Manuel de Guirior y Portal (1708–1788): Virrey del Perú y Reformista de la Administración Colonial

Contexto histórico y social del entorno donde nació Manuel de Guirior y Portal

Manuel de Guirior y Portal nació en Aoiz, Navarra, el 21 de marzo de 1708, en un contexto social y político muy distinto al que se experimentaría en América hacia finales de su vida. La España del siglo XVIII, en la que vio la luz, estaba inmersa en una época de reformas, conflictos internos y una creciente presencia en las colonias americanas. La monarquía de los Borbones, que se consolidó con la llegada al trono de Felipe V en 1700, traía consigo una serie de cambios políticos y económicos destinados a modernizar el país y sus territorios de ultramar. En este escenario, el imperio español se encontraba bajo el dominio de una administración monárquica centralizada, que en buena parte dependía de figuras como Guirior para implementar las políticas de la Corona en sus dominios coloniales.

Navarra, su lugar de nacimiento, formaba parte de los reinos históricos de la Corona de Aragón, una región con una fuerte identidad propia, pero bajo la soberanía de la monarquía española. Aunque Guirior nació en una localidad que no era un centro político de gran renombre, la influencia de la nobleza y la aristocracia navarra en las decisiones políticas y militares del imperio español sería una constante en su vida. En este contexto, los sistemas de patronazgo y la lealtad a la Corona jugaban un papel esencial en la carrera de individuos que, como él, aspiraban a una carrera en el servicio público, particularmente en la administración colonial.

Orígenes familiares, clase social e influencias tempranas

Hijo de Carlos de Guirior Erdozain, señor de Villanueva de Longuida, y María Josefa Portal de Huarte, Manuel de Guirior provenía de una familia noble que gozaba de una posición destacada en la sociedad navarra. Su linaje le otorgó un acceso privilegiado a las instituciones políticas y militares de la época. Su padre, Carlos de Guirior, era una figura influyente en la nobleza local, lo que seguramente facilitó que Manuel recibiera una educación acorde con su estatus social. Además, la familia de su madre, los Portal de Huarte, también gozaba de prestigio, lo que consolidaba aún más la posición de Manuel dentro de los círculos aristocráticos.

Desde temprana edad, el joven Guirior fue consciente de las oportunidades que su familia le brindaba para acceder a una carrera dentro de la administración o la militar. La nobleza, como clase dominante en la España del XVIII, estaba estrechamente vinculada con el servicio al monarca, especialmente en el ámbito militar, la diplomacia y la administración. En este contexto, no es sorprendente que, con apenas trece años, Guirior decidiera comenzar su carrera en las fuerzas armadas. Su futuro en la política y en la administración colonial no estaba determinado únicamente por su destreza en la gestión pública, sino también por su lugar en la estructura social de su tiempo.

Formación académica, intelectual o espiritual

La educación formal de Guirior fue en gran medida influenciada por su posición social. Aunque no se conservan detalles exactos de su formación académica, es posible inferir que recibió una educación adecuada para alguien de su clase, que probablemente incluyó estudios en historia, filosofía y latín, además de formación práctica en las ciencias militares. A lo largo del siglo XVIII, la educación de los jóvenes nobles españoles seguía un patrón similar al de otras grandes casas aristocráticas de Europa. En su caso, sin embargo, su carrera militar y la temprana incursión en la Armada lo separaron de los estudios más tradicionales y lo orientaron hacia la práctica.

Guirior, al ingresar en la carrera naval, se expuso a una serie de influencias tanto en el campo de la ciencia militar como en el conocimiento práctico sobre la navegación y la guerra. Esta formación fue crucial para su carrera, ya que la Armada Española de la época no solo era responsable de la defensa del imperio, sino que también jugaba un papel fundamental en el mantenimiento de las rutas comerciales que sustentaban la riqueza de España y sus colonias.

Primeros intereses o talentos observables

A lo largo de sus primeros años, Manuel de Guirior mostró una clara inclinación por la carrera militar, en particular por la Armada. En 1721, con tan solo 13 años, fue nombrado Caballero de la Orden de San Juan de Jerusalén, un primer reconocimiento a su origen noble y un preludio de su futuro en el servicio al monarca. En 1733, alcanzó el rango de alférez de navío en la Real Armada, lo que le permitió participar en diversas expediciones navales. Durante este período, la Armada Española estaba involucrada en importantes confrontaciones con los piratas y las potencias marítimas rivales, como Gran Bretaña y Francia, por el control de rutas comerciales en el Caribe y América Latina.

