Arroyo, Martina (1935-VVVV)
Soprano estadounidense, nacida en Haarlem (Nueva York) el 2 de febrero de 1935. Compaginó sus estudios vocales (llevados a cabo con Marinka Gurewich) con los de Filología Románica y piano y comenzó a trabajar como profesora de enseñanza media y asistente social. A pesar de debutar en el Carneghie Hall de Nueva York en 1958, en el estreno de L’assassinio nella catedrale de Pizzetti, encontró problemas para iniciar su carrera, incluso tras ganar un concurso del Metropolitan y ser contratada por dicho teatro, donde llevó a cabo papeles brevísimos, como la Voz Celeste del Don Carlo de Verdi. Fue preciso su traslado a Europa para que su ingreso en las óperas de Berlín y Viena la dieran a conocer como la protagonista de Aida de Verdi, ópera con la que, en 1965, volvió al Metropolitan para realizar una sustitución. Entretanto, pasó a formar parte del elenco de la ópera de Zurich donde amplió su repertorio, desde la Donna Ana del Don Giovanni de Mozart, hasta la Eva de Los Maestros Cantores de Wagner, pasando por los papeles de soprano lírico-spinto verdiana (Amelia en Un Ballo in Maschera, Leonora en La Forza del Destino o Lady Macbeth en Macbeth), así como por protagonistas de óperas veristas como el de Santuzza en Cavalleria Rusticana de Mascagni, o los papeles titulares de La Gioconda de Ponchielli, y de Tosca y Madama Butterfly de Puccini, así como Liù en Turandot, del mismo compositor. Asimismo, es excelente intérprete de concierto y recital. Dentro de este campo, cabe destacar su presencia en los estrenos de Andromaca’s Farewell de Samuel Barber (1963) y de Momente de Stockhausen (1965). Son abundantes, asimismo, sus grabaciones, que abarcan todo tipo de música, de Haendel a Stockhausen. Desde 1976 es miembro de National Council for the Arts.
En su acercamiento a tan diferentes géneros y estilos, siempre se ha caracterizado por dar primacía al sentido musical por encima del lucimiento vocal, lo que, si siempre es algo destacable, lo es mucho más en el caso de poseer unas cualidades vocales tan excepcionales como las de la soprano neoyorquina.
Martina Arroyo se retiró en 1989 para dedicarse a la enseñanza. Desde 2003 la Fundación que lleva su nombre se ocupa de educar y promover jóvenes cantantes.