Cano Márquez, María de los Ángeles (1887-1967).
Sindicalista colombiana, que firmaba sus primeros escritos con el seudónimo de Helena Castillo. Fue la primera mujer colombiana en participar abiertamente en la vida política del país, vedada a las mujeres en su época. Con su actividad sindicalista y dentro del movimiento obrero, conmocionó a la sociedad colombiana de principios de siglo, acostumbrada a ver a la mujer relegada a las labores del hogar. Nació y murió en Medellín. María de los Ángeles Cano fue dirigente de la lucha por los derechos civiles de la población y por los derechos de los trabajadores asalariados, agitadora de huelgas obreras, difusora de las ideas socialistas. Hija de Rodolfo Cano y Amelia Márquez, destacó como fundadora del Partido Socialista Revolucionario de Colombia. Empezó a publicar sus artículos en la revista quincenal Cyrano (1921). Junto con María Eastman y Fita Uribe, María de los Ángeles continuó en la redacción del periódico El correo liberal. Ellas tres formaron parte de un fenómeno literario de mujeres que se presentó en el país durante la década de los años veinte y que promovió numerosos concursos de literatura y poesía femeninas, que merecieron el apoyo y el reconocimiento del maestro Tomás Carrasquilla. El primero de mayo de 1925, los obreros, artesanos, contratistas y maestros de obra, proclamaron a María Cano como la «Flor del trabajo», título que exaltaba a las mujeres de clase media y alta, permitiéndolas entrar como reinas a espacios para ellas negados. María Cano formó parte del Comité pro-presos y del Comité Departamental contra la pena de muerte en Colombia y la defensa de las libertades públicas. En 1925, María Cano comenzó las giras que la hicieron famosa en todo el país: difundió noticias que interesaban al pueblo trabajador y a la oposición, como fueron las luchas de los trabajadores petroleros del río Magdalena, y de los bananeros. En 1926 organizó y dirigió el III Congreso Nacional Obrero. Entre 1927 y 1928 recorrió buena parte del país, realizando una intensa actividad propagandística: Boyacá, las riberas del río Magdalena, Caldas, Valle, Santander y la costa atlántica. En algunas ocasiones fue detenida, en otras, obligada a caminar kilómetros bajo vigilancia policiaca, y otras veces fue recibida con fusilería para dispersar a los manifestantes. María de los Ángeles hostigó a los ricos por la injusticia social, al gobierno por la represión a la oposición, confrontó y denunció a las compañías norteamericanas bananeras, petroleras y mineras del país y al gobierno nacional por no garantizar el respeto a la integridad de los trabajadores. En 1928 participó en las campañas de solidaridad con Nicaragua -que había sido invadida por las tropas estadounidenses- y en el Comité de Lucha por los Derechos Civiles contra la llamada «Ley Heroica», que autorizaba la represión y persecución de los movimientos sociales. En 1930 se vinculó como obrera de la Imprenta Departamental de Antioquia. Luego pasó a servir a la Biblioteca Departamental donde laboró hasta 1947. Sin embargo, en 1934 apoyó la huelga del Ferrocarril de Antioquia. Escribió, entre otras, las siguientes obras: El poeta maldito (1921), Vivir, artículo publicado en Lecturas para mujeres (1923), Casa de menores (1923), Los forzados (1924), Pan espiritual (1924), Por los obreros (1924).
Bibliografía
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TORRES GIRALDO, Ignacio, María Cano, apostolado revolucionario, Bogotá, Ed. Carlos Valencia, 1980.