El talento militar de Guirior se forjó en este tipo de enfrentamientos, y su participación en varias batallas navales, especialmente contra los bajeles moriscos, le permitió adquirir experiencia en la guerra en el mar. Su ascenso a teniente de navío en 1743 fue un reflejo de su capacidad para liderar y dirigir en contextos bélicos complejos. Más allá de la habilidad táctica, estas experiencias tempranas también le proporcionaron una sólida base administrativa, ya que los oficiales navales debían ser competentes en la gestión de recursos, la logística y la coordinación de operaciones.

Primeras decisiones, acciones o conflictos que marcaron su camino

A medida que avanzaba en su carrera, Guirior se enfrentó a diversos retos que definieron su futuro y consolidaron su reputación. Uno de los primeros hitos importantes en su vida fue su nombramiento como gentilhombre de la cámara del Rey, un cargo que implicaba cercanía con la Corte y que, sin duda, le permitió establecer relaciones cruciales para su futuro político. Fue en esta etapa cuando su habilidad para las relaciones interpersonales y su destreza en la administración de recursos comenzaron a destacar.

En 1771, Guirior fue propuesto como virrey de Nueva Granada, una de las colonias más importantes de la monarquía española en América. Antes de asumir el cargo, tuvo que enfrentarse a varios desafíos, entre ellos, la supervisión de las defensas de Cartagena, la lucha contra el contrabando y la pacificación de las tribus indígenas sublevadas. Durante este tiempo, mostró una gran capacidad para tomar decisiones rápidas y eficaces, como se reflejó en la reducción de los guajiros, una población indígena que había estado resistiéndose a las autoridades coloniales.

Desarrollo de su carrera o actividad central

Manuel de Guirior y Portal asumió el cargo de virrey de Nueva Granada en 1772, después de un proceso de selección y nombramiento que reflejaba la confianza que la Corona española depositaba en su capacidad administrativa y de liderazgo. Su llegada al virreinato, que abarcaba los territorios actuales de Colombia, Panamá, Venezuela y Ecuador, fue el inicio de un periodo decisivo en su carrera, que sería marcado por sus esfuerzos de reforma y modernización, además de la gestión de múltiples crisis.

Uno de los primeros pasos que dio al llegar a Cartagena, sede temporal de su gobierno, fue inspeccionar las defensas de la ciudad, debido a la creciente amenaza de ataques extranjeros. Además, Guirior se enfrentó a las acusaciones de contrabando por parte de funcionarios locales, lo que le obligó a realizar investigaciones y tomar medidas para erradicar estas prácticas ilegales. De hecho, durante su gobierno en Nueva Granada, su principal desafío fue la lucha contra el contrabando, una práctica que, además de dañar la economía, fomentaba la corrupción en los niveles más altos de la administración colonial. A raíz de estos esfuerzos, Guirior impulsó reformas para proteger el comercio legal y fortalecer la recaudación fiscal.

Sin embargo, uno de los mayores logros de Guirior en Nueva Granada fue su exitoso empeño en la pacificación de los guajiros, una etnia indígena que se encontraba en conflicto con las autoridades coloniales. En menos de un año, bajo su mandato, se alcanzó una notable reducción de estos pueblos rebeldes, utilizando tácticas diplomáticas, militares y económicas. Para ello, contó con el apoyo del ingeniero Antonio Arévalo, quien llevó a cabo una serie de medidas que ayudaron a establecer la paz en la región. Además, Guirior ofreció un indulto a los indígenas y promovió la creación de pueblos nuevos donde se les permitiría vivir en condiciones más estables. Este esfuerzo fue considerado un éxito significativo en términos de consolidación del orden colonial en la región.

Al poco tiempo, Guirior abandonó Cartagena y se dirigió a Bogotá en marzo de 1773. Allí, se centró en abordar uno de los problemas más graves que afectaban a la región: la pobreza generalizada. En su informe titulado Causas de que procede la pobreza general del Reino…, Guirior identificó al contrabando como una de las principales causas de esta situación, ya que la venta de productos extranjeros sin control perjudicaba la economía local. Propuso entonces varias reformas fiscales, que incluían la reducción de impuestos a los barcos mercantes españoles y la eliminación de restricciones al comercio por el río Atrato y entre Guayaquil y Panamá. Estas propuestas reflejaban su enfoque pragmático hacia la administración económica y su intento por liberalizar el comercio en beneficio de las economías locales.

Durante su tiempo en Bogotá, también trabajó para mejorar las relaciones con las comunidades indígenas de la región, en particular los motilones, quienes representaban una amenaza constante para la estabilidad de la zona. Guirior promovió negociaciones con la ayuda de misioneros capuchinos, como el padre Fidel de Roda, y logró pacificar a estos grupos mediante un enfoque de diálogo y concesiones. Estos éxitos diplomáticos y militares fueron informados a la Corte en 1774, lo que le permitió ganar el apoyo de la monarquía española.

