Juan IV, Rey de Portugal (1604-1656): El soberano que restauró la independencia portuguesa
Juan IV de Portugal, apodado «El Afortunado», es una figura clave en la historia de Portugal, no solo por ser el primer rey de la Casa de Braganza, sino también por su papel crucial en la restauración de la independencia de su país tras más de seis décadas de dominio español. Nació en Vila Viçosa el 19 de marzo de 1604 y murió en Lisboa el 6 de noviembre de 1656. Su ascenso al trono en 1640 marcó el fin de la Unión Ibérica y la ruptura de Portugal con el imperio español. A través de su liderazgo, tanto en el ámbito militar como en el diplomático, Juan IV logró restablecer el reino y devolver a Portugal su lugar en el escenario europeo.
Orígenes y contexto histórico
La historia de Juan IV comienza en un contexto de crisis y descontento en Portugal. Desde 1581, cuando Felipe II de España adquirió los derechos sucesorios al trono portugués, la relación entre ambos países se fue deteriorando. Durante la Unión Ibérica, que duró hasta 1640, los portugueses se sintieron marginados en la política de la monarquía hispánica. A pesar de los esfuerzos de los monarcas españoles por integrar a Portugal, la nación portuguesa veía cada vez más la centralización del poder en Madrid como una amenaza para su autonomía.
Las tensiones fueron creciendo a lo largo de los años, impulsadas por varios agravios. La falta de representación de Portugal en la corte española, la ocupación de altos cargos por la nobleza castellana y la pérdida de territorios imperiales en Brasil y Asia a manos de los holandeses generaron un sentimiento de frustración en el pueblo portugués. La gota que colmó el vaso fue la imposición de nuevos impuestos para financiar la Guerra de los Treinta Años, medida que fue vista como una nueva forma de explotación.
En este clima de descontento, Juan IV, quien era el octavo duque de la Casa de Braganza, se convirtió en una figura clave para los portugueses. Esta familia era una de las más ricas y poderosas del país, lo que le daba una base sólida para aspirar al trono. Además, su matrimonio con Luisa de Guzmán, hija del duque de Medina Sidonia, le otorgó un respaldo político crucial para su futura proclamación como rey.
Logros y contribuciones
La Revolución de 1640 y la proclamación como rey
La rebelión portuguesa contra la monarquía española comenzó a gestarse en 1637, cuando una serie de revueltas locales en lugares como Évora y el Algarve reflejaron la creciente insatisfacción con el dominio de Felipe IV de España. Aunque la sublevación fue sofocada temporalmente, las tensiones continuaron aumentando. En diciembre de 1640, un grupo de nobles portugueses, bajo el liderazgo de Juan IV, decidieron tomar medidas decisivas para restaurar la independencia de Portugal.
El 1 de diciembre de 1640, en un acto de valentía y determinación, los nobles proclamaron a Juan IV como rey de Portugal. Este día marcó la restauración de la monarquía portuguesa y el fin de la hegemonía española sobre el país. Juan IV asumió el trono con el nombre de Juan IV, y rápidamente se consolidó como el nuevo líder de la nación.
Las batallas por la independencia
Tras la proclamación de Juan IV, España intentó recuperar el territorio portugués. En 1641, el conde de Monterrey, enviado por Felipe IV, invadió Portugal al frente de un ejército, pero este fue derrotado por las fuerzas portuguesas en una serie de enfrentamientos. Esta victoria consolidó la independencia de Portugal y destruyó cualquier esperanza de la monarquía española de recuperar su control sobre el reino.
Además de su habilidad para liderar en el campo de batalla, Juan IV también se destacó en la diplomacia. Durante los primeros años de su reinado, estableció alianzas con potencias europeas que eran enemigas de Felipe IV, lo que fortaleció la posición de Portugal en el continente. Entre sus victorias más notables se encuentra la batalla de Montijo en 1644, donde las fuerzas portuguesas derrotaron a las tropas españolas, lo que les permitió asegurar una mayor autonomía.
Defensa de los territorios coloniales
Una de las primeras preocupaciones del rey Juan IV fue la defensa de los territorios coloniales portugueses, especialmente Brasil, que estaba siendo amenazado por los holandeses. Durante su reinado, las fuerzas portuguesas lograron una serie de victorias decisivas contra la escuadra holandesa, recuperando parte de las tierras que habían sido perdidas. Entre 1649 y 1654, las fuerzas portuguesas infligieron varias derrotas a los holandeses en las costas brasileñas, lo que permitió restaurar la estabilidad en sus colonias.
Reformas internas
Internamente, Juan IV también llevó a cabo una serie de reformas que ayudaron a restaurar la economía de Portugal, que había sido gravemente afectada por las décadas de dominio español. Una de las medidas más significativas fue la subida de impuestos, lo que permitió fortalecer las finanzas del estado. Además, el rey confiscó las propiedades de aquellos que habían colaborado con la monarquía española, lo que también le permitió generar recursos para el país.
A nivel económico, su reinado estuvo marcado por un esfuerzo por revivir la agricultura y la economía en general. Aprobó un impuesto especial sobre el vino y el pan para equilibrar las finanzas nacionales. Estas reformas, aunque impopulares en algunos sectores, fueron cruciales para la recuperación de Portugal.
Momentos clave
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1640: Proclamación de Juan IV como rey de Portugal tras la Revolución de diciembre.
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1641: Derrota del ejército español al mando del conde de Monterrey en suelo portugués.
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1644: Victoria en la batalla de Montijo contra las fuerzas de Felipe IV.
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1649-1654: Victorias contra la escuadra holandesa en las costas brasileñas, recuperando territorios clave.
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1656: Muerte de Juan IV, dejando el trono a su hijo Alfonso VI, quien aún era menor de edad.
Relevancia actual
La figura de Juan IV sigue siendo una de las más importantes en la historia de Portugal. Su reinado marcó el regreso de la soberanía portuguesa tras un largo período de sumisión a la corona española. La independencia lograda durante su mandato permitió a Portugal recuperar su posición como potencia europea y continuar con su expansión colonial.
Además, Juan IV dejó un legado cultural significativo. A pesar de los desafíos de su tiempo, cultivó el arte y la música. Compositor y músico aficionado, dejó varios tratados sobre música, como Defensa de la música contra la errada opinión del obispo Cirulo Franco, Concordancia de la música, y el Tratado de música, que siguen siendo estudios valiosos sobre la música barroca en Portugal.
Al final de su vida, la situación política en Portugal estaba más estable, pero su legado fue también el de un hombre que se sacrificó por su país, vendiendo incluso sus joyas personales para financiar las campañas militares necesarias para garantizar la independencia del reino.
El futuro de Portugal bajo Juan IV
Con su fallecimiento en 1656, su hijo, Alfonso VI, asumió el trono, aunque debido a su juventud, su madre, Luisa de Guzmán, ejerció la regencia. El reinado de Juan IV y la posterior regencia de su esposa consolidaron la independencia de Portugal y sentaron las bases para el futuro del país. Su hija, Catalina de Braganza, también jugó un papel destacado en la historia, ya que contrajo matrimonio con Carlos II de Inglaterra el 21 de mayo de 1662, lo que estrechó los lazos entre Portugal y la corona británica.
El legado de Juan IV perdura hasta hoy, no solo por haber restaurado la independencia de Portugal, sino también por su contribución a la cultura, la diplomacia y las reformas económicas que sentaron las bases para el futuro de la nación.
MCN Biografías, 2025. "Juan IV, Rey de Portugal (1604-1656): El soberano que restauró la independencia portuguesa". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/juan-iv-rey-de-portugal [consulta: 16 de octubre de 2025].