Manuel Vallejo (1891-1960). El cantaor sevillano que brilló en la Ópera Flamenca

Figura clave del flamenco en la primera mitad del siglo XX, Manuel Vallejo, nacido como Jiménez Martínez de Pinillo en Sevilla en 1891, representa uno de los referentes más singulares del arte jondo durante la etapa conocida como Ópera Flamenca. Su vida y obra reflejan no solo la evolución estilística del flamenco en una época de grandes cambios, sino también la complejidad artística y personal de un cantaor que dominó casi todos los palos y supo dejar una profunda huella en la historia del cante.

Orígenes y contexto histórico

Manuel Vallejo nació y murió en Sevilla, una ciudad que, junto con Jerez y Cádiz, ha sido cuna de algunos de los más grandes exponentes del flamenco. A finales del siglo XIX y principios del XX, el flamenco vivía un periodo de transición: del café cantante al teatro flamenco, momento que marcaría una profunda transformación en la forma de interpretar y consumir este arte.

La Ópera Flamenca, aunque muy popular en su tiempo, fue criticada posteriormente por su comercialización excesiva y la supuesta pérdida de pureza del cante. Sin embargo, este periodo permitió una proyección pública masiva de los cantaores, que comenzaron a actuar en teatros y auditorios más grandes, a grabar discos y a alcanzar un grado de profesionalización desconocido hasta entonces.

En ese escenario emergió Manuel Vallejo, quien se distinguió rápidamente por su versatilidad y dominio técnico, convirtiéndose en uno de los cantaores enciclopédicos más destacados de su tiempo.

Logros y contribuciones

Entre los reconocimientos más importantes que recibió Manuel Vallejo se encuentran dos galardones emblemáticos del flamenco:

  • La Copa Pavón (1925): un premio de gran prestigio otorgado en el Teatro Pavón de Madrid, catedral del flamenco en la capital durante la época de la Ópera Flamenca.

  • La Llave de Oro del Cante (1926): en su segunda edición, un honor reservado para aquellos artistas considerados auténticos maestros del cante. Vallejo fue el segundo en recibirla tras Tomás «El Nitri».

Manuel Vallejo dominó casi todos los estilos del flamenco, desde los más sobrios hasta los más líricos. Su especial dedicación se centró en los cantes que gozaban de popularidad en su época, como:

  • Fandangos

  • Granaínas

  • Medias granaínas

  • Saetas

Pero también mostró un dominio magistral en cantes de gran dificultad y profundidad expresiva, como las seguiriyas y las bulerías. Además, su habilidad no se limitaba al cante: se decía que bailaba bulerías con una gracia y destreza inusuales en un cantaor.

Una de sus contribuciones más singulares fue su capacidad para fusionar la melodía y la armonía con el ritmo, algo considerado raro entre los cantaores de su generación. Esta cualidad le confería un estilo muy personal que lo distinguía del resto y que, a menudo, lo hacía difícil de acompañar por los guitarristas.

Momentos clave

La carrera de Manuel Vallejo estuvo jalonada de momentos decisivos que marcaron tanto su trayectoria como el desarrollo del flamenco escénico. Algunos de los episodios más representativos incluyen:

  • 1925: Recepción de la Copa Pavón, que consolidó su prestigio como figura destacada del cante.

  • 1926: Otorgamiento de la Llave de Oro del Cante, el más alto reconocimiento para un cantaor en aquel momento.

  • Actuaciones en grandes teatros: Se presentó en los principales escenarios de España, durante la época dorada de la Ópera Flamenca, llevando el arte jondo a públicos diversos y numerosos.

  • Anécdota con el guitarrista Niño Ricardo: En una de sus actuaciones, el célebre guitarrista Niño Ricardo lo dejó solo en el escenario, incapaz de seguir las rarezas de Vallejo durante el cante. Este episodio, ampliamente comentado, reflejaba tanto la dificultad de acompañarlo como la exigencia técnica de su estilo.

  • Crítica al cante de su época: Vallejo no dudó en manifestar su opinión sobre la situación del flamenco, afirmando que el cante estaba “en crisis”, lo que muestra una faceta reflexiva y crítica de su personalidad artística.

Relevancia actual

Aunque durante años la Ópera Flamenca fue vista con desdén por sectores tradicionalistas del flamenco, la figura de Manuel Vallejo ha sido objeto de una revalorización contemporánea. Su técnica depurada, su vasto conocimiento de los estilos y su particular sensibilidad lo han convertido en una figura de estudio y admiración para nuevas generaciones de artistas y aficionados.

La prolífica discografía de Vallejo, con más de doscientos títulos catalogados, representa un testimonio invaluable de una época clave en la evolución del flamenco. Gracias a estas grabaciones, su legado ha podido preservarse y difundirse, permitiendo que su arte siga vivo más de medio siglo después de su muerte.

Además, su figura resulta esencial para entender la transformación del flamenco como espectáculo profesional. Su participación activa en los teatros y su capacidad de atraer a públicos heterogéneos contribuyeron a elevar el estatus del flamenco en el ámbito cultural español.

Características artísticas de su cante

El estilo de Manuel Vallejo se ha descrito como efectista, una etiqueta que en su caso no implica superficialidad, sino más bien un alto grado de dramatismo y teatralidad en la interpretación. Su voz, descrita por algunos como “de cristal”, era especialmente sensible, lo que lo llevaba a adoptar múltiples precauciones técnicas. Esta fragilidad vocal exigía condiciones casi perfectas en la ejecución, lo que muchos interpretaban como excentricidades o rarezas.

Luis Caballero, también cantaor, justificaba estas precauciones afirmando que cualquier mínima alteración podía romper su afinación. Esta delicadeza lo hacía único, y explica por qué algunos guitarristas encontraban difícil acompañarlo. Su afinación precisa y su capacidad para matizar los cantes lo alejaban de los intérpretes comunes.

Otro rasgo distintivo de Vallejo fue su apertura crítica frente al entorno artístico que lo rodeaba. En lugar de amoldarse sin cuestionamientos a la tendencia dominante, manifestó con claridad su incomodidad con el rumbo que tomaba el flamenco. Este posicionamiento lo convirtió en una voz disonante, pero también en un artista con principios y convicciones estéticas claras.

Un legado imborrable en la historia del flamenco

La obra de Manuel Vallejo constituye un puente entre el flamenco clásico y el moderno, entre la tradición oral de los cafés cantantes y la profesionalización de los teatros y estudios de grabación. Su figura fue central en un momento de gran cambio, y su capacidad para adaptarse sin renunciar a su sello personal lo convirtió en un artista de referencia.

Su nombre sigue apareciendo en estudios, antologías y homenajes, y su arte se escucha en grabaciones históricas que todavía emocionan por su autenticidad y riqueza expresiva. Para entender a fondo el periodo de la Ópera Flamenca, es imprescindible acercarse a su figura y a su legado artístico.

La historia de Manuel Vallejo es también la de un hombre que supo mantenerse fiel a su arte en un momento de transformaciones profundas. Su vida y obra son parte esencial del patrimonio musical andaluz y español, y su cante continúa inspirando a quienes buscan en el flamenco no solo una forma de música, sino una forma de vida.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Manuel Vallejo (1891-1960). El cantaor sevillano que brilló en la Ópera Flamenca". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/manuel-vallejo [consulta: 19 de octubre de 2025].