En términos religiosos, Guirior favoreció la reforma del clero y la consolidación de la autoridad eclesiástica en su virreinato. A través del Concilio Provincial de Santa Fe, en 1774, se realizaron ajustes importantes en las estructuras eclesiásticas, y se amplió el control de la Iglesia sobre las diócesis de Quito y Panamá, que anteriormente dependían de Lima.

Logros y acciones como Virrey

El periodo de Guirior en Nueva Granada se destacó por una serie de reformas culturales y educativas que pusieron en marcha proyectos de gran envergadura. Bajo su liderazgo, se impulsaron iniciativas clave como la reforma universitaria y la creación de una universidad pública. La reforma educativa se enfocó en integrar nuevas ciencias y conocimientos más modernos, disminuyendo el énfasis en los estudios tradicionales. Esta reforma fue el resultado de un esfuerzo conjunto entre el virrey, el gobernador del Arzobispado, y otros funcionarios locales.

Además, Guirior fomentó la creación de la Real Biblioteca Pública de Santa Fe, utilizando fondos provenientes de los jesuitas expulsados. Esta biblioteca se inauguró en 1777 y representó un avance significativo en la difusión del conocimiento en el virreinato. También se crearon los Reales Hospicios para pobres inválidos de ambos sexos, lo que marcó un paso importante en la mejora de las condiciones de vida de los sectores más vulnerables de la sociedad colonial.

Uno de los aspectos que más destacó durante su gobierno fue la modernización de la infraestructura en la capital del virreinato. Guirior mandó levantar un censo detallado de Santa Fe, que reveló un total de 16.233 habitantes y 1.770 casas, lo que permitió tener una visión más precisa de la población y las necesidades del virreinato. Además, llevó a cabo varias obras públicas necesarias para la ciudad, como la construcción de la calzada a Fontibón y la culminación del Puente Grande, mejorando así las comunicaciones dentro de la región.

En términos comerciales, Guirior también implementó reformas significativas. Durante su mandato, se promovió la extracción de harinas de Cartagena y se redujeron los derechos sobre los productos esenciales, lo que favoreció el comercio en la región. La liberalización de algunos aspectos del comercio, como la reducción de los fletes y la eliminación de monopolios, contribuyó al crecimiento económico y al impulso de la industria local.

Relaciones clave: aliados, rivales, mentores

A lo largo de su carrera, Guirior cultivó una serie de relaciones clave que influyeron en su gestión y éxito en la administración colonial. Entre sus aliados más cercanos estuvo el ingeniero Antonio Arévalo, quien desempeñó un papel crucial en la pacificación de los guajiros. Además, los capuchinos, liderados por el padre Fidel de Roda, fueron fundamentales para la pacificación de los motilones. Sin embargo, no todas sus relaciones fueron amigables. Su rivalidad con José Antonio de Areche, el visitador general de la Real Hacienda en el Perú, se convirtió en uno de los aspectos más conflictivos de su mandato.

Areche, al llegar al Perú en 1777, desafió varias de las decisiones de Guirior, especialmente en lo que respecta a la administración fiscal y la recaudación de impuestos. La rivalidad entre ambos alcanzó su punto álgido en 1779, cuando Areche promovió una campaña de desprestigio contra el virrey, lo que contribuyó a su eventual destitución en 1780.

Últimos años de vida, declive o consolidación de su legado

En 1776, la Corona española decidió un cambio significativo en la administración colonial y nombró a Manuel de Guirior virrey del Perú, en sustitución de Pedro de Messía de la Cerda. La llegada de Guirior a Lima en diciembre de 1776 marcó el inicio de un nuevo capítulo en su vida. Sin embargo, el virreinato del Perú presentaba desafíos muy distintos a los de Nueva Granada, en especial debido a la economía debilitada de la región, la situación minera y los conflictos sociales que comenzaban a gestarse entre las clases coloniales y las autoridades. El Perú, especialmente las minas de Potosí y Huancavelica, ya no vivía sus épocas de auge económico, y la declinación de la producción de plata se hacía más evidente.

Una de las primeras decisiones de Guirior fue la reorganización de las finanzas del virreinato, enfocándose en mejorar la gestión de la Hacienda Real. En particular, se promovieron medidas para asegurar el cobro de los impuestos y controlar el contrabando, que afectaba seriamente la economía local. Guirior también tuvo que lidiar con las consecuencias de la creación del virreinato del Río de la Plata en 1776, que significó la pérdida de territorios clave como la villa de Potosí, la región del Collao y la Audiencia de Charcas, que pasaron a formar parte del nuevo virreinato. A pesar de esta pérdida, Guirior logró asegurar que los asientos mineros de Cailloma, Hualgayoc, Huantajaya y Cerro de Pasco proporcionaran recursos a la Hacienda Real.

