Alberto Masferrer (1868–1932): Escritor, Periodista y Líder Intelectual de El Salvador

Alberto Masferrer (1868–1932): Escritor, Periodista y Líder Intelectual de El Salvador

Introducción y Primeros Años

Orígenes y Contexto Familiar

Alberto Masferrer nació el 24 de julio de 1868 en Tecapa, una localidad que hoy se conoce como Alegría, en el departamento de Usulután, El Salvador. Su vida comenzó marcada por la controversia, pues fue considerado un hijo natural. Su madre, Leonor Mónico, era una mujer salvadoreña, mientras que su padre, Enrique Masferrer, un español establecido en El Salvador, inicialmente se negó a reconocerlo como su hijo. Sin embargo, eventualmente, Enrique aceptó su paternidad y se llevó a Alberto a vivir con él. Este gesto, aunque tardío, permitió al joven Masferrer acceder a una mejor educación, algo fundamental para su desarrollo personal e intelectual.

Infancia y Educación Inicial

Alberto Masferrer disfrutó de una infancia rodeada de elementos culturales que favorecieron su educación. A los pocos años de vida, su madre lo inscribió en la escuela de Jucuapa, una ciudad que, en aquel entonces, era un centro cultural vibrante, y donde convivían algunos de los intelectuales más destacados de El Salvador. Esta escuela fue su primer contacto con la educación formal. A los diez años, tras la decisión de su padre de trasladarse a la capital, Masferrer se mudó a San Salvador, donde continuó su formación en el colegio que había fundado la pedagoga francesa Agustine Charvin. Sin embargo, sus años en la capital no fueron fáciles. En 1883, debido a un desacuerdo con su padre, quien le impuso un castigo que el joven se negó a cumplir, Masferrer fue enviado a Guatemala, un acto que reflejaba su carácter independiente y rebelde.

Primeros Desafíos y Características del Joven Alberto

Su estancia en Guatemala no fue un período de conformidad. En lugar de aceptar la autoridad que le había sido impuesta, Alberto escapó y, durante un tiempo, vagabundeó por Guatemala, Honduras y Nicaragua. En este trayecto, comenzó a ganarse la vida como buhonero. A pesar de su situación precaria, Masferrer aprovechó la oportunidad para continuar su formación académica de forma autodidacta. Este período de dificultades fue, sin duda, una escuela de vida que marcó profundamente su carácter y su actitud ante el mundo.

Pronto encontró un camino en la docencia, primero en Nicaragua, en el departamento de Rivas, y más tarde en la isla de Ometepe, donde fue destinado a impartir clases en un presidio. Su experiencia como educador creció y se consolidó en el ámbito centroamericano, y fue nombrado director de la Escuela de Varones en San Rafael del Sur. A pesar de las ventajas de este puesto, la naturaleza inquieta de Masferrer le impidió permanecer mucho tiempo en una sola ubicación. En 1885, tras un breve paso por Costa Rica, regresó a El Salvador para ejercer la docencia en El Carrizal. En esta etapa, su nombre comenzó a ser conocido en los círculos educativos de Centroamérica, lo que le permitió ser nombrado director de la escuela en Jucuapa en 1889.

El Surgimiento como Figura Cultural y Educativa

Formación y Primeros Logros en la Docencia

La educación fue siempre uno de los pilares de la vida de Alberto Masferrer. Tras regresar a El Salvador en 1889, su trayectoria como pedagogo se consolidó cuando asumió la dirección de la misma escuela donde, años antes, había recibido sus primeras lecciones. Masferrer se convirtió en un referente para los educadores salvadoreños, y su trabajo fue muy apreciado tanto en El Salvador como en los países vecinos de Centroamérica. Además, su perspectiva crítica y su énfasis en la mejora de la educación pública le valieron una gran reputación en la región.

Masferrer no se limitó solo a la enseñanza. En 1890, su carrera administrativa dio un importante giro cuando fue nombrado subdirector escolar en Sensutepeque y archivero de la Contaduría Mayor en San Salvador. Estos cargos reflejaban el reconocimiento a su capacidad organizativa y su pasión por contribuir al desarrollo educativo del país. Dos años después, su influencia creció aún más al ser designado director del Diario Oficial de El Salvador, una posición que ocupó durante ocho años.

Inicios en la Administración Pública

Masferrer no solo se destacó en el ámbito educativo, sino que también comenzó a ocupar importantes posiciones en la administración pública. En 1900, fue nombrado secretario del Instituto Nacional, cargo que abandonó en 1901 para asumir la representación diplomática de El Salvador como cónsul en Buenos Aires, Argentina. Este puesto diplomático le abrió las puertas a una serie de destinos internacionales, lo que le permitió conocer de primera mano las realidades políticas y sociales de otros países.

En 1902, su carrera diplomática lo llevó a Chile, donde asumió el consulado de El Salvador en Santiago. Posteriormente, trabajó en Costa Rica, donde ocupó el cargo de cónsul, y más tarde, en 1910, en Amberes, Bélgica. Sin embargo, a pesar de sus funciones diplomáticas, Masferrer nunca dejó de lado su pasión por la educación. En 1908, entre dos de sus mandatos consulares, fue designado inspector de Instrucción Pública en El Salvador, donde desempeñó un papel importante en la reforma educativa.

En paralelo a su trabajo en el ámbito educativo y diplomático, Masferrer continuó participando en diversas conferencias internacionales, como la Conferencia de La Haya en 1912, y el Segundo Congreso Científico en Washington en 1915. También fue asesor del Ministerio de Instrucción Pública y ocupó varios cargos de relevancia en la esfera cultural salvadoreña, como la dirección del Instituto Ixeles en 1916.

El Periodista y Escritor

El Renombre en los Medios y la Fundación de Patria

Si bien Alberto Masferrer había ganado reconocimiento por su trabajo en la educación y en la diplomacia, fue en el periodismo donde su nombre se consolidó como una de las figuras más influyentes en la vida intelectual de El Salvador. A partir de 1923, Masferrer comenzó a colaborar en el periódico El Día, un medio de gran relevancia en el país, donde se destacó como editorialista. Su habilidad para abordar temas políticos, sociales y culturales le permitió ganar una audiencia amplia y devota.

En 1928, su influencia periodística se amplió aún más cuando, junto a otros intelectuales como Alberto Guerra Trigueros y José Bernal, fundó el periódico Patria en San Salvador. En este nuevo proyecto, Masferrer se encargó de la sección editorial y, además, escribió una columna muy popular titulada Vivir. Esta columna se convirtió en un espacio donde Masferrer plasmaba sus ideas sobre la vida cotidiana, la política y la filosofía, lo que le permitió conectarse aún más con sus lectores y dejar una marca indeleble en la opinión pública salvadoreña.

A lo largo de su carrera, Masferrer también tuvo una notable presencia en otros medios internacionales, especialmente en Chile. En este país, bajo el seudónimo de «Lutrín», escribió una columna humorística que fue publicada en los periódicos El Chileno, de Santiago, y El Mercurio, de Valparaíso. A través de estos medios, Masferrer no solo presentó sus agudas observaciones sobre la realidad política de la época, sino también su característico estilo reflexivo y crítico.

Escritos Literarios y Filosóficos

La producción literaria de Alberto Masferrer fue vasta y de una notable profundidad. Su obra abarcó diversos géneros, incluyendo ensayos políticos, filosóficos y literarios. Entre sus libros más importantes se encuentran Páginas (1893), Naderías (1900), y Recortes (1908), los cuales mostraron su capacidad para explorar temas que iban desde el desarrollo político de El Salvador hasta cuestiones filosóficas sobre la vida y el destino humano. En 1910, publicó La nuevas ideas, un texto que reflejaba su interés por los movimientos sociales y políticos contemporáneos.

Su obra ¿Qué debemos saber? (1913) es otro de sus trabajos clave, en el que aborda el tema del conocimiento y su importancia en la formación del individuo. También escribió Pensamientos y formas (1921), una recopilación de sus reflexiones más profundas sobre el arte, la política y la moral. Su prolífica carrera literaria continuó con publicaciones como El dinero maldito (1927), La religión universal (1928), y El minimun vital (1929), que reflejan sus inquietudes sobre el materialismo y la espiritualidad en la sociedad moderna.

La vasta obra de Masferrer lo convirtió en una figura central dentro de la Academia Salvadoreña de la Lengua, donde ocupó la silla N, que había sido previamente ocupada por el poeta y militar Juan José Cañas. Su influencia en la literatura y la cultura salvadoreña no solo se extendió por su trabajo en periódicos, sino también por su dedicación al pensamiento y la filosofía, que marcó a generaciones de escritores e intelectuales en El Salvador y Centroamérica.

El Compromiso Político y los Últimos Años

Participación en la Política y Apoyo a Arturo Araujo

En los últimos años de su vida, Alberto Masferrer se involucró activamente en la política de El Salvador. Su apoyo al candidato Arturo Araujo, quien se presentó como una opción de cambio frente al autoritarismo de la época, lo colocó en una posición destacada durante las elecciones de 1931. Araujo, elegido presidente en ese año, representaba una alternativa a la tradición política establecida en el país. Masferrer veía en él una figura que podría modernizar El Salvador y mejorar las condiciones de vida de la población.

Sin embargo, el optimismo de Masferrer pronto se desmoronó cuando, apenas meses después de la elección, el general Maximiliano Hernández Martínez llevó a cabo un golpe de Estado en 1931, derrocando al gobierno de Araujo. Este evento sumió a Masferrer en una profunda decepción. La violencia y la represión que siguieron al golpe de Estado le dejaron una sensación de desengaño y desesperanza, lo que agravó aún más su estado de salud.

Decadencia de Salud y Muerte

La salud de Alberto Masferrer comenzó a deteriorarse después del golpe de Estado de 1931. La presión emocional, sumada a su agotamiento físico tras un viaje a Guatemala, lo dejaron muy mermado. La tristeza y el desgaste acumulado por sus años de trabajo y su implicación en los movimientos políticos y sociales de la época fueron factores determinantes en su deterioro. A pesar de su debilitada salud, Masferrer continuó trabajando en su último libro, El libro de la vida, que fue publicado en 1932, el mismo año de su muerte.

El 4 de septiembre de 1932, Alberto Masferrer falleció en San Salvador, dejando un legado que perduró mucho después de su muerte. Su obra literaria, su influencia en los medios de comunicación y su participación en la vida política del país lo han convertido en una de las figuras más relevantes de la historia intelectual de El Salvador. Tres años después de su muerte, su obra El rosal deshojado fue publicada, testimonio póstumo de su inquebrantable dedicación al pensamiento y la escritura.

Masferrer no solo fue un escritor y periodista destacado, sino también un pensador comprometido con las transformaciones sociales y políticas de su tiempo. Su legado sigue siendo estudiado y admirado por aquellos que buscan entender el contexto cultural e intelectual de El Salvador a finales del siglo XIX y principios del XX.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Alberto Masferrer (1868–1932): Escritor, Periodista y Líder Intelectual de El Salvador". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/masferrer-alberto [consulta: 28 de septiembre de 2025].