Armstrong, Edwin Howard (1890-1954).


Ingeniero electrónico norteamericano, famoso por sus importantes aportaciones al desarrollo de la radio, nacido en Nueva York el 18 de diciembre de 1890 y muerto en la misma ciudad el 31 de enero de 1954. Aficionado desde su infancia a la mecánica, con 14 años se quedó tan impresionado por la noticia del primer enlace radiotelegráfico realizado por Marconi, que cruzó el Atlántico y decidió hacerse inventor.

Después de su graduación ingresó en la Universidad de Columbia, poco después de que Lee De Forest acabase de inventar el triodo (audión era el nombre original). Estudió concienzudamente todas las características eléctricas del nuevo componente electrónico y diseñó varios receptores que empleaban este tubo de vacío. En otoño de 1912, uno de los receptores construidos por Armstrong manifestó una enorme amplificación y selectividad, debido a una realimentación que había introducido en el circuito. Armstrong, que llamó a este receptor superregenerativo, comprobó que el circuito, además de amplificar, estaba oscilando. Este tipo de receptor superó a todos los conocidos hasta la aparición del superheterodino. Este diseño dio origen a los primeros osciladores de radiofrecuencia de onda continua, corazón de emisores y otros muchos dispositivos electrónicos y posibilitó las comunicaciones de telefonía.

Aunque la comunidad científica reconoció inmediatamente los éxitos de Armstrong, las numerosas patentes que había realizado De Forest le impidieron registrar muchos de sus inventos, lo cual no impidió que recibiese la medalla de oro del Instituto de Radio Ingenieros y la medalla Franklin, el máximo galardón norteamericano al mérito científico por la invención del circuito regenerativo.

Durante la Primera Guerra Mundial estuvo en los laboratorios de la U.S. Army Signal Corps, en París, donde desarrolló el receptor superheterodino, diseño en el cual se basan el 99% de los receptores de radio y de televisión de todo el mundo. Este receptor constituyó la pieza básica que permitió la extensión de la radiodifusión a todos los ámbitos, ya que era mucho más sensible, robusto, estable y selectivo.

Después de la guerra, vendió sus patentes a algunas compañías a cambio de acciones y volvió a la Universidad de Columbia donde trabajaría como asistente del eminente físico Michael Pupin. La explosión de la radiodifusión, a partir de los años 20, hizo de la noche a la mañana de Armstrong un millonario, aunque no abandonó su trabajo en la universidad, donde buscaba soluciones para el ruido estático y las interferencias de las emisiones de radio.

En 1933, Armstrong patentó un nuevo sistema de trasmisión y recepción basado en la modulación de frecuencia que necesitaba equipos de diseño completamente nuevo (Véase Frecuencia Modulada). El mayor problema que presentaba el nuevo sistema es que era absolutamente incompatible con las radios ya establecidas, por lo que su idea no tuvo la aceptación que él esperaba. Para demostrar su sistema, Armstrong invirtió más de 300.000 $ de la época en construir una emisora completamente nueva y receptores. La nueva guerra mundial requirió de nuevo que Armstrong fuese reclamado para trabajar para el ejército, lo cual retrasó la puesta en marcha de su proyecto. Después de la guerra, cuando la FM comenzaba a captar adeptos, Armstrong se vio de nuevo envuelto en interminables pleitos acerca de sus patentes. A pesar de los inconvenientes que tuvo en sus comienzos y de no ver coronado su esfuerzo antes de morir, gracias a sus importantes mejoras de calidad, en la actualidad la FM se ha hecho tan popular como los otros sistemas de radiodifusión.

Armstrong comparte el panteón de hombres ilustres de la International Telecommunications Unión, junto con Guglielmo Marconi, André-Marie Ampère, Alexander Graham Bell, Michael Faraday y otros.

GMM