Diego Mateo Zapata (1644-1745). Médico y filósofo murciano precursor de la ciencia moderna en España
Figura central en la renovación científica española del siglo XVIII, Diego Mateo Zapata encarna la transición entre la tradición galénica y las corrientes modernas de la medicina y la filosofía natural. Su vida, marcada tanto por el prestigio profesional como por los conflictos con la Inquisición, refleja la tensión entre la ortodoxia y la innovación en una época de profundos cambios intelectuales y científicos en España.
Orígenes y contexto histórico
Nacido en Murcia en 1644, Zapata se formó inicialmente en filosofía en la Universidad de Valencia y posteriormente en medicina en la Universidad de Alcalá. Su temprana trayectoria se vio condicionada por la influencia de las doctrinas escolásticas, especialmente el aristotelismo y el galenismo, dominantes en las universidades hispánicas. Tras su formación académica, hacia 1687 se trasladó a Madrid, donde comenzó a integrarse en los círculos intelectuales más dinámicos del momento.
En la capital asistió a las tertulias científicas del marqués de Mondéjar y de Nicolás Antonio, espacios de discusión en los que circulaban las ideas médicas y filosóficas modernas. Allí tuvo contacto con planteamientos innovadores que transformarían su visión científica y marcarían el giro de su pensamiento.
Su prestigio médico le abrió puertas en la Corte, donde logró influencia cerca de Carlos II. Fue socio fundador de la Regia Sociedad de Medicina y demás Ciencias de Sevilla en 1700, institución que promovía la modernización de las ciencias en España, y de la cual fue presidente en 1702. Sin embargo, la Inquisición lo procesó en varias ocasiones bajo la acusación de judaizante, pasando por la cárcel de Cuenca en 1725. A pesar de estas persecuciones, se mantuvo protegido en Madrid y continuó ejerciendo como referente médico e intelectual.
Logros y contribuciones
La producción intelectual de Diego Mateo Zapata fue amplia y abarcó tanto la medicina como la filosofía. En un inicio, defendió con firmeza la tradición galénica, aunque pronto evolucionó hacia una postura más abierta a la ciencia moderna.
Defensa inicial del galenismo
En 1690 publicó su primera obra, Verdadera apología de la Medicina racional, donde rebatió al veronés José Gazola y atacó también a Juan de Cabriada, defensor de las nuevas corrientes médicas. En este texto negó la teoría de la circulación de la sangre formulada por William Harvey, defendiendo el galenismo más ortodoxo. Más tarde reconocería su error, atribuyéndolo a las presiones de maestros de la Universidad de Alcalá y de influyentes médicos de la Corte de Carlos II.
Apertura a la innovación científica
Su evolución intelectual lo llevó a abrazar las ideas modernas, convirtiéndose en un decidido defensor de la iatroquímica y de la medicina experimental. En 1701 redactó, por encargo de la Regia Sociedad de Sevilla, la obra Crisis médica sobre el antimonio, donde defendía el uso de remedios químicos. En este tratado citaba como autoridades médicas a Luis Mercado, Pedro Miguel de Heredia y Gaspar Caldera de Heredia, y reforzaba su argumentación con la experiencia clínica.
Filosofía natural y atomismo
En 1716 aportó una censura de gran valor a los Diálogos filosóficos en defensa del atomismo de Alejandro de Avendaño. Allí defendió una ruptura con el aristotelismo, en particular con la noción de formas sustanciales. Aunque recurría a Aristóteles para reinterpretarlo en clave moderna, adoptaba una postura claramente atomista. En esta línea, se aproximó al pensamiento de Tomás Vicente Tosca y mostró afinidad con el atomismo de Emanuel Maignan frente al de Pierre Gassendi. Su filosofía natural buscaba aplicaciones prácticas y se alejaba de la especulación metafísica.
Medicina y obstetricia
En 1733 publicó la Disertación médico-teológica, un texto de gran relevancia porque introdujo y defendió en España nuevas técnicas obstétricas, como la cesárea. Además, trató cuestiones deontológicas y de medicina legal, mostrando un compromiso con la actualización de la práctica médica.
Síntesis final y eclecticismo
Su obra póstuma Ocaso de las formas aristotélicas (1745) constituye una síntesis de su pensamiento. En ella, Zapata intentó conciliar diversas corrientes (galenismo, iatromecánica, iatroquímica) bajo el criterio de la experiencia. Aceptó sin reservas la circulación de la sangre, aunque mantuvo ciertas interpretaciones basadas en Galeno, y citó a autores como Robert Boyle y Raymond Vieussens. Criticó abiertamente la práctica de la sangría, a la que consideraba carente de fundamento.
Momentos clave
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1644: Nace en Murcia.
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1687: Se traslada a Madrid e ingresa en los círculos intelectuales más modernos.
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1690: Publica Verdadera apología de la Medicina racional, en defensa del galenismo.
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1700: Es socio fundador de la Regia Sociedad de Medicina de Sevilla.
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1701: Escribe Crisis médica sobre el antimonio, obra clave en la defensa de la iatroquímica.
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1716: Realiza la censura a los Diálogos filosóficos en defensa del atomismo, defendiendo la ruptura con el aristotelismo.
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1725: Procesado y encarcelado por la Inquisición en Cuenca.
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1733: Publica la Disertación médico-teológica, con aportaciones en obstetricia.
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1745: Fallece y se publica póstumamente Ocaso de las formas aristotélicas.
Relevancia actual
Diego Mateo Zapata es considerado uno de los pioneros en la introducción de la ciencia moderna en España. Su itinerario intelectual, que transitó desde el galenismo más rígido hacia un eclecticismo abierto a la experiencia y la observación, refleja la dificultad de romper con la tradición en un contexto dominado por la Inquisición y la resistencia académica.
Su defensa de la iatroquímica, su crítica a la medicina especulativa y su apuesta por métodos más experimentales lo sitúan como precursor de la medicina basada en la evidencia. Además, su intervención en obstetricia y su cuestionamiento de prácticas obsoletas como la sangría marcaron un punto de inflexión en la práctica médica española.
En el plano filosófico, su rechazo a las formas sustanciales y su defensa del atomismo lo alinean con la corriente europea que buscaba explicar la naturaleza en términos materiales y cuantificables. Este enfoque supuso una ruptura con el aristotelismo escolástico que dominaba el pensamiento universitario.
A pesar de no haber ocupado cargos universitarios, Zapata ejerció un magisterio intelectual decisivo a través de sus obras y de su influencia en círculos científicos y cortesanos. Su legado continúa siendo objeto de estudio en la historia de la medicina y de la filosofía, como testimonio de un siglo de transición hacia la modernidad.
Bibliografía
Fuentes
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Verdadera apología en defensa de la medicina racional, filosófica y debida respuesta a los entusiasmos médicos que publicó en esta corte D. José Gazola Veronense…, Madrid: Antonio de Zafra, 1690.
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Crisis médica sobre el antimonio y carta responsoria a la Regia Sociedad Médica de Sevilla, Madrid, 1701.
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Disertación médico-teológica que consagra a la Serenísima Sra. Princesa del Brasil, Madrid: Gabriel del Barrio, 1733.
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Ocaso de las formas aristotélicas que pretendió ilustrar a la luz de la razón el doctor D. Juan Martín de Lesaca…, Madrid: Imp. del Hospital General, 1745.
Estudios
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Merck Luengo, J. G.: «La quimiatría en España. Primera parte: el murciano Zapata», en Archivo Iberoamericano de Historia de la Medicina y Antropología médica, 11, 1959, pp. 138-175.
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Peset, V.: «El doctor Zapata (1664-1745) y la renovación de la medicina en España», en Archivo Iberoamericano de Historia de la Medicina y Antropología médica, 12, 1960, pp. 35-93.
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López Piñero, J. M.: Introducción de la ciencia moderna en España, Barcelona: Ariel, 1969.
MCN Biografías, 2025. "Diego Mateo Zapata (1644-1745). Médico y filósofo murciano precursor de la ciencia moderna en España". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/zapata-diego-mateo [consulta: 18 de octubre de 2025].