Marcelo de Ayensa (1755-1826). El noble marino español que surcó mares y escribió la historia naval del siglo XVIII
Marcelo de Ayensa fue un destacado militar y marino español del siglo XVIII, cuya vida y obra sintetizan una etapa crucial de la historia naval de España en tiempos de cambios geopolíticos, expansión imperial y conflictos bélicos. Nacido en Sevilla en octubre de 1755, ostentó el título nobiliario de quinto Barón de Tormoye, un linaje que se remontaba a la concesión otorgada por el rey Felipe II a Jacobo Tomohut, originario de Brabante, en los Países Bajos. Su carrera como militar y escritor revela una personalidad multifacética, comprometida tanto con la acción como con la memoria histórica, reflejada en sus valiosas obras literarias.
Orígenes y contexto histórico
Marcelo de Ayensa nació en una de las ciudades más influyentes de la España del siglo XVIII, Sevilla, centro neurálgico del comercio con América y punto estratégico en la administración del Imperio. Provenía de una familia con raíces nobiliarias y militares, lo que determinó su ingreso temprano a la vida castrense. En 1775, cuando apenas contaba con veinte años, ingresó como guardia marina, iniciando así un recorrido profesional que lo llevaría a participar en momentos clave del expansionismo naval español.
La segunda mitad del siglo XVIII estuvo marcada por las tensiones entre potencias europeas en el contexto de guerras coloniales, enfrentamientos dinásticos y la posterior eclosión de la Revolución Francesa. En este contexto, la Armada Española desempeñaba un papel estratégico, tanto en el Atlántico como en el Pacífico, y sus oficiales eran formados con un fuerte acento en la disciplina, la navegación y la cartografía.
Logros y contribuciones
Marcelo de Ayensa se destacó por su ascenso rápido dentro de la jerarquía naval. En 1780, apenas cinco años después de su ingreso, fue ascendido a alférez de navío, un rango que reflejaba su competencia en las labores técnicas y de mando. Dos años después, en 1782, ascendió a teniente de fragata, demostrando una progresión constante y meritoria dentro de la Armada.
Uno de los escenarios bélicos donde se probó como militar fue el sitio de Gibraltar, acontecimiento clave dentro de las guerras por el control del Mediterráneo. Su participación en este episodio evidencia su compromiso con los intereses estratégicos de España frente al poderío británico.
Más allá de su carrera militar, Marcelo de Ayensa destacó como escritor y cronista de navegación, dejando testimonio escrito de sus experiencias en el mar. Sus obras reflejan una sensibilidad por los detalles geográficos, culturales y técnicos, fundamentales para comprender la complejidad del mundo en que vivió:
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Descripción de la ciudad, arrabales y puerto de Constantinopla: un análisis exhaustivo de la capital otomana, probablemente fruto de una escala o misión diplomática en aquella zona del Mediterráneo oriental.
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Diario de navegación de don Marcelo Ayensa: extracto de la navegación hecha con el navío de mi mando, Fernando Magallanes, año de 1799: una crónica naval de gran valor histórico, que ofrece una visión de primera mano sobre las travesías marítimas y los desafíos enfrentados por los navíos españoles en plena época colonial.
Ambas obras constituyen fuentes documentales relevantes para los estudios históricos, geográficos y navales, y permiten reconocer en Ayensa no solo al militar, sino también al erudito que quiso preservar su legado para las generaciones futuras.
Momentos clave
La vida de Marcelo de Ayensa puede ser comprendida a través de una serie de momentos decisivos que marcaron su trayectoria:
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1775: Ingreso como guardia marina, comienzo de su carrera naval.
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1780: Ascenso a alférez de navío.
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1782: Participación en el sitio de Gibraltar y ascenso a teniente de fragata.
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1791: Destinado a Filipinas, donde España mantenía una importante presencia colonial.
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Posteriormente: Traslado a Acapulco, otro enclave clave del comercio marítimo en el Pacífico.
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Durante la guerra contra los franceses: Fue detenido en Francia, episodio que marcó un paréntesis forzado en su carrera y subraya las tensiones internacionales de la época.
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Regreso a España: Se establece en Madrid, donde manda construir una casa en la emblemática calle Fuencarral, residencia en la que viviría hasta su fallecimiento en 1826.
Estos momentos no solo trazan su desarrollo profesional, sino también reflejan las coordenadas geográficas y políticas en las que se desenvolvía un oficial español en los tiempos del Imperio en expansión y declive.
Relevancia actual
A pesar de no ser una figura ampliamente reconocida en el imaginario popular contemporáneo, Marcelo de Ayensa representa un ejemplo paradigmático de los oficiales ilustrados del siglo XVIII, cuyo trabajo se extendía más allá del campo de batalla hacia la documentación y estudio del mundo. Su vida conecta con múltiples esferas de interés para los estudiosos de la historia marítima, colonial y cultural de España.
Hoy, su obra escrita constituye un valioso recurso para investigadores, ya que sus diarios de navegación y descripciones urbanas aportan datos de gran precisión sobre lugares tan estratégicos como Constantinopla o el Pacífico colonial. Asimismo, su experiencia en Filipinas y Acapulco permite reconstruir los flujos marítimos que unían Asia y América, rutas fundamentales para la economía y el poderío imperial español.
Por otra parte, la calle Fuencarral, en el centro de Madrid, donde decidió residir hasta su muerte, permanece como un lugar simbólico dentro del urbanismo madrileño, lo que añade una dimensión local al legado de este marino global.
En suma, Marcelo de Ayensa es una figura que merece ser rescatada del olvido por su doble faceta de militar comprometido y escritor ilustrado. Su testimonio nos conecta con un tiempo en el que el conocimiento del mundo, la navegación y la lealtad al deber eran valores esenciales. Su legado continúa vigente como ejemplo de los muchos hombres que, sin alcanzar la fama absoluta, contribuyeron de manera decisiva a la historia de España.
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