Boris Yeltsin (1931-2007). El líder que marcó el fin de la URSS y el inicio de la Rusia moderna

Boris Nikolaievich Yeltsin fue una de las figuras más influyentes en la transición del siglo XX al XXI. Su papel como primer presidente de la Federación Rusa lo convirtió en un actor clave en el desmantelamiento de la Unión Soviética y en la construcción de un nuevo orden político y económico en Rusia. A lo largo de su carrera política, su liderazgo estuvo marcado por decisiones arriesgadas, reformas profundas y una constante lucha entre poder ejecutivo y legislativo, que redefinieron la vida política del país. Entre sus momentos más trascendentes destacan su enfrentamiento con el golpe de Estado de 1991, la consolidación de la Federación Rusa tras la disolución soviética y su controvertida gestión de la guerra en Chechenia.

Orígenes y contexto histórico

Nacido el 1 de febrero de 1931 en Sverdlovsk, Yeltsin creció en una familia humilde en plena era de la Unión Soviética bajo el férreo control de Stalin. Su infancia estuvo marcada por la dureza de un sistema político autoritario y por su carácter rebelde, que lo llevó incluso a ser expulsado del colegio tras criticar con firmeza a sus profesores, a quienes acusaba de aplicar métodos fascistas.

Tras superar estos obstáculos, ingresó en el Instituto Politécnico de la Universidad Liberal de los Urales, donde se graduó en 1955 en la especialidad de Construcción. Su vida laboral comenzó desde abajo: fue obrero, albañil, maquinista de grúa e ingeniero, hasta llegar a ocupar el cargo de ingeniero jefe en el sector de la construcción. Esta trayectoria inicial le permitió forjar una imagen de hombre ligado al pueblo y a la disciplina del trabajo duro, cualidades que posteriormente proyectaría en su carrera política.

En los años setenta y ochenta dio sus primeros pasos en la política soviética como responsable del departamento de Construcción en el Comité Provincial de Sverdlovsk. Con la llegada de la perestroika, impulsada por Mijail Gorbachov, Yeltsin se trasladó en 1985 a Moscú, donde asumió la dirección del Partido Comunista de la capital. Durante un tiempo colaboró estrechamente con Gorbachov, pero las discrepancias no tardaron en surgir, especialmente por la actitud crítica de Yeltsin hacia la gestión económica y política del país.

Ascenso a la presidencia de Rusia

El 12 de junio de 1991, Boris Yeltsin fue elegido presidente de la República de Rusia en las primeras elecciones democráticas de la historia del país, lo que marcó un cambio radical en la estructura política soviética. Apenas dos meses después, enfrentó su primera gran prueba: el golpe de Estado de agosto de 1991 contra Gorbachov, protagonizado por un sector del aparato comunista. Yeltsin emergió como líder indiscutible al desafiar públicamente a los golpistas y consolidar su imagen como defensor de la democracia.

En este contexto, impulsó reformas decisivas: declaró ilegal al Partido Comunista, comenzó a rediseñar la Constitución y fortaleció la figura presidencial. La fecha clave llegó el 25 de diciembre de 1991, cuando Gorbachov presentó su dimisión y la Unión Soviética dejó de existir, dando paso a la Comunidad de Estados Independientes (CEI), encabezada por la Federación Rusa bajo la presidencia de Yeltsin. A partir de ese momento, asumió también el control del arsenal nuclear soviético, lo que lo colocó en el centro de la política internacional.

Reformas políticas y económicas

En 1992, Yeltsin asumió por decreto el cargo de Comandante en Jefe del Ejército ruso y emprendió una ambiciosa agenda de reformas. Buscó el fin de la Guerra Fría mediante la apertura hacia Europa y se ofreció como mediador en conflictos regionales como el de Nagorno-Karabaj. Paralelamente, inició una transformación radical de la economía rusa hacia el modelo de mercado, que incluyó privatizaciones masivas y liberalización de precios. Sin embargo, estas medidas, conocidas como “terapia de choque”, provocaron una grave crisis social: hiperinflación, aumento del desempleo y una drástica caída en el nivel de vida de millones de ciudadanos.

La tensión política no tardó en manifestarse. El 12 de diciembre de 1992 estalló un conflicto con el Parlamento, encabezado por Ruslan Jasbulatov. Aunque se alcanzó un acuerdo inicial, las disputas se intensificaron en 1993, cuando el Parlamento recortó los poderes de Yeltsin. El presidente respondió con un referéndum en abril de 1993, que ratificó su liderazgo, pero perdió fuerza en las elecciones legislativas celebradas el mismo día. Esta confrontación culminó el 21 de septiembre de 1993, con la disolución del Parlamento mediante el famoso Decretazo, y los violentos enfrentamientos del 3 y 4 de octubre en Moscú, que dejaron más de 150 muertos. Tras sofocar la revuelta, Yeltsin emergió como un presidente con poderes casi absolutos.

Ese mismo año se aprobaron una nueva Constitución y reformas clave, como la desaparición del KGB y la creación del Servicio Federal de Contraespionaje de Rusia (SFCR). Pese a estos avances, la inestabilidad económica y política persistió durante todo su mandato.

Momentos clave de su presidencia

La trayectoria de Boris Yeltsin como presidente puede resumirse en una serie de hitos fundamentales:

  • 1991: Elegido presidente de Rusia y líder en la resistencia contra el golpe de Estado.

  • 1991-1992: Disolución de la URSS y creación de la CEI.

  • 1993: Enfrentamiento con el Parlamento y consolidación del poder presidencial tras el Decretazo.

  • 1994: Inicio de la guerra en Chechenia.

  • 1996: Reelección como presidente, pese a los problemas de salud y la crisis económica.

  • 1999: Renuncia a la presidencia el 31 de diciembre, entregando el poder a su sucesor, Vladímir Putin.

Entre estos episodios destaca especialmente la guerra de Chechenia iniciada en 1994, un conflicto sangriento que debilitó su imagen interna y generó críticas internacionales. La represión militar rusa en la región causó miles de muertes y se convirtió en uno de los episodios más polémicos de su gobierno.

Relevancia actual

El legado de Boris Yeltsin continúa siendo objeto de debate en la historia contemporánea de Rusia. Su figura simboliza tanto la apertura democrática tras décadas de régimen comunista como las profundas dificultades de la transición hacia el capitalismo. Bajo su liderazgo, Rusia recuperó un papel central en la política mundial y puso fin a la Guerra Fría, pero también sufrió una crisis económica devastadora y conflictos internos que marcaron a toda una generación.

Su dimisión el 31 de diciembre de 1999 abrió el camino al ascenso de Vladímir Putin, quien heredó un país debilitado pero con nuevas instituciones políticas. La forma en que Yeltsin entregó pacíficamente el poder se considera uno de los gestos más significativos de su trayectoria, pues aseguró una transición sin violencia en un momento crítico.

El 23 de abril de 2007, Boris Yeltsin falleció en Moscú a los 76 años, víctima de una insuficiencia cardiovascular poliorgánica. Su vida y obra siguen siendo claves para comprender la Rusia contemporánea y la transformación geopolítica tras el colapso de la URSS.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Boris Yeltsin (1931-2007). El líder que marcó el fin de la URSS y el inicio de la Rusia moderna". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/yeltsin-boris-nikolaievich [consulta: 18 de octubre de 2025].