El final de su mandato, sin embargo, estuvo marcado por una serie de tensiones políticas y sociales. En 1778, Guirior enfrentó una crisis económica y social significativa debido a las políticas fiscales de José Antonio de Areche, un visitador enviado por la Corona para revisar la administración financiera del virreinato. Las reformas de Areche, que incluían la subida de impuestos sobre la minería y el comercio, generaron malestar y provocaron una serie de protestas y motines en diversas regiones del Perú, entre ellas Chumbivilcas, Arequipa, Moquegua y Cuzco.

El suceso más grave ocurrió en marzo de 1780, cuando fue descubierta una conspiración en la ciudad de Cuzco, liderada por el gremio de plateros, en protesta por las políticas fiscales impuestas por Areche. La represión fue severa, y el líder de la conspiración, Lorenzo Farfán de los Godos, junto con el cacique Bernardo Tambohuacso, fueron ejecutados públicamente. La crisis social y económica se intensificó aún más, y la relación entre Guirior y Areche, marcada por una creciente rivalidad, se convirtió en un factor determinante en su destitución.

Impacto en su época y cómo fue percibido en vida

Manuel de Guirior es recordado por su intento de modernizar las estructuras coloniales del Perú y Nueva Granada, pero también por los desafíos que enfrentó durante su administración. A pesar de sus esfuerzos por mejorar las condiciones económicas y sociales, su virreinato se vio marcado por la oposición de sectores poderosos, como los comerciantes y los líderes indígenas, quienes resistieron muchas de sus reformas.

Durante su mandato, Guirior implementó políticas que favorecían el comercio y buscaban modernizar las instituciones coloniales. Sin embargo, sus reformas también trajeron consigo una serie de conflictos que no pudieron ser completamente resueltos en vida. La rivalidad con Areche y las políticas fiscales que implementó este último, además de la presión constante de las clases sociales afectadas por sus decisiones, llevaron a Guirior a enfrentarse a una creciente oposición. Además, el malestar provocado por el aumento de los impuestos y las restricciones a los comerciantes crearon un caldo de cultivo para las revueltas que afectaron su legado en la región.

En vida, Guirior fue reconocido por su dedicación al cargo y sus esfuerzos para administrar los virreinatos en los que sirvió. Sin embargo, las tensiones con la metrópoli y las dificultades para implementar reformas estructurales más profundas limitaron la efectividad de su gobierno en la percepción pública.

Reinterpretaciones históricas posteriores a su muerte

Tras su fallecimiento el 25 de noviembre de 1788, el juicio de residencia realizado en su contra le permitió limpiar su nombre de algunas de las acusaciones de mala gestión, pero su legado quedó marcado por las tensiones políticas y las revueltas que ocurrieron bajo su mandato. A lo largo del tiempo, los historiadores han debatido su figura, destacando tanto sus logros como sus fracasos.

En la historia del virreinato del Perú, Guirior es visto como un reformista que intentó modernizar la administración colonial, pero cuya gestión se vio eclipsada por las dificultades económicas, las disputas internas y la creciente resistencia de los criollos y las clases populares. A pesar de su enfoque progresista, muchos de sus intentos de reforma fueron obstaculizados por la estructura colonial arraigada y la oposición a las políticas fiscales que impuso.

Influencia duradera en generaciones futuras o en su campo

El legado de Guirior, aunque controversial, tuvo un impacto duradero en la administración colonial en América Latina. Su enfoque hacia el comercio y las reformas fiscales, junto con su intento de modernizar la educación y la infraestructura en los virreinatos, dejó una huella en la evolución de las políticas coloniales. Aunque su mandato estuvo marcado por dificultades y fracasos, sus esfuerzos por mejorar las condiciones sociales y económicas no pasaron desapercibidos.

Las reformas que implementó, como la creación de la Real Biblioteca y la reforma universitaria en Santa Fe, fueron pasos hacia la modernización del virreinato. Sin embargo, el final de su mandato marcó el fin de un ciclo de reformas que no lograron consolidarse debido a los obstáculos internos y externos.

Al final, el virrey Manuel de Guirior es recordado no solo por los desafíos que enfrentó, sino también por su dedicación a mejorar las condiciones de vida en sus dominios, un esfuerzo que, aunque imperfecto, contribuyó al cambio en la administración colonial y al desarrollo de las instituciones coloniales de la época.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Manuel de Guirior y Portal (1708–1788): Virrey del Perú y Reformista de la Administración Colonial". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/guirior-y-portal-manuel-de [consulta: 19 de octubre de 2025].