Barbero de Aguilera, Abilio (1931-1990).
Historiador español, uno de los más grandes impulsores del estudio de las épocas Antigua y Medieval en la historiografía española. Nació en San Sebastián el 10 de julio de 1931 y falleció en Madrid el 4 de julio de 1990. Trasladado desde joven a Madrid y después de la finalización de la Guerra Civil, estudió el bachillerato en el colegio del Pilar para pasar después a cursar las carreras de Derecho y Filosofía y Letras en la Universidad Complutense. Dada la notable parcialidad de la enseñanza de la época, el interés de Barbero por la conexión entre las primeras heterodoxias del cristianismo y la situación social de la población tuvo que ser mantenido de modo autónomo y un tanto autodidacta, aunque ello no fue óbice, sino que alentó aún más, la notable calidad científica de todos sus trabajos.
La primera de sus publicaciones tuvo lugar en el año 1963, cuando en el seno de los Cuadernos de Historia de España dirigidos por Claudio Sánchez Albornoz vio la luz su memoria de licenciatura, efectuada en 1959. El título del artículo, «El priscilianismo: ¿herejía o movimiento social?», ya dejaba entrever las líneas maestras de sus proyectos de investigación: su interés primordial se centró en el estudio de las transformaciones que sufrieron las sociedades peninsulares en el tránsito entre la dominación romana y la invasión islámica, y cómo estas transformaciones habían contribuido a la formación de estructuras feudales.
Desde su licenciatura (1959), Abilio Barbero pasó a ejercer la docencia en la Universidad Complutense, primero como profesor ayudante y después como adjunto a la cátedra de Historia Medieval, al mismo tiempo que cursaba sus estudios de posgrado. En el curso siguiente (1960-1961), Barbero obtuvo una beca del British Council para estudiar en Inglaterra con uno de los más insignes historiadores británicos: Philip Grierson, experto en numismática antigua y medieval. Tras varios años de trabajo, Barbero obtuvo el grado de Doctor en Historia Medieval en el año 1968; su tesis, con el título de Influencias visigodas en la Francia Carolingia, consiguió la máxima calificación.
A partir de los años setenta, la labor investigadora de Barbero quedó asociada con la de Marcelo Vigil Pascual, catedrático de Historia Antigua en la universidades de Granada y Salamanca, cuya estrecha amistad y colaboración había comenzado a principios de los años sesenta. Ambos son autores de dos obras capitales para la historiografía española del período medieval: Sobre los orígenes sociales de la Reconquista (1974) y La formación del feudalismo en la Península Ibérica (1978). En ellas, Barbero y Vigil se alejaban de los patrones metodológicos que habían dominado la historiografía medieval española para adoptar un esquema abierto en el significado del feudalismo. Las restricciones que, procedentes de planteamientos germanistas, hacían de la península ibérica un punto aislado sin un verdadero feudalismo, fueron rebatidas por los estudios de Barbero y Vigil, en los que se prefería el estudio de «la formación de las relaciones de dependencia feudales a todos los niveles, desde el económico al político«. Ello les permitió relacionar gran parte de las aportaciones de pueblos, como los vascones o los cántabros, a la sociedad hispana plenamente feudal, puesto que la distinción clásica entre feudal y señorial presentaba, en opinión de Barbero y Vigil, «la realidad social dislocada«.
Los círculos académicos no aceptaron de buen grado unas teorías que rompían con el esquema existente y que propugnaban una Edad Media alejada de las típicas dualidades señor-vasallo de carácter militar o señor-siervo de carácter económico; incluso, la casi paradigmática opinión de los medievalistas españoles (con Claudio Sánchez Albornoz a la cabeza), acerca de la ausencia de un feudalismo hispano como resultado de la invasión islámica del siglo VIII quedaba en entredicho. Todo ello derivó en el relegamiento de Barbero en el mundo universitario, puesto que, pese a su fecunda labor investigadora, no obtuvo el grado de catedrático hasta el año 1983. Hasta su fallecimiento, ocurrido en julio de 1990, el profesor Barbero no abandonó ni la docencia ni la investigación, publicando varios artículos sobre temas tan diversos como interesantes, entre los que destacan varias colaboraciones realizadas con su mujer, María Isabel Loring García, actual profesora titular del departamento de Historia Medieval en la Universidad Complutense. Entre sus trabajos, además de las dos obras cumbres realizadas junto Vigil, hay que destacar los siguientes: La integración de los hispani del Pirineo oriental al reino carolingio (1966), Pensamiento político visigodo y las primeras unciones regias en la Europa medieval (1970), Sucesión al trono y evolución social en el reino visigodo (junto a M. Vigil, 1974), Los síntomas españoles y la política religiosa de Carlomagno (1984), Pervivencias matrilineales en la Europa medieval: el ejemplo del Norte de España (1986), El conflicto de los tres capítulos y las Iglesias hispánicas en los siglo V y VI (1988), Configuración del feudalismo en la Península Ibérica (1989) y Las divisiones eclesiásticas y las relaciones entre la Iglesia y el Estado en la España de los siglos VI y VII (1989). En colaboración con María Isabel Loring, escribió El reino visigodo y la transición al mundo medieval (1988) y su obra póstuma, Del palacio a la cocina: estudio sobre el conducho en el Fuero Viejo (1991). Hoy día, la obra del profesor Barbero es una de las cumbres de la historiografía social española y referencia obligada para toda persona interesada en el estudio de la Historia Medieval.