Enrique de Aguilera y Gamboa, XVII Marqués de Cerralbo (1845-1922): El Arqueólogo, Político y Coleccionista que Dejaron Huella en la Historia de España
Enrique de Aguilera y Gamboa, XVII Marqués de Cerralbo, fue una de las figuras más complejas y destacadas de la España del siglo XIX y principios del XX. Nacido el 8 de julio de 1845 en Madrid, este político, arqueólogo y coleccionista no solo dejó un legado cultural con su magnífica colección de arte, sino también un profundo impacto en la historia de la política española. Su vida fue un compendio de intereses diversos, desde la política carlista hasta el arte y la arqueología, campos en los que se destacó notablemente.
Orígenes y Contexto Histórico: La Casa de Cerralbo
Los orígenes de la Casa de Cerralbo, a la que pertenecía Enrique, se remontan al siglo XIII. En 1533, el octavo señor de Cerralbo, Rodrigo Ossorio, recibió de Carlos I el título de marqués de Cerralbo, como recompensa por sus servicios prestados al monarca durante la campaña en Alemania. Este título fue heredado por generaciones posteriores, dejando una huella en la historia de España. Uno de los momentos más significativos fue cuando el tercer marqués de Cerralbo llegó a ser virrey de México, destacándose como un gran personaje en la historia de la nobleza española.
Enrique de Aguilera heredó el título de marqués de Cerralbo en 1867, tras la muerte de su padre, Francisco de Aguilera Becerril, y más tarde asumió los títulos de marqués de Almarza, Campofuerte, y conde de Alcudia, Foncalada y Sacro Romano Imperio. Desde joven, Enrique demostró un profundo interés por la cultura, las artes y la política, características que definieron su vida.
Logros y Contribuciones: Un Marqués de Múltiples Facetas
La Vocación Política: Un Carlista en la Política Española
Enrique de Aguilera mostró una temprana inclinación por la política. A los 24 años se unió al partido carlista, un movimiento que buscaba restaurar el absolutismo en España bajo la figura de Carlos María Isidro de Borbón, hermano del rey Isabel II. En 1872, fue elegido diputado a Cortes por el municipio salmantino de Ledesma, iniciando una carrera política que lo llevó a ocupar puestos importantes dentro del carlismo. Su cercanía con Carlos, infante de España y líder del movimiento carlista, fue significativa. A tal punto que, en 1885, fue nombrado senador del reino y fue encargado de representar al infante Carlos en territorio español.
A lo largo de su carrera política, Enrique de Aguilera participó activamente en las disputas internas del carlismo, incluso organizando una junta de carlistas leales en 1885. A pesar de los altibajos en su relación con el movimiento, fue un firme defensor de la causa, hasta que, en 1890, se alejó de la política debido a motivos de salud y a la creciente desilusión con las luchas internas dentro del partido. Sin embargo, tras la muerte de Carlos en 1909, Enrique regresó a la actividad política bajo el liderazgo de Jaime de Borbón, pero las tensiones con el carlismo llevaron a su retiro definitivo de la política en 1919.
Un Amante de las Letras y las Bellas Artes
Aunque su actividad política fue importante, Enrique de Aguilera también destacó en otros campos. Su amor por las Letras y las Bellas Artes lo llevó a estudiar Derecho, Filosofía y Letras en la Universidad Central de Madrid. Además, publicó varias composiciones poéticas en la revista La Ilustración Católica. La integración de las artes en su vida fue esencial, y su amor por la cultura se vio reflejado en su pasión por el coleccionismo, que se convirtió en su principal ocupación tras su alejamiento de la política.
El Coleccionismo: Una Pasión que Definió su Legado
La gran pasión de Enrique de Aguilera fue, sin lugar a dudas, el coleccionismo. Durante años, viajó por toda Europa, adquiriendo una impresionante cantidad de obras de arte, muebles antiguos, y objetos de gran valor histórico. Esta colección fue albergada en su palacio madrileño, un edificio que él mismo diseñó y que fue inaugurado en 1900. El palacio, que se convirtió en uno de los centros sociales más importantes de la Madrid de la época, fue un refugio para su vasta colección de arte.
El palacio, que alberga una de las colecciones más impresionantes de España, fue diseñado por los arquitectos Cabello Lapiedra, Cabello y Asó y el decorador José Soriano Fort. Entre los objetos más destacados se incluyen piezas de Ribera, Zurbarán, Alenza y Van Dyck, así como una impresionante galería de tapices, porcelanas, bronces y piezas arqueológicas. Enrique no solo se dedicó a la compra de arte, sino también al estudio y catalogación de antigüedades, convirtiéndose en un experto en la materia, especialmente en el campo de la numismática, gracias a su interés por las monedas antiguas desde su juventud.
El Museo Cerralbo: Un Legado para la Historia
Enrique de Aguilera dejó un legado invaluable con su colección, que, a su muerte en 1922, fue donada al Estado español junto con el palacio que la albergaba. El Marqués de Cerralbo estableció que su colección no fuera alterada bajo ningún concepto, y así ha sido. Hoy en día, el Museo Cerralbo sigue siendo una de las joyas culturales de Madrid, abierto al público y conservando intacto el esplendor de la colección que Enrique de Aguilera reuniera a lo largo de su vida.
El museo alberga no solo las obras de arte, sino también una serie de instrumentos musicales, muebles y piezas arqueológicas que enriquecen aún más el valor histórico y artístico del palacio. Entre los objetos más destacados se encuentran una lámpara de cristal de Murano y varios instrumentos orientales adquiridos por el marqués en sus viajes.
Relevancia Actual: Un Testimonio de su Pasión por el Arte y la Historia
La figura de Enrique de Aguilera sigue siendo relevante hoy en día no solo por su contribución a la política carlista, sino también por su increíble pasión por las artes y la arqueología. Su trabajo como coleccionista y su impulso por preservar el patrimonio histórico español continúan siendo un ejemplo de dedicación al arte y la cultura.
Su inclusión en la Real Academia de la Historia, así como en la Real Academia Española y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, demuestra la importancia que tuvo su figura en la vida cultural y académica de su tiempo. Además, su participación en congresos internacionales de arqueología, como el Congreso Internacional de Antropología y Arqueología Prehistórica de 1912 en Ginebra, reafirmó su lugar en el mundo académico de su época.
En resumen, el legado de Enrique de Aguilera y Gamboa, XVII Marqués de Cerralbo, no solo se limita a su contribución a la política y la cultura española, sino que también perdura en el Museo Cerralbo, un testimonio de su inquebrantable pasión por el arte y la historia. Su vida fue un testimonio de dedicación y amor por la preservación del patrimonio cultural de España.