Ocón y Rivas, Eduardo (1834-1901). El legado musical de un compositor andaluz
Eduardo Ocón y Rivas, nacido en Málaga el 12 de enero de 1834 y fallecido en la misma ciudad el 28 de febrero de 1901, es uno de los compositores y pianistas más relevantes del panorama musical español del siglo XIX. Su vida estuvo marcada por un profundo compromiso con la música religiosa y el desarrollo de una obra que no solo abarcó el ámbito sacro, sino también el repertorio de piano y música de cámara, reflejando su talento y su vinculación con las tradiciones musicales europeas de la época. A lo largo de su carrera, Ocón se formó con destacados músicos de su tiempo, lo que permitió que su música tuviera una resonancia que cruzó fronteras y que perduró en la historia.
Orígenes y contexto histórico
El 12 de enero de 1834, Eduardo Ocón y Rivas nació en una ciudad que sería fundamental para su carrera: Málaga. Desde temprana edad mostró su inclinación por la música, y fue su formación en la catedral de Málaga la que le permitió dar los primeros pasos en su carrera musical. Ocón estudió solfeo y composición con Mariano Reig, maestro de capilla de la catedral, y piano con el organista Murguía. Esta educación temprana, combinada con el entorno religioso y cultural de la ciudad, influyó profundamente en su obra posterior, que estaría marcada por una clara inclinación hacia la música sacra.
A los trece años, Ocón ya había compuesto un Miserere a cuatro voces, un logro impresionante para su edad. Su formación musical, sin embargo, no se limitó a Málaga. En su adolescencia, se trasladó a París, un epicentro musical de la época, donde continuó su educación con grandes maestros europeos. Estudió órgano con Benoit y contrapunto y fuga con Ambroise Thomas. Esta formación internacional le permitió ampliar su repertorio y conocer las tendencias musicales que dominaban Europa en ese momento.
Logros y contribuciones
Carrera temprana y primeros éxitos
A los 19 años, Ocón consiguió la plaza de segundo organista en la catedral de Málaga, un puesto que ocupó desde 1853 hasta 1858. Durante este tiempo, además de desarrollar su labor como organista, Ocón comenzó a dar clases de piano, transmitiendo su conocimiento a las nuevas generaciones de músicos malagueños. Su talento no pasó desapercibido, y en 1858, su cantata en honor al Príncipe Alfonso fue estrenada en el Teatro Real de Madrid, lo que marcó el comienzo de su reconocimiento como compositor a nivel nacional.
Estancia en París y relación con otros músicos
En noviembre de 1867, Ocón se trasladó a París, donde, gracias a su amistad con compositores como Gounod y Auber, pudo estrenar varias de sus composiciones. En la iglesia de San Eustaquio se interpretó una de sus misas y su famoso Ave María, mientras que en la iglesia de la Trinidad se estrenó un Cántico a la Virgen y un O Salutaris a cinco voces. Durante su estancia en París, también tuvo la oportunidad de establecer relaciones con destacados músicos de la época, como Joseph Fetis, director del conservatorio de Bruselas, lo que le permitió expandir aún más su influencia en el mundo musical europeo.
Regreso a Málaga y contribuciones pedagógicas
En 1870, Ocón regresó a Málaga, donde retomó su puesto como organista en la catedral y asumió la dirección de la Sociedad Filarmónica de la ciudad. Durante este período, no solo continuó componiendo y desempeñando su rol de organista, sino que también fue un destacado pedagogo. Fue profesor de varios músicos, entre ellos el joven Rafael Mitjana, quien posteriormente se encargaría de dar a conocer los manuscritos del Cancionero de Upsala, descubiertos en Suecia.
La obra de Ocón: música religiosa y folclore
La obra de Eduardo Ocón es especialmente conocida por su enfoque en la música religiosa. Entre sus composiciones más destacadas se encuentran sus Misas, Motetes y Salves, así como una variedad de obras corales. Sin embargo, Ocón no se limitó únicamente a la música sacra. También incursionó en el ámbito de la música de cámara, compuso piezas para piano y canto y exploró el aire andalucista en sus composiciones.
Una de las obras más significativas de Ocón fue su colección folclórica titulada Cantos de España, que fue editada por primera vez en Leipzig. Esta obra, que recopila canciones populares españolas con acompañamiento de piano, le permitió obtener fama internacional. Sus piezas pianísticas, impregnadas de un claro sentido andaluz, muestran la conexión de Ocón con la música que triunfaba en otras partes de Europa en ese momento.
Momentos clave
A lo largo de su vida, Eduardo Ocón vivió una serie de momentos que marcaron su carrera y contribuyeron a su legado musical. Algunos de los más relevantes incluyen:
-
Composición de su Miserere a los 13 años: Este logro tempranero marcó el inicio de su carrera como compositor.
-
Plaza de segundo organista en la catedral de Málaga (1853-1858): Un puesto que consolidó su educación y desarrollo profesional.
-
Estreno de su cantata en honor al Príncipe Alfonso (1858): Un importante paso en su reconocimiento como compositor a nivel nacional.
-
Estancia en París (1867-1870): Donde estrechó relaciones con músicos como Gounod, Auber y Joseph Fetis, y estrenó algunas de sus obras más importantes.
-
Regreso a Málaga y dirección de la Sociedad Filarmónica (1870): Un momento clave para su consolidación como figura central en la vida musical de Málaga.
-
Publicación de los Cantos de España en Leipzig: Su obra más conocida a nivel internacional.
Relevancia actual
El legado de Eduardo Ocón sigue vivo en la música española, especialmente en el ámbito de la música religiosa y folclórica. Su habilidad para integrar elementos de la música popular española en el contexto de la música clásica le permite ocupar un lugar destacado en la historia de la música de su país. Aunque su obra no es tan conocida hoy en día como la de otros compositores contemporáneos, su influencia en la educación musical y su contribución al repertorio de la música coral y de piano continúan siendo reconocidas por musicólogos y músicos.
Además, la importancia de su obra en la conservación de la tradición musical española, combinada con su conexión con corrientes musicales europeas, le confiere una relevancia que trasciende el ámbito local. La obra de Ocón sigue siendo interpretada en diversos conciertos y festivales, y su música se estudia en instituciones educativas como parte de la rica tradición musical de España.
Eduardo Ocón y Rivas dejó una huella indeleble en la música española, y su vida y obra siguen siendo un referente para aquellos interesados en la evolución de la música clásica en el siglo XIX.
MCN Biografías, 2025. "Ocón y Rivas, Eduardo (1834-1901). El legado musical de un compositor andaluz". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/ocon-y-rivas-eduardo [consulta: 29 de septiembre de 2025].