Miguel Iglesias (1830-1909): El militar que firmó el Tratado de Paz de Ancón y gobernó Perú en tiempos difíciles

Miguel Iglesias (1830-1909) es una de las figuras más complejas de la historia peruana. Su vida estuvo marcada por su participación decisiva en la guerra con Chile, su actuación política en tiempos de conflicto y su papel como presidente durante uno de los periodos más difíciles de la nación. Iglesias destacó no solo por su capacidad como líder militar, sino también por su toma de decisiones que afectaron profundamente la historia de Perú. Con un liderazgo controversial, este hacendado y militar dejó una huella que perdura en la memoria histórica del país.

Orígenes y contexto histórico

Miguel Iglesias nació el 11 de junio de 1830 en Cajamarca, hijo de Lorenzo Iglesias Espinach y Rosa Pino. Su ascendencia materna e paterna lo vinculaba con una tradición minera en la región. Su padre, Lorenzo Iglesias, era descendiente de Miguel Espinach, un adinerado minero español que se había asentado en el Perú en tiempos coloniales. Aunque no nació en un entorno estrictamente militar, Iglesias estuvo destinado a una vida pública de servicio.

Desde joven, Iglesias inició estudios universitarios, pero decidió abandonarlos para dedicarse a la agricultura, administrando las tierras heredadas por su familia en Cajamarca. Esta decisión, de alguna manera, marcaría el inicio de su vínculo con las clases propietarias, a las que más tarde representaría. A pesar de no haber sido un militar de carrera, Iglesias demostró una gran capacidad organizativa y de liderazgo que le permitió involucrarse en la defensa de su país en momentos de gran tensión.

Logros y contribuciones

La historia de Miguel Iglesias como militar se forjó principalmente en la guerra con Chile, un conflicto que cambiaría para siempre el destino de Perú. Su primer acto relevante ocurrió en 1866, durante el conflicto con España. Aunque no era militar profesional, Iglesias demostró su lealtad a la causa nacional al financiar y armar un batallón con su propio dinero. Este gesto le permitió obtener el rango de Coronel y participar en el combate del Callao. Esta actuación lo catapultó al ámbito político y militar del país.

Iglesias también destacó por su dedicación a la vida pública. A lo largo de su carrera, desempeñó varios cargos políticos, tales como diputado durante el gobierno de Pezet (1864-1865), alcalde provincial, director de la Beneficencia y Prefecto del departamento de Cajamarca. En 1874, organizó una revolución contra el gobierno de Pardo, aunque la rebelión no tuvo éxito.

Sin embargo, su rol más destacado llegó con la guerra con Chile. Al estallar el conflicto, Iglesias no dudó en organizar un batallón y marchar hacia Lima, donde se unió a la revolución de Piérola. Esta revolución derrocó al gobierno de La Puerta, quien había asumido el mando tras la partida del Presidente Prado a Europa. En diciembre de 1879, Piérola lo nombró Ministro de Guerra, cargo desde el cual Iglesias jugó un papel clave en la defensa de Lima.

En enero de 1881, durante la defensa de la ciudad, Iglesias comandó una división de cinco mil hombres en el flanco derecho, enfrentándose a la avanzada chilena dirigida por Lagos. Aunque la división fue obligada a retroceder, Iglesias mostró una valiente resistencia, hasta que fue capturado junto con sus tropas. Tras la ocupación de Lima por los chilenos, Iglesias participó en las negociaciones para lograr un armisticio.

Momentos clave en la carrera de Miguel Iglesias

Uno de los momentos más importantes en la vida de Iglesias fue el Tratado de Paz de Ancón, firmado el 20 de octubre de 1883. Este acuerdo puso fin a la guerra con Chile y estipulaba la cesión de Tarapacá a Chile, así como la ocupación temporal de Arica y Tarapacá durante diez años. En este contexto, Iglesias, apoyado por las autoridades chilenas, convocó un Congreso que aprobó el tratado y lo designó Presidente Provisorio del Perú en 1884.

A pesar de las críticas que se le hicieron por aceptar las cesiones territoriales, Iglesias defendió la necesidad de poner fin a la guerra para evitar mayores sacrificios para Perú. En este sentido, su política fue vista por algunos como una forma pragmática de asegurar la paz, aunque otros la consideraron una traición.

En su nuevo papel como presidente, Iglesias se autodenominó «Regenerador» y trató de reconstruir el país en medio de una grave crisis económica. Enfrentó la resistencia de las fuerzas de Cáceres, quien se autoproclamaba «el reconstructor» de la nación y disputaba la legitimidad del gobierno de Iglesias. La guerra civil entre ambos líderes marcó los últimos años de su presidencia.

La guerra civil y la caída de Iglesias

Durante la guerra civil que enfrentó a Iglesias y Cáceres, las fuerzas del primero dominaron el norte y la capital, mientras que las del segundo se mantenían firmes en la sierra central y sur. A mediados de 1885, la victoria parecía al alcance de Iglesias, pero una hábil estrategia de Cáceres cambió el curso de la guerra. A finales de noviembre de ese mismo año, las fuerzas caceristas lograron entrar en Lima, poniendo en peligro la posición de Iglesias.

Ante la amenaza inminente, y con su gobierno cada vez más aislado, Iglesias fue obligado a renunciar. El cuerpo diplomático actuó como mediador, y tras un acuerdo, Iglesias dejó el poder, embarcándose en un navío extranjero. Uno de los acuerdos de su salida fue que sus tropas se integraran al ejército nacional con los mismos rangos y salarios.

La caída de Iglesias significó la consolidación de Cáceres como líder político y militar, y se convocaron elecciones que resultaron en la victoria arrolladora de este último. Iglesias se retiró de la vida política, viviendo el resto de sus días en la sombra, alejado de los asuntos nacionales.

Relevancia actual

Miguel Iglesias es una figura histórica que genera controversia en la interpretación de su legado. Para algunos, su firma del Tratado de Paz de Ancón representó una rendición ante el enemigo y la pérdida de territorio nacional, mientras que para otros, su acción fue una decisión prudente que permitió a Perú poner fin a un conflicto devastador.

Su figura sigue siendo objeto de estudio y reflexión, ya que su rol como presidente en tiempos de guerra y su intento de evitar una mayor destrucción del país reflejan la complejidad de la situación política y militar de la época. A pesar de su salida forzada del poder, Iglesias es considerado por algunos como un hombre que, aún sacrificando su futuro político, tuvo la valentía de tomar decisiones difíciles en un contexto de profunda crisis nacional.

Miguel Iglesias falleció el 7 de noviembre de 1909 en Lima, dejando tras de sí una carrera marcada por sus logros militares, su participación en la guerra con Chile, su gestión política y su caída en medio de una guerra civil. Sin duda, su legado sigue siendo un tema de debate en la historia de Perú, un país que, en esos tiempos convulsos, fue testigo de la lucha por la supervivencia y la reconstrucción.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Miguel Iglesias (1830-1909): El militar que firmó el Tratado de Paz de Ancón y gobernó Perú en tiempos difíciles". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/iglesias-miguel [consulta: 18 de octubre de 2025].