución de la novela sentimental tardía (ver en especial la Penitencia de Amor). También conviene destacar el elemento de blasfemia, muy fuerte en la obra. A medida que el relato avanza son numerosas las ocasiones en que el amor de Cristerno por Ysiana se hace equivaler a un amor divino, identificando de forma evidente a la amada con Dios.
Esto llega a su elemento culminante cuando Cristerno está a punto de morir: la imaginería que se utiliza se basa en el relato evangélico de la expiración de Cristo (Cristerno) sobre la cruz. También son numerosas las referencias a San Pablo. Por último, sería de destacar que Lucíndaro, en la Quexa y aviso contra el Amor (segunda parte del Processo de cartas de amores de Juan de Segura) también muere bebiendo las cartas de su enamorada, cuando ésta ya ha muerto.
Bibliografía
-
A. Rodríguez Moñino, ed.: Cancionero general (Madrid, 1958).
-
J. Scudieri Ruggieri: «Un romanzo sentimentale: Il Tratado notable de amor di Juan de Cardona». Revista de Filología Española, 46 (1963).
-
J. Fernández Jiménez, ed.: Tratado notable de Amor (Madrid, 1982).
-
K. Whinnom: Spanish Sentimental Romance (Londres, 